Por Marcos Nebreda
Hace tres años un grupo de cinéfilos decidieron unirse y usar la cárcel abandonada de A Coruña para exhibir películas en formatos tan nostálgicos como el Súper 8. Casi sin saberlo comenzaron un camino para situar en el mapa la creación audiovisual periférica. Trabajos inéditos, independientes y alternativos que han convertido al Festival de Cine Periférico S8 en una cita imprescindible a nivel internacional. Un cine arriesgado con grandes creadores contemporáneos que atrae miradas vanguardistas hacia la costa atlántica.
La cita, ya de referencia pese a su corta vida, ha conseguido romper con los tópicos y en su tercera edición juntó en tan sólo tres días a figuras de la talla del director Peter Kubelka, máximo exponente del cine-arte junto a estrenos europeos en primicia como la película «La Brecha» de Marcos Nine. En total conforman la muestra 120 largometrajes y cinco estrenos. La celdas que acogieron las primeras exhibiciones se han tornado ahora en amplias salas del recién inaugurado edificio Ágora. El festival ha tenido además un estreno de lujo, la película muda “El hombre de la cámara” de Dziga Vertov a ritmo de la banda sonora compuesta por el sobresaliente músico Michael Nyman y su banda en directo.
Kubelka, ese mito del cine de vanguardia, ha impartido una máster class y además en el festival S8 se puede contemplar una retrospectiva de toda su obra. Una gran ocasión para ver de cerca a uno de los creadores más influyentes de la historia del cine, defensor de los formatos tradicionales sin subtítulos y de un cine análogo al mundo de la cocina que tan bien domina.
En la ambiciosa programación del S8 también tiene un lugar destacado el cine de apropiación y en esta categoría Lewis Klahr, uno de los más reconocidos creadores de la animación contemporánea en EE.UU. , ha estrenado aquí en primicia su obra «The Pettifoger». Klahr ha reconocido que en sus obras trata de “crear una especie de sueño que te permita estar despierto y dormido a la vez”. Trabaja con la apropiación desde el collage y para ello usa, tal como señala, “recortes de revistas, libros o cómics” e incluso la narrativa del cine de Hollywood.
A su lado ha estado Janie Geiser, creadora experimental c0n films repletos de elementos del collage y que carecen de “argumento pero sí tienen sentido”, tal como asegura. La pintura japonesa o el background teatral son dos de sus principales influencias. La apropiación también se convierte en performances a través de la artista Miwa Matreyek que ha ofrecido un espectacular juego de dimensiones en el que se introduce “dentro de sus películas como un personaje más, incluye su cuerpo en un collage inanimado o lo anima a través del ordenador”. Relacionarse así con las películas ha sido “una evolución natural”, asegura la cineasta.
Y para explorar nuevas formas de creación nada mejor que la coprodución gallego-argentina, La Brecha. El S8 ha acogido su estreno europeo, una película visualmente potente que toma el hastío del trabajo diario como punto de partida. Su director, el gallego Marcos Nine asegura que trata de cuestionar “lo que lo que se supone que debemos hacer. El mundo nos obligar a cumplir unos estándares pero no nos estimula a probar nuevas cosas, a abrir nuevas vías”.
Junto a la experimentación también esta cita internacional tiene un toque gamberro dedicado al formato que le da nombre, el S8 y que este festival ha tratado siempre de recuperar y poner en valor. Se trata de La Cuadrilla, el grupo formado por cineastas como Santiago Aguilar, Luís Guridi o Raúl Barbé, allá por el año 1979 cuando se conocieron en la facultad de Ciencias de Información de la Universidad Complutense de Madrid. Sus creaciones era , “narrativa y cinematográficamente un desastre”, asegura Jorge Coira, “no queríamos que nadie las viese”. Incluso llegaron a comprar cintas domésticas, “de vacaciones familiares” o desechos de películas que luego remezclaban. Rodaban cuando tenían dinero, no cuando querían. De esta concepción gamberra nacieron obras posteriores como “Matías juez de línea” o “Atilano presidente”
De la caja negra al cubo blanco
Además de abordar la vanguardia del cine, se ha hablado en el S8 de la relación entre el séptimo arte y la creación cultural. En el Observatorio “De la caja negra al cubo blanco” se han dado cita representantes de festivales de todo el mundo y responsables de museos y centros de cultura españoles con programación audiovisual para explorar nuevas vías de trabajo conjunto. El objetivo, lograr una mayor visibilidad, pluralidad y difusión de una cultura audiovisual poco atendida en España, como son las vertientes más experimentales del cine.
El museo como centro urbano, fábrica de cultura y creación constante es un concepto que se instala a finales de los 70 y en el que tuvo que ver mucho el Centro Pompidou de París o el Moma de Nueva York, verdaderas filmotecas también. Chema González, jefe de actividades culturales del Reina Sofía destacaba que en el museo madrileño intentan que “el cine funcione como una réplica de las exposiciones y así “cuestionar las exposiciones desde el punto de vista audiovisual”. El modelo Pompidou es también en el que se inspira el CCCB de Barcelona con una programación audiovisual estable y un área de investigación en torno al cine experimental. Ángela Martínez, directora del departamento audiovisual del CCCB reflexiona sobre cómo el cambio tecnológico les obliga a replantear actividades y formatos, lo mismo que en La Casa Encendida de Madrid. En ciudades más pequeñas como León museos como el Musac constituyen una referencia en cuanto a cine contemporáneo con una programación pequeña que trata de construir sinergias con otros sectores de la ciudad.
Junto a los centros de arte el S8 ha profundizado en los nuevos modelos de festivales internacionales con sus representantes y programadores. Es el caso del festival Vila do Conde en Portugal que cumple 20 años y del que se hace una pequeña retrospectiva en el S8. Una pequeña cita que ha ido creciendo pero que, según su director Nuno Rodrígues, afronta serios problemas de financiación. En Bélgica, país donde nació el primer festival de cine experimental en los años 50, tiene lugar desde hace diez un festival alternativo, el Courtisane, de pequeño tamaño pero que se ha ido haciendo un hueco. Mientras, al otro lado del Atlántico se encuentra una de las filmotecas más importantes del mundo, la Filmoteca Nacional de México con una programación de calidad desde 1974, 600.000 espectadores en 2011 y un proyecto de ampliación en marcha.
Talleres como el impartido por la cineasta americana Naomi Uman y encuentros con el público completan un menú de cine irresistible para los amantes de la periferia audiovisual, de la creación experimental y de las manifestaciones alternativas del séptimo arte. Cine en estado puro en un festival que ha llegado para quedarse con afán internacional, el S8.
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