Por Marcos Nebreda
– Papá, ¿y esas personas qué van haciendo ahí?.
– “Mija”, son moscas que se van al tren.
Esta era el diálogo que Rosa, una curiosa niña mexicana mantenía con su padre a diario. Los cientos de emigrantes agazapados en los vagones herrumbrosos deseosos de cruzar la frontera a Estados Unidos se convirtieron en una escena cotidiana del paisaje de Veracruz. Creció con esa imagen marcada a fuego en su retina y décadas después dedica gran parte de su vida a aportar un poco de esperanza al duro viaje de esas personas. Es una patrona, una de tantas mujeres que desde hace quince años se encargan de preparar y lanzar alimentos a los trenes que cada día cruzan el estado de Veracruz.
Su historia de generosidad y sencillez la ha contado la cineasta catalana Nieves Prieto en el documental “El tren de las moscas”. Sin grandes pretensiones se embarcó en un viaje hacia México fascinada por la labor de estas mujeres y su pieza audiovisual ya se ha exhibido en 45 festivales internacionales y ha obtenido 16 premios.
“El que menos tiene es el que más ayuda”, asegura ante la cámara una de las Patronas. Es un máxima que siguen estas heroínas diarias a pies juntillas. Cada día preparan unas 200 raciones de frijoles y arroz y cientos de botellas de agua. Luego se aproximan a las vías del tren esperando la llegada de la máquina. A una velocidad de vértigo los emigrantes extienden sus brazos para arrancar literalmente de las manos de las patronas esas pequeñas píldoras de comida y esperanza en su dura travesía hacia la libertad. Cuesta creer que no salgan heridas al ver las imágenes de este acelerado reparto.
El arduo viaje de estos hombres y mujeres pegados al techo del tren y escondidos entre los vagones de mercancías entraña muchos peligros. En su éxodo hacia el Norte en condiciones inhumanas muchos de ellos pierden la vida al caer del tren o a manos de grupos organizados como las Maras, otros son saqueados por la propia policía corrupta y seis de cada diez mujeres y niñas son violadas. Aún así la desesperación es tal que prefieren perder la vida fuera de su país que en él. El riesgo los acompaña en su periplo y las Patronas han logrado aportar un hilo de esperanza a esta singladura. “Los ven como hermanos, han empatizado con ellos y con su sufrimiento”, cuenta Nieves Prieto, directora del documental.
Norma, una de las protagonistas del film explica también cómo han conseguido derribar prejuicios de los propios autóctonos con respeto a estos emigrantes. Muchos mexicanos creen o creían que cruzan la frontera porque son expulsados y rechazados en su propio país pero la realidad es otra y detrás se esconden verdaderas luchas por la supervivencia. Además estas mujeres también se han enfrentado a las críticas de los habitantes de Veracruz porque “aquí también hay mucha gente que necesita ayuda”, les recriminan.
Las Patronas hacen su labor de forma altruista sacando tiempo de donde pueden, pues todas cuidan de sus humildes casas, sus huertos y sus familias. Los frijoles crecen con abundancia en Guadalupe, también conocida como “La Patrona”, el poblado del Municipio de Amatlán de los Reyes (Veracruz), donde residen. También reciben la ayuda de supermercados de la zona que les proporcionan pan y bolsas de plástico en las que preparan las raciones diarias para los emigrantes.
A lo largo del viaje de estos fugitivos por Centroamérica otros pueblos también les prestan su colaboración y existen albergues a su disposición pero han sido las Patronas, el principal referente en este duro camino hacia la libertad. La tradición ha ido pasando de madres a hijas y ya son varias las generaciones que preparan con esmero las raciones a diario sin faltar nunca a la cita ferroviaria.
El tren de las moscas se ha hecho con pocos medios, cámara al hombro, Nieves y su compañero Fernando López Castillo se han encargado de casi todo el proceso. La intención era usar el trabajo para exhibirlo en escuelas y en ciclos de cine con finalidad didáctica pero su éxito ha ido en aumento y ha dado el salto a otros circuitos recibiendo un gran reconocimiento internacional. Nieves tiene en mente regresar a Veracruz y visitar de nuevo a las Patronas. Su historia, su dedicación incondicional y sus píldoras de esperanza para los que viajan en una travesía con final incierto, atrapan y definen a la perfección la solidaridad humana.
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