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 Por Miguel Fernández

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Colaborar con La Vanguardia, Diagonal, Euronews, AFP, Periodismo Humano y El Mundo, donde obtuvo en 2009 el prestigioso Premio Anna Lindh (dedicado al periodismo en conflicto) por cubrir los bombardeos sobre Gaza en la operación Plomo Fundido, no garantiza un puesto estable en un medio de comunicación español. Tampoco la vida en la posguerra de Irak, el día a día en Afganistán o estar en un bando en la reciente guerra de Libia le ha servido a Alberto Arce para superar los altibajos de una profesión, el periodismo, por la que se ha visto “obligado a emigrar para vivir con dignidad”. Los vaivenes de la vida, y el alto coste del buen periodismo, le han colocado en Guatemala en otro caso más de fuga de calidad.

Este gijonés, nacido en 1976, colabora ahora con el diario guatemalteco Plaza Pública y merodea en la Honduras posgolpista para seguir informando de cerca. En su blog ya avisa de que ese periodismo es el que quiere y así se resalta en trabajos audiovisuales como el premiado documental basado en Creative Commons ‘To Shoot an Elephant’ (2010), ‘Nablús, la ciudad fantasma’, Premio de TV3 a Nuevos Realizadores, y ‘Vida diaria en Kabul’.

Su visión sobre el Líbano, Irak o Palestina ha quedado marcada con pluma o cámara. Junto a Ricardo García Vilanoba realizó el extracto documental ‘Misrata: vencer o morir’, la antesala de su publicación escrita ‘Misrata Calling’ (2012), donde Arce se incrusta con los rebeldes de esta importante ciudad durante la reciente guerra  de Libia.

Como la información que suele dar, denominada gore con ‘To Shoot an Elephant’ en Dubai, se muestra expresivo por email y es capaz de romper el gélido resultado de este canal. Se sitúa en un plano directo y agresivo que parece más del cara a cara. Así, explica sin tapujos la triste realidad de una profesión que peca de sensacionalismo y ahorro laboral.

Como se observa, Arce no es un periodista de redacción. No parece querer una trinchera fija a pesar de sus quejas por emigrar. Rechaza hablar de lo que siente su familia, de los miedos clásicos que se adjudican a los reporteros de guerra. Prefiere mostrar esos lugares por donde las balas no suenan tan evidentes y los boquetes en los edificios nunca se borraron por la corrupción.

Revista Achtung!: Afganistán, Palestina, Irak, Guatemala… ¿Qué destino recuerda especialmente duro para un periodista y por qué?

Alberto Arce: Para mí el único destino especialmente duro han sido los emails sin responder y los meses sin trabajo, esperando que algún hada madrina me tocase con la varita mágica que me sacase del desempleo. Duro es no trabajar. Duro es trabajar como freelance y que tu trabajo no encuentre un hueco y no te permita vivir dignamente. Duro es tener que emigrar para poder vivir con dignidad. Duro es poner cafés 14 horas al día por 700 euros al mes o salir a pescar a las 4 de la mañana o recoger tomates en un invernadero de Almería. Eso es duro.

Mas allá de eso, Guatemala u Honduras, donde estoy ahora, me parecen países más duros para el periodismo que los de la guerra tradicional por un motivo muy sencillo. No hay fuegos artificiales y hay que esforzarse el doble. Además, sin trincheras, uno, muchas veces, no sabe dónde se está situando, y se pierde los matices y la complejidad inherentes a que no haya una línea que marque con claridad donde están los buenos y los malos, las pocas veces que los hay.

La realidad de la violencia centroamericana me parece infinitamente más difícil de contar honestamente que una guerra abierta. Guatemala ha sufrido una guerra civil de 36 años que sigue lastrando el desarrollo del país, (…) el crimen organizado o los altísimos niveles de corrupción, o la violencia descarnada y pandémica que afecta a Guatemala o El Salvador convierten el periodismo en algo complejo. Además, contar que estos países se desangran literalmente luchando contra un narcotráfico que permite que la gente en Europa y Estados Unidos se meta sus dos rayitas es un tanto deprimente, igual que tratar de explicar que hay gente que se caga de hambre para que tú puedas utilizar biocombustibles y encima piensas que es progresista porque no son fósiles. Honduras es lo mismo que Guatemala. Incluso peor aún. No ha habido guerra civil, pero sí un golpe de estado que lo ha complicado todo. Éste es el país más violento del mundo y eso condiciona mucho la capacidad de acceder a las fuentes.

