Seleccionar página

El pasado 26 de febrero disfrutamos en el espacio ZM de Sevilla de Estro (no es un recital). Estro (“estímulo, inspiración ardiente del poeta o artista”), pretendía ser una representación multidisciplinar donde se encontrasen poesía, teatro, danza, performance y audiovisual. Y así fue. Lo que el público no sabía o, al menos yo, es que íbamos a comenzar el camino con la melodía de una guitarra eléctrica, íbamos a bailar al ritmo de Nathy Peluso, y a terminar enredados entre hilos de lana. Hagamos un breve recorrido de esta experiencia:

Cuando das el salto. Foto Rafa Núñez Ollero

Cuando das el salto. Foto Rafa Núñez Ollero

 

Bajo una atmósfera intimista, con iluminación suave y ambiente cercano, Javier Noches abrió la función recitando sus Versos Menores, acompañado del sonido de su guitarra. Nos transportó a un lugar de calma y, a veces, también de conflicto con uno mismo. E hizo que quisiéramos “congelar el momento”, quedarnos en ese clima un ratito más.

Llegaron entonces Margarita Regalado y Luis Sosa, con su recital bailado Cuando das el salto. Fue cautivador ver y escuchar a Margarita, que se dirigía a un público atento a sus palabras, con una perfecta dicción. Mientas Luis bailaba, creando figuras y sombras en el espacio, Margarita nos habló del mito de la meritocracia y de la aventura que es “vivir en la cuerda floja”, si es con una persona amada. Nos sorprendió también, haciendo bailar sus manos, al usar la lenga de signos “como forma de representar la poesía y de jugar con el sonido”.

Cuando das el salto. Foto Rafa Núñez Ollero

Cuando das el salto. Foto Rafa Núñez Ollero

 

Con versos más reivindicativos, Jesús Pérez López, nos llevó, en Memorias en el Infierno, a las dehesas, al pueblo, a la lluvia, al olor de las azucenas… y también a Granada. Reclamó justicia y apeló a la memoria, al recordarnos la importancia e influencia de personas como García Caparrós, el trabajador malagueño asesinado el 4 de diciembre de 1977, cuando se manifestaba por la autonomía de Andalucía. Y también estuvo presente Lorca, “¿dónde está nuestro poeta?” se preguntaba, “está en nosotros”. Estoy de acuerdo, Lorca, el poeta, ya está en nosotros.

Un gran espejo apareció en el siguiente número, Metamorf, más teatral y visual. Una original puesta en escena, una historia con la que todas, todos, nos pudimos sentir identificados, pues ¿Quién no ha sentido alguna vez esa “presión en el pecho” y esas “ganas de quemar el mundo”? ¿Quién no se ha sentido perdido cuando ha debido hacer frente a algún tipo de duelo? Lorena Ávila y Gema Abad nos llevaron desde el más puro abatimiento, hasta el aprendizaje y la transformación de nosotros mismos. Nos animaron a soltar, aunque cueste, lo que ya no hace bien, y a reconectar con nosotros, a mirarnos en el espejo y bailar, bailar mucho y con ganas, al ritmo, esta vez de Nathy Peluso, pero también al ritmo que nos apetezca.

Metamorf. Foto Rafa Núñez Ollero

Metamorf. Foto Rafa Núñez Ollero

 

Mezclando ficción y realidad, y haciendo uso también de un sorprendente formato que mezclaba audio, imágenes y voz, Carlota Berzal nos llevó a distintas y grandes ciudades no para mostrarnos su patrimonio, sus parques o edificios, sino para acercarnos a la vida de las personas que tienen la calle como hogar. “La pobreza es un cáncer cuya metástasis se ha extendido por toda la ciudad”, decía uno de los fragmentos de su obra Antonia La Chatarrera. Un llamado a no olvidarnos de estas personas que están tan cerca y que a veces, muchas veces, no vemos.

La última actuación llegó de la mano de Manuela Gilabert que, con Laberíntica, nos mostró, una vez más, una notable interpretación. Se sirvió de un ovillo de lana para envolver a todo el público, interactuando con él, haciéndolo entrar en su laberinto, mientras recitaba su poesía y se movía de manera expresiva bajo la influencia de la danza butoh.

Laberíntica. Foto Rafa Núñez Ollero

Laberíntica. Foto Rafa Núñez Ollero

 

En definitiva, un viaje que durante una hora y media nos hizo reír, reflexionar, angustiarnos, bailar… y olvidarnos un poco de la guerra y las pandemias. Me alegra saber que en Sevilla se dan este tipo de iniciativas artísticas y me alegra poder estar presente.

Comparte este contenido