El 19 de febrero se representó en el Auditorio Nissan Cartuja (Sevilla), En Su Cabeza Era Espectacular, de la mano de Pantomima Full. Uno de esos trabajos que muchos profesionales de lo escénicos, podrían consultar con más frecuencia, para entender qué tipo de fórmulas son compatibles a la hora de comunicar los mensajes que quieren hacer llegar a sus espectadores.
Limitarse a calificar a cómicos españoles como los de La Vida Moderna (David Broncano, Héctor de Miguel e Ignatius Farray), Eva Soriano, Ángel Martín o Inés Hernand; como profesionales mainstream que abordan temas triviales, dando signos de su falta de compromiso real con nuestra sociedad, ya que ostentan una situación privilegiada con respecto a la inmensa mayoría de los habitamos este país. Mientras tanto, se erigen a profesionales de lo escénico como aquellos que hacen “arte de verdad”, seres dotados de tal talento y formación, que son capaces de ser los catalizadores necesarios para acercarnos a mundos que sólo se darían sobre un escenario, al mismo tiempo que transmiten conceptos “complejísimos”, que sólo están al alcance de los más versados.
Como tantas cosas en nuestro imaginario colectivo, nuestra visión de las mismas son una versión exagerada. La cual es difícil de desmentir a menos que uno mismo se encomiende a estudiarlas a fondo, sin que ello sea una garantía de que haya un sesgo, dado que pocos se aproximarían a tales trabajos a menos de que haya una afición de por medio. Seamos claros, estos cómicos ponen por encima entretener más que deleitarnos con “alta cultura”. No obstante los ejemplos que les he enumerado, tienen la agilidad de saber llamar la atención de un amplio espectro de personas (al menos aquellos comprendidos entre los cuarenta y poco y los veintitantos años), individuos que buscan algo más que desmarcarse del uso excesivo de estereotipos, que asociamos al monologuista que sustenta sus actuaciones a simples referencias a «problemas cotidianos».
Los cómicos antes mencionados, no se conforman con saber reproducir las fórmulas que supuestamente funcionan, todos ellos se han atrevido a ampliar el marco de posibilidades en el que los de su gremio se suelen desenvolver. Tanto es así que si uno los escucha con atención, no quedan dudas de que ellos se esfuerzan por hacer compatibles cosas que, aparentemente, operan bajos distintos paradigmas. He allí que me incline a decir de que esos parámetros de “alta cultura” y “cultura popular”, no sólo fueron arbitrarios cuando en la Modernidad se instauraron; sino que además, en los días que corren han quedado más desacreditados que nunca. Sobre todo, porque ambos son insuficientes para explicar los fenómenos que se están desarrollando en la actualidad.
Defiendo que una de las claves de que hayan ampliado el terreno en el que se mueven los cómicos de este país, es que detrás de sus textos e improvisaciones, hay una ontología del presente, que nos llega de un modo desenfado y extremadamente abstracto. Esto es: Tanto los payasos de lo escénico y los bufones, ejercen sus respectivas disciplinas sin desmentir que el cumplimiento de sus objetivo, necesariamente no pasa por causar risas a sus espectadores. Y aunque parezca un secreto, es un hecho que el peor de los fracasos para los anteriores, es tener a su público distraído e indiferente. Si se producen risas, asco, ternura, miedo, etc…, se habrá conseguido un éxito, sean o no conscientes sus espectadores, y varios de los programadores de este tipo de actuaciones.
No soy el primero en decir que la democratización del uso de las nuevas tecnologías (en especial, a las que están en el campo de las telecomunicaciones), más que hacer a la gente más idiota, han sacado a la luz lo lejos que puede llegar la idiotez humana. A tales extremos, que parece sorprendente que una persona que respetamos por innumerables razones, las encontramos publicando cosas en sus redes sociales, que digamos, serían más propias de un nivel de inteligencia y autoestima muy por debajo de lo concebible. No obstante, como esas y otras prácticas se han hecho muy visibles en numerosos perfiles de redes sociales (por seguir con este mismo ejemplo), se han normalizado aunque no sean pocos que en conversaciones en persona, no nos privemos de reconocer que dichas prácticas carecen de consistencia, a menos claro que nos decantemos por explicaciones que degradarían a la condición humana.
