La ilustradora Ana Penyas, Premio Nacional de Cómic y Mejor Autora Revelación en la 36ª Edición del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, presenta su exposición individual en la Galería Pepita Lumier hasta el quince de junio.
Cuando le dije a mi abuela Maruja que iba a hacer un cómic basado en su vida, me respondió que mejor escribiera una historia de amor. Cuando le dije lo mismo a mi abuela Herminia, se alegró mucho y me dijo “sí, claro, nena”. Así que, grabadora en mano, me fui a ver a mi abuela Maruja para que me explicara,por ejemplo, lo que escondía ese cuadro de flores y el porqué de su obsesión por la cocina.
Después visité a mi abuela Herminia y descubrí la importancia de su abuela Hermenegilda y las causas de ese aire bohemio tan peculiar. Las mujeres de su generación, a quienes no solemos cuidar como ellas nos cuidaron, siempre han sido personajes secundarios de otras vidas: la esposa de, la madre de, o la abuela de. Como Maruja y Herminia. Sus anécdotas, sus ideas y su mundo están aquí, en este libro, un pequeño homenaje que quiere convertirlas en protagonistas.
Estamos todas bien. Ana Penyas
El divulgador y comentarista de cómics Álvaro Pons dice sobre la autora:
Las ilustraciones y cómics de Ana Penyas consiguen escurrirse a través de la delicada barrera que construimos entre la imagen y el recuerdo. La mezcla de ese trazo vitalista y de orgánica sencillez se fusiona con una imagen fotográfica apenas esbozada, casi fantasmal, en un collage que provoca una lectura de pura empatía instantánea.
Se cuela en nuestros recuerdos para formar parte de ellos con naturalidad, compartiendo espacio con la memoria propia para crear un relato de nostalgia reflexiva, creando una complicidad única entre la autora y sus lectores y lectoras.
Da igual la edad o la experiencia: las abuelas de Ana Penyas serán también nuestras yayas; viviremos la transición española, aunque se haya nacido mucho después; pero todo contado desde una nueva perspectiva, crítica e inteligente, que obliga a comprender la historia vivida y no ejercer un simple recuerdo.