Y ahí estás de nuevo. Te abalanzas sobre mí y mientras nos devoramos siento que este año de verdad todo empieza y acaba aquí. Con los fuegos artificiales en nuestro interior, donde se junta el agua del mar con el viento de nuestros suspiros, el fuego con la arena y mi alma con la tuya (junio, relato Fugaz).
Este es el relato de una colección de cuentos cortos muy refrescante, ideales para comenzar el año -cualquier año- con un poco de pimienta erótica. Durante doce meses, doce voluntarios -al menos casi todos- se ofrecieron para contribuir al bienestar mundial a través de esa gran desconocida que es la erótica. La mayoría de esas personas apenas podían imaginar que llegarían a ser parte de las fantasías de la autora, pero aceptaron el reto y desde entonces no podrán salir de ese rinconcito de su cerebro… y los doce relatos quedarán en los suyos y en el nuestro, los queridos lectores y lectoras, para siempre. La idea es dejarse llevar, leerlos solos o en compañía, en voz alta o en silencio, y sobre todo disfrutarlos, que de eso trata el juego.
En un libro como este, no se puede hacer spoiler. Más que nada, porque se sabe cómo empezó todo, pero cómo termine no depende de la autora sino del lector. Audrey Hawes-Mayayo es escritora de erótica. Según la autora, «cuando dices algo así, automáticamente la gente se hace una imagen en la cabeza. Pero a medida que la conversación sigue y entienden que la erótica va más allá del sexo y del amor, sus miradas se transforman: «Interesante, no sabía que… «
En una de esas conversaciones, un compañero de trabajo le lanzó la propuesta: ¿Por qué no escribes un relato para mí? Ella lo miró y, como no encontró la respuesta, se puso a escribir.
Era enero y hacía frío. Regalo de Reyes, -confiesa Audrey-. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no podía quedarse solo en eso. Se le ocurrió hacer algo parecido a un álbum de vinilo con lo que quería escribir. Un álbum con 12 canciones diferentes que tuvieran su esencia y su estilo.
Así que hizo un llamamiento en redes sociales en busca de voluntarios que le ayudaran a completar el año que acababa de empezar. Cada una de esas personas se prestó a dejarse seducir y ayudarle así a tejer este libro relato a relato, mes a mes.
Y una vez que alguien se ofrecía, la norma era que yo no podía dar marcha atrás. Daba igual que fuese mi mejor amiga, mi pareja, un conocido lejano o simplemente alguien que pasaba por allí.
¿Te atreverías a ofrecerte para algo así?
Al principio, este juego puede parecer complicado cuando resulta que entre esas personas hay gente que proviene de etnias, culturas, países o tendencias sexuales distintas a las tuyas, cada uno con sus propios tabúes que derribar sumados a los de la propia autora.
La autora revela que “el título es engañoso. Ni fueron doce meses ni doce musas. Si entras, quizás descubras a una musa involuntaria, a otra inanimada o a dos personas del mundo real que solo se conocen a través de un relato”. Y alguna otra sorpresa en forma de audio que no va a revelar por ahora.
El resto de los relatos fue revisado por su propia musa antes de ser publicado. Ellos y ellas aportaron su propia visión a cada una de estas historias y las llevaron a otro nivel
(“este fragmento es demasiado fuerte; este otro demasiado suave;
¡Le has puesto el nombre de mi ex!
Este personaje se me parece demasiado… ¿y si alguien me reconoce?
Uf, ¿en serio dejarías que yo te hiciera eso?”
Aquí mi respuesta fue morderme el labio, y la persona en cuestión no volvió a tocar el tema”).
Audrey escuchó a sus musas, dialogó con ellas y el resultado les encantó a todas ellas.
Al lector o lectora podría parecerle que este es un texto breve, pero no es así. Se puede leer en apenas unos minutos, pero lo mejor es saborearlo durante horas. Estemos donde estemos, tomarnos nuestro tiempo y dejar que nos siga. Este libro no termina, pero eso es parte de su esencia. Está pensado para que la imaginación del lector cree sus propios finales y los reinvente, solo así tendrá sentido completo. No es un Cervantes. Ni pretende serlo. Esta historia solo crece con las personas que lo leen. No es lo que es, es lo que nos hace sentir. Porque en realidad no está hecho para leerlo, sino para disfrutarlo, y que cada lector o lectora se sienta libre de elegir cómo hacerlo. Y este tipo de literatura que es Erotízame: 12 meses, 12 musas, desenfadada, aunque profunda, se agradece en los tiempos de corren.
Hola.
-Hola, ¿tu primera vez?
-Sí.
-Pues mira, ahí es donde puedes arrojar el miedo y la vergüenza.
Ahí, al fuego, ahí, lánzalos justo antes de la ropa
(enero, relato #1).
Me encantó el libro, y se nota jajajaj. Un poquito de erótica no le sienta mal a nadie. Jajajaj. Y en dosis mayores…mejor que mejor.