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Por Javier Vayá

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Lo primero que se me ocurre tras el visionado de Extraterrestre es aplaudir la valentía de su director, Nacho Vigalondo, al asumir el riesgo de llevar a buen término una película que “engaña” al espectador. Un riesgo tal vez demasiado alto económicamente viendo el discreto resultado en taquilla de la cinta en el momento de su estreno en nuestro país, pero que resulta alentador en todo lo que contiene como afirmación del discurso de su autor.

Un autor, Vigalondo,  cuya claridad ante el tipo de cine que desea realizar puede pillar a más de un espectador con el pie cambiado, sobre todo a aquellos que esperaban ver en Extraterrestre algo así como una versión cañí de Independece Day y se toparon de golpe y porrazo con esta exquisita comedia de salón fantástica que bebe más de Billy Wilder o Eric Rohmmer que de Roland Emmerich o Michael Bay. Hecho que parece haber decepcionado a muchos y alegrado sobremanera a unos pocos entre los que me encuentro.

Extraterrestre es una gran película precisamente por su sencillez, es precisamente en su minimalismo, en su disección de las fútiles tragedias cotidianas en dónde reside la grandeza de una cinta que en tono íntimo nos habla de temas universales; el amor, los celos, la mentira, el egoísmo y la mísera condición humana. Condición que según la película no nos abandonaría ni ante una presunta invasión alienígena.

No se asusten, todos estos grandes temas subyacen con una sutilidad pasmosa bajo el envoltorio de una hilarante comedia en la que todo encaja a la perfección, un guión y un ritmo impecables y unos actores en estado de gracia entre los que cabe resaltar a un soberbio Raúl Cimas, en su primer papel para el cine, que encarna de manera tan entrañable como creíble al personaje de Carlos, quien en un acertado cambio de roles se convierte en el personaje más honesto de la película. Destacar también el trabajo de Julián Villagrán, verdadero Extraterrestre desubicado de esta historia que desemboca sorprendentemente en genial homenaje a Casablanca.

Ignoro por qué sobrevuela sobre la figura de Nacho Vigalondo la esperanza de que llegue su gran y definitiva película. También ignoro si el director tiene entre manos algún proyecto de gran presupuesto o más ambicioso, el caso es que si toda su carrera se limita a hacer pequeñas obras maestras como Los Cronocrímenes o Extraterreste, para mí será más que suficiente. Desde luego mucho más que toda la obra cinematográfica de Roland Emmerich.

Habrá quienes consideren Extraterreste una absurda comedia española para Frikis o un burdo engaño sin sentido. Pero quien esté libre de prejuicios y quiera pasárselo en grande hará bien en recuperar en DVD/Blueray o Internet esta fabulosa e ingeniosa comedia.

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