Irak en 2007 y 2010, cuando lo visité, era un lugar inseguro para los extranjeros. Afganistán también. Mis acompañantes locales tenían miedo al secuestro pero eso difícilmente se percibe mas allá de lo que te digan los que te rodean. No hablas idioma, no conoces las ciudades y sientes que hay algo extraño a tu alrededor, pero algo que no sabes definir. Después escuchas historias y relatos que meten miedo. Pero creo que no hay que darles demasiada importancia porque sino todo el relato acaba concentrándose en lo peligroso que es el lugar y la testosterona del periodista. Eso cansa un poco. Y es injusto respecto a quienes de verdad viven allí.

Se juega la vida haciendo su trabajo ¿Siente recompensado el plus de peligrosidad? ¿Le han llegado a amenazar?

Que te amenacen en situaciones de conflicto es como que le pongan una multa a un taxista. Yo hago esto porque quiero. Nadie me ha obligado. Nadie tiene que recompensarme por hacer lo que me gusta, por ser un privilegiado que ve cumplida su vocación de ver mundo y contarlo. David Trueba, en su libro ‘Cuatro Amigos’ comienza diciendo: «La amistad está sobrevalorada, como los estudios universitarios y las pollas largas». Yo le sumo a esa lista de mitos urbanos sobrevalorados el plus de la peligrosidad. Un comercial de calcetines que viaje toda la semana por España visitando mercerías y se coma 2000 kilómetros a la semana corre más riesgo que yo.

Además no soy más que un novato. Hay gente que podría responder muchísimo mejor que yo, que no tengo ni el 10% de experiencia que algunos de los compañeros del metal. Lamentablemente crece alimentada por una determinada escuela de reporterismo que todos hemos mamado desde hace años en la que si no sales en cámara contando lo mal que lo estás pasando, tu trabajo no sirve para nada.

entrevista-periodismo-albertoarce-internacional-revista-achtungHan muerto varios periodistas en los ataques a Baba Amr ¿Qué le parece que en Siria no haya periodistas en las zonas más castigadas?

Rodrigo Abad de Assocaited Press ha salido de Idlib en pleno bombardeo. En Homs había un buen grupo de periodistas de varios países. Javier Espinosa, Mayte Carrasco, Marie Colvin, Mani, Paul Conroy, etc… y antes había estado Mónica Prieto. Y en otras zonas del país, Mikel Ayestaran, Ricardo García Vilanova o Antonio Pampliega. Siempre hay periodistas en donde tiene que haberlos. Siempre. Es más, casi siempre son freelance. Es decir, gente con capacidad de meterse allí por su cuenta, sin el apoyo de nadie más que de su vocación y sus ganas de contarle al mundo lo que pasa.

¿Cómo se puede desfigurar la realidad de lo que sucede allí desde los múltiples puntos que ansían el poder?

Se llama propaganda. En estos momentos, una de las maneras más complicadas de desvirtuar lo que sucede en cualquier sitio es dándole la misma credibilidad a cualquier bloguero jubilado sentado en Talavera de la Reina que a los 20 periodistas que están sobre el terreno.

No sé si recuerda un artículo en Liberation que decía que el 35% del petróleo libio ya estaba acordado para Francia con el CNT ¿Entiende a Rusia y su posición con Tartus en Siria tras perder en acuerdos con el nuevo gobierno libio?

Se llama geoestrategia. Hace muchos años aprendí que la política exterior de los estados gira en torno a la defensa de su interés nacional. Y eso no entiende de principios éticos o políticos, mucho menos de derechos humanos. Cualquier persona que crea que solamente hay ideas detrás de los motivos que llevan a que Estados Unidos o Francia apoyen a los rebeldes libios contra Gadafi o a que Rusia y China le permitan al régimen sirio masacrar a su población, es un ingenuo, o peor aún que un ingenuo, un estúpido. Claro que entiendo a Rusia. Como entiendo a la Francia que bombardea en Bengazi. Pero entenderla no significa que no me dé asco lo que veo.

Ha vivido de cerca Libia, entre balas ¿Qué diferencias ha notado entre en  CNT y los progadafistas? 

No he visto a un gadafista en mi vida. Y los pocos que vi estaban muertos. Poco podían contarme. Yo sólo vi Libia desde el lado de los rebeldes de Misrata, que tampoco eran exactamente los mismos rebeldes que llevaban el CNT en Bengazi. Es así de complicado. No es blanco y negro.

¿La frase ‘siempre cerca’ que usa en su blog está lejos de la forma en la que se hace el periodismo actual? ¿Por qué?

Porque el periodismo de cerca requiere de tiempo. Y el tiempo se compra con dinero. La información cuesta, la información buena es carísima. Y si nadie está dispuesto a pagar por ella, no puede hacerse. Es difícil entender una ciudad en dos días. Se necesitarían 15 para ser un poco más honesto. Pero entonces sólo harías dos reportajes al mes y necesitarían contratar al doble de reporteros. Eso es económicamente ineficiente. Y mandan los reales de vellón y nada más que los reales de vellón. Me gusta hacer periodismo de cerca como me gusta el buen vino. Pero es caro y no siempre está al alcance de tu libreta.

Hoy en día los medios reclaman un periodista todoterreno (graba-locuta-escribe) ¿Qué fallos ve en esa concepción de profesional que usted parece ser?

El fallo que le veo es que no estamos en el renacimiento. Gente que pinte y haga escultura y música bien ha habido pocos en la historia, ¿verdad?. Son excepciones. Pues un periodista que tenga que escribir, filmar, sacar fotos y locutar, tendrá que hacer algo mal por obligación, a menos que sea un genio renacentista. Alguno habrá. Pero pocos. Yo no lo soy, desde luego, aunque haya escrito, filmado, locutado y además, conseguido lavarme los calcetines. El periodista todoterreno es un periodista chapuzas o un currante explotado. O las dos cosas a la vez.

¿La imagen es obligatoria para un periodista que relata algo importante?

Cuando leo un reportaje de Jon lee Anderson en New Yorker me da igual que no haya video o que la foto no me muestre la escena que estoy leyendo. Porque ese tipo escribe bien, muy bien. Un escritor escribe, y punto. Nadie le pide a Vargas Llosa que tome fotos ni que sus libros lleven dibujos. Igual que nadie le exige a Julio Médem que sus películas lleven el guión escrito pegado al DVD. Ahora, cuando tienes la oportunidad de viajar con un fotógrafo y hacer un reportaje a medias es un placer. Así es como se debería trabajar. Así es como cada vez es más difícil trabajar.

¿Qué siente al ver que las noticias más leídas siempre llevan a un famoso y sexo y casi nunca uno de sus peligrosos reportajes?

Pienso que peligroso es a un reportaje lo que sexo y famoso una etiqueta propia de la sociedad de consumo que necesita convertirlo todo en producto para el disfrute. Si un reportaje se lee o se publica sólo porque es peligroso, malo. Sospecho. Los criterios son otros. A mí que haya gente que pierda el tiempo siguiendo la vida de Britney Spears o disfrutando de ver unas tetas o un torso peludo y masculino en la pantalla me trae al pairo. No todo el mundo tiene que interesarse por todo. La brutalidad y el analfabetismo funcional que caracterizan a nuestro entorno de la comunicación son definitivos y están aquí para quedarse. Son como el hambre, la pobreza y la injusticia, parte del juego. Posiciónate y elige. Pero cada vez con más claridad.

¿Distribuir con licencia libre reportajes en profundidad puede ser el presente y futuro del periodismo internacional como sucede con Verkami?

 A. A: Pues sí. Puede ser. Ojalá lo sea. Me gusta mucho el concepto horizontal de micromecenazgo. Creo que es un puñetazo en la cara a un sistema caduco y eso siempre divierte.

Tal y como anda la situación laboral de un periodista podría suceder que un joven periodista dijera: adelante, la vida o el éxito profesional. ¿Qué le diría si quisiese ir para Siria?

Lo mismo que en todas las preguntas, que hay que dejarse ya del rollito de la vida, la peligrosidad y el riesgo. Le diría que se puede venir a Centroamérica o a Perú o a Francia o a Marruecos. Que no hace falta ir a Siria. Pero que si quiere ir a Siria, trataré de conseguirle algún contacto para echarle un cable.

 @MFIjournalist

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