Música en la revista Achtung! | Por Marcos Rodríguez Velo
Si tuviésemos que definir a Florence Welch, podríamos decir que se parece a una de esas compañeras de clase un poco raras pero talentosas que todos hemos tenido en el colegio. En el caso de Florence, el talento es su voz. Hace dos años nos sorprendía con Lungs, un disco de esos que van creciendo