Lo anterior junto a otras tantas cosas que me harían desviarme más de lo que aquí nos convoca, también están presentes en el trabajo de Pantomima Full. Esto es: Rober Bodegas y Alberto Casado ya eran conocidos por su audiencia, gracias a sus respectivas participaciones en proyectos como lo fueron el programada de televisión Sé lo que Hicisteis…, el canal de You Tube Solocomedia, entre otros. En paralelo, el proyecto Pantomima Full se desarrolla sobre todo, a través de los vídeos que se publican cada viernes en los que se muestran a personajes que nos podemos encontrar cada día en la calle, entre nuestros amigos, e incluso, es altamente posible que alguna vez, nosotros mismos hayamos adoptado comportamientos de varios de los mismos.
Estos personajes son planteados con cierta inocencia, lo cual favorece a que no se priven de lo lejos que son capaces de llegar siguiendo sus aficiones, modos de ejercer sus trabajos, de sortear sus crisis existenciales, etc…, Eso sí, aunque éstos se caricaturicen en la manera en cómo son representados, ello no quita que sus modos de ser no se encuentren de una forma literal alrededor nuestro. Causando en nosotros sus espectadores, una mezcla de gracia y cierto rubor, al sentirnos aludidos aunque nunca sea un asunto personal con nadie.
Toda nuestra cultura popular ha estado siendo recogida en sus sketches y demás chascarrillos, no me queda ninguna duda que si uno se toma en serio estudiar el trabajo de Pantomima Full (al igual que el caso de los cómicos antes mencionados), uno reconocería una irónica y ácida manera explicar una realidad plagada de una multitud de contradicciones, donde la vanidad, la envidia, la avaricia, el aparentar…, son parte de los pilares que vergonzosamente sustentan nuestros modo de relacionarnos los unos con los otros, y a veces con nosotros mismos. Ya desde hace muchos siglos en nuestra cultura occidental, hemos reservado al campo de la comedia la tarea de ser puente para mostrarnos nuestras propias inconsistencias. Asumiendo lo anterior ¿Se entenderían a los cómicos como seres impertinentes, más que profesionales?
Los integrantes de Pantomima Full llevan años jugando con estas “fronteras”, y su trabajo En Su Cabeza Era Espectacular, por supuesto que no es una excepción. Dado que aunque apostaron por trasladar su estilo al escenario de un teatro, supieron dar lo que fueron a buscar sus fans. Es decir: una actuación donde como poco, se hiciese lo mismo que caracterizan a sus vídeos, sin que se viese desmerecido el contenido durante la representación de esta pieza. Claro, que la mayoría de los que asistimos como público, ya veníamos predispuestos a que nos gustase lo que sea que nos vayan a representar. Pero Rober Bodegas y Alberto Casado, tuvieron la profesionalidad y respeto al público suficiente, para que más que “traducir” a un escenario lo que se suele ver en sus vídeos de su canal de You Tube, se valieron de sus recursos como cómicos que se han enfrentado a diversos formatos, para sacar adelante una cosa que pudo haber sido una decepción.
No creo que los fans que hayan visto En Su Cabeza Era Espectacular sean ahora “más fans” de estos dos cómicos. Así, la representación de esta pieza se podría dilucidar como una celebración en el que Rober Bodegas y Alberto Casado, ponen en común con sus fans el producto de la comunidad que han creado en torno a lo que es Pantomima Full. No seamos ilusos, este trabajo también puede ser entendido como un movimiento comercial, para sacarle más partido (legítimamente) a su éxito como cómicos mainstream de España. Pero no deja de ser bonito, que se genere un ambiente donde todos entendemos los mismos códigos por ser fans de estos dos creadores de contenido.
Insisto estos personajes no son “freaks”, somos nosotros mismos. Y aunque a veces no parezca que no sabemos hacer las cosas de otra manera, el cómo los integrantes de Pantomima Full los trazan, ilustra que esos comportamientos nos llevan a dinámicas mediocres, pero no tienen por qué ser una cosa determinante para definirnos por completo como seres humanos. Por si queda alguna duda, Rober Bodegas y Alberto Casado, no están haciendo “terapia de grupo” o haciendo promoción de un discurso para “mejorar el mundo”, dado que ello les haría caer en dinámicas similares a de los personajes que ironizan. Sin olvidar, que aunque tal vez hagan un humor con implicaciones políticas, ello no supone que se sientan autorizados para darnos “recetas” que nos ayuden a “esquivar” dichos comportamientos.