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Por Marcos Nebreda

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Hace casi un año que Carmela Ríos, intrépida y aguerrida periodista, se plantó en la Puerta del Sol de Madrid blackberry en mano. Su gran intuición le dijo que algo importante empezaba a fraguarse en aquel kilómetro O, un movimiento ciudadano contra la resignación y el malestar social. Carmela no dudó en contarlo al minuto a través de Twitter, una red poderosa para difundir esta pequeña revolución. Hoy ha recibido por aquella cobertura un reconocimiento, el Premio Ortega y Gasset de periodismo digital, pero más allá del galardón se queda con el feedback ciudadano. “La gente necesitaba saber. Me decía; gracias por ser nuestros ojos y eso para una periodista es la bomba”. Defensora acérrima de la profesión le augura un futuro construido por la materia prima de siempre, buenos profesionales ayudados de las nuevas herramientas. Mientras y para afrontar esa nueva era, recomienda aprender y ser humildes y opta por dejar paso, aunque sólo sea unas horas al día, a un poco de optimismo entre la vorágine agotadora de las malas noticias.

Revista Achtung!: Tu reciente premio demuestra que se puede hacer periodismo con un móvil en 140 caracteres y hacerlo con calidad. ¿Ha supuesto este reconocimiento una pequeña revolución, un punto de inflexión en este ámbito profesional?

Es difícil saberlo pero creo que ha sido un buen momento para que periodistas y empresas reflexionasen sobre los nuevos soportes. A partir de ahí hay gente que ha empezado a pensar que Twitter era un soporte bueno e insospechadamente rico para hacer periodismo. Empiezo a pensar que las empresas tienen una asignatura pendiente a la hora de definir su estrategia ante las redes sociales y ante Twitter que es una red muy periodística.

En su momento el 15M también supuso una revolución, un despertar. En un contexto social que no ha dejado de empeorar desde entonces con un malestar creciente, los valores de este movimiento lograrán aglutinar una respuesta social a los extremos esfuerzos que el ciudadano se ve obligado a hacer?

De repente los políticos empezaron a sentirse un poco más observados por la opinión pública y lo estamos viendo. Yo pienso que la semilla está plantada en una buena tierra. Ahora la opinión pública sabe que cuenta, que tiene una forma de presión diferente y que no está canalizada hacia organizaciones tradicionales como partidos o sindicatos sino que hay una posibilidad de rebelión o protesta civil que tiene un eco inmediato en la sociedad. Estamos viviendo un tiempo extraordinario no por bueno sino por insólito, por ese maná de malas noticias que nos caen cada día, susceptibles de protesta. Creo que es difícil para la opinión pública reaccionar ante tanta mala noticia. Sin embargo que la gente puede reaccionar y que haya una protesta civil con fuerza como hay en otros países europeos es para España una fantástica noticia.

¿Cómo recuerdas aquellos días y aquella cobertura a pie de calle?

Lo que más me gusta en el mundo es contar lo que pasa, soy periodista de vocación, me pelee con mis padres para hacer periodismo y no sé que hubiera sido si no hubiera sido periodista. Eso por un lado y lo segundo es que aquello era una noticia importante en un contexto de crisis cuando el malestar iba en aumento. Quien organizaba las protestas no eran organizaciones políticas o sindicatos sino jóvenes organizados de forma civil que comenzaron a encontrar apoyo de la opinión pública. Aquella era una noticia muy bonita para cubrir, que tenía un referente de imagen, yo como periodista de televisión tengo sensibilidad por contar historias con la imagen. La experiencia y el premio posterior fueron muy gratificantes.

Convertir Twitter en un medio de comunicación puede convertirse en algo peligroso en un momento donde la profesión está devaluada. ¿Crees que se puede hacer periodismo en 140 caracteres o que eso es otra cosa?

Twitter puede ser un instrumento para un periodista porque puedes recoger fuentes, lanzar titulares, crear complicidad con tus seguidores y puede ser un soporte donde uno puede contar cosas, el 15 M lo ha demostrado. Es una red que tiene una alta capacidad de difusión inmediata y eso, en un país donde no hay un medio con imagen que emita 24 horas y en directo, no tiene precio. Ahora que pretender que todo el periodismo que se haga en el futuro sea por Twitter es inocente y pernicioso para la profesión porque no es para nada verdad. Twitter es un soporte maravilloso que tiene que respetar las mismas reglas de veracidad y de interés de cualquier medio. No olvidemos que la clave de cualquier estrategia es generar contenido nuevo y el contenido nuevo en periodismo lo hacen los buenos periodistas. Esto exige esfuerzo y dedicación para sacar información relevante para el ciudadano. Eso se puede hacer desde Twitter? Sí, pero también por otros medios.

El poder de esta red social es innegable hasta el punto de que en los últimos días algunos profesionales como Gumersindo Lafuente han apuntado a que se fichará periodistas en función de lo bien que la utilicen o del número de seguidores que tengan. ¿Contribuyen estas posiciones a banalizar y desprestigiar el trabajo periodístico?

Un periodista con fundamento y sólido lo es en relación al medio para el que trabaja pero ahora, a través de las redes sociales, tiene la capacidad de generar una marca personal. Si su trabajo es bueno también lo es como marca personal. Cuando alguien acude a la red para ver el perfil de un periodista que se creen, intuyen que cumple una función y que lo hace con seriedad, con rigor, con credibilidad, ése es su valor. Si tú eres un buen periodista en analógico, lo vas a ser en digital. Estoy segura que en el futuro el número de seguidores de un periodista en Twitter indicará la calidad que la capacidad o el reconocimiento que se tiene de un profesional serio. Puede ser un elemento más a la hora de contratar o a la hora de valorar pero no el único. Es importante porque estamos viviendo en la era de las redes.

Al hilo de este tema, el presidente de El País, Juan Luís Cebrián hizo abiertamente hace unos días en unas polémicas declaraciones sobre la muerte del papel y la fuerza de las redes sociales como vertebradoras de opinión. ¿Te parecen atrevidas sus palabras en un momento en el que su propio medio se enfrenta a un terrible ERE?. ¿Compartes de algún modo esa muletilla ceniza de la muerte del periodismo

Yo tengo un hastag que se llama #stopecenizos. Ni el periodismo ha muerto ni va a desaparecer. Evidentemente el modelo de negocio periodístico está mutando, en plena crisis, en un contexto de crisis generalizada. Cuando observas el problema que tiene El País o El Mundo u otros medios de la prensa escrita no puedes mirar esto como un fenómeno español, fuera de nuestras fronteras ocurre lo mismo. La prensa escrita se encuentra ahora mismo ante el reto de saber por dónde tiene que tirar, es decir cómo transforma su modelo de negocio y eso es un debate internacional. Quiero pensar que el papel siempre va a tener su hueco porque hay una gran parte de la opinión pública y de la sociedad española que no está familiarizada con los medios digitales y que no está en las redes. Esa gente se encuentra más cómoda leyendo en papel aunque cada vez serán menos. El modelo ha cambiado y no sabemos cómo debe ser para que sea rentable. Constata una realidad que estamos viviendo en España y en todas partes.

entrevista-carmelarios-revista-achtung-15M¿Qué tendremos que hacer los profesionales para demostrar que seguimos siendo necesarios y para que el oficio sobreviva de forma mínimamente rentable?

Hay muchos mensajes que se pueden lanzar, el primero a los poderes públicos porque una democracia sin medios de comunicación es una democracia coja, incorrecta, imperfecta. Las grandes democracias del mundo lo son porque tienen un contrapoder sustentado en un periodismo muy ágil, vigoroso que también está mutando y se encuentra con sus desafíos. Para quien tiene la inquietud de hacerlo es muy difícil decirle que no lo haga, yo le diría adelante. Este es un momento de plena transformación para los medios, de definición, de crisis pero para los jóvenes es un momento de formarse, de estudiar, de tener un contacto permanente con los nuevos medios y las nuevas tecnologías. Para nosotros es un momento de cura de humildad, de volver a empezar. Yo llevo mucho tiempo trabajando en periodismo, me sé el abc pero mi soporte ha cambiado, necesito reactualizarme porque tengo nuevas herramientas. Este es el momento para hacerlo, no para ser millonario siendo periodista pero sí para formarse porque después de esta crisis se abrirá el cielo y empezaremos a ver las cosas muchísimo más claras. No sabremos cómo serán las empresas entonces ni qué tipo de relación tendrán los periodistas con las herramientas pero que sería un país sin periodistas? Eso no puede ser.

Algunas experiencias de nuevos medios que apuestan por la profundidad, el análisis o la entrevistas de más de 5 preguntas están logrando un hueco más allá de posiciones ideológicas. ¿Crees que esta puede ser una alternativa?

La prensa escrita está llena de periodistas magníficos que nos permite hacer esto. Hay periódicos que están aprovechando muy bien su capital en ese sentido. Por ejemplo en El País veo análisis de urgencia hechos por los periodistas de política o de economía, que tiene gran capacidad para analizar las cosas y que reaccionan inmediatamente ante una nueva ley o cualquier tipo de iniciativa. Eso no va a desaparecer. El lector podrá usar ese tipo de servicios a la carta. Lo vemos con los blogueros donde encontramos personas de referencia para cualquier tema como Jordi Pérez Colomer. Los medios tendrán que articular esos nuevos soportes y formatos para aprovechar el conocimiento de sus periodistas. Los necesitamos, a los de siempre, a los veteranos, a los que tienen conocimientos y capacidad de explicar pero que lo hagan en nuevos formatos y soportes.

Volviendo a Twitter, gestionar una crisis de reputación en la red es una tarea complicada. Tú te viste involucrada en una el pasado año el día que “pusiste” una bomba en el metro de París. ¿Qué recomiendas para salir limpio de una situación así?

En ese caso no apliqué una regla periodística, que es confirmar la información con una segunda fuente, a pesar de que venía firmada por un medio de referencia en Francia como es Le Nouvel Observateur. Si tú eres periodista, la regla básica es confirmar con otra fuente. Si dudas nunca tuitees, y en caso de duda, hacer periodismo. En ese caso, no lo hice, me llevé un gran disgusto y aprendí para siempre. Luego hay que pedir perdón sin ningún tipo de problema. En Twitter donde tienes un retorno tan rápido de gente que te sigue y que incluso te aprecia es muy fácil sentirte más importante de lo que eres. Tú sólo eres un periodista. Yo recomiendo humildad en la vida en general y en las redes más.

Las redes sociales son sobre todo un canal de comunicación y diálogo con los usuarios pero muchas grandes cabeceras las gestionan mal y las usan sólo como altavoces según un reciente estudio. ¿Qué debe cambiar en los medios para ver estas redes como una oportunidad más allá de la promoción?

La estrategia, pensada, reflexionada y profesional en las redes sociales. Rebotar una noticia o un artículo no funciona por muy bueno que sea el contenido. Si quieres estar es para interactuar, compartir con tu seguidor y tu lector. Ante todo hay que formar a gente para establecer ese diálogo y una estrategia concreta. Ahí las empresas deben nadar entre la información y el marketing porque son conceptos que navegan juntos.

En la red de microbblogging ¿cuáles son tus reglas de oro y tus cuentas de referencia?  

Tengo 700 cuentas a las que sigo, muchas de referencia como @MarioTascon, @wicho, @Kurioso, @adelgado, @javiercelaya, y cuentas francesas, porque allí estuve como corresponsal. Yo hago FF a periodistas pero también a espíritus libres que no tienen nada que ver con lo que hago yo pero son gente que lanza ocurrencias, ideas frescas. Mi cuenta es una cuenta periodística. Mis reglas son claras y en Twitter quiero ser una periodista seria con ganas de compartir cosas con la gente que me sigue. Mis reglas son periodismo, periodismo, periodismo, si dudo no tuiteo y si bebo no tuiteo (risas). Esto me lo recomendó una seguidora y eso es una gran verdad. Y sobre todo humildad a toneladas. Yo veo por ejemplo a personas que retuitean elogios, me choca y no lo practico. En las redes todo el mundo practica el ensayo-error. La forma es estar dentro, aprender, mirar, equivocarte hasta dar con tu perfil y ver lo que hay que hacer.

El modelo de prensa que tiene este país y de medios en general, ¿es el que sus ciudadanos merecen? 

No porque esta es una sociedad mucho más madura de lo que los medios y la clase política pretende. Yo pienso que hay una demanda real de información que no está ahora mismo satisfecha. La gente quiere y necesita saber con información buena, correcta, clara y bien presentada. El 15M fue una clara demostración de que existe un estado de opinión susceptible de crearse porque hay información que circule a gran velocidad. Las redes son estupendas en eso y lo bueno es que circule buena información. El titular es que los españoles quieren buena información y no siempre la tienen. Yo creo que este país es muy maduro y da muestras cada día.

En ese sentido el 15M fue muy gratificante y yo me dije; si tengo un móvil puedo contarlo en directo. La gente necesitaba saber, me decía “gracias por ser nuestros ojos” y eso para una periodista es la bomba. Todos los días hay también un caudal de información negativa. Yo me he propuesto reunir a través de Twitter cosas bonitas, que la gente tuiteé cosas bonitas y lo hace a través de un hastag como #stopcenizos u otros. Durante ese tiempo sólo hay emociones, complicidad y feeling. A través de esta red social también he hecho amigos y he conocido a mucha gente.

@marcosnebreda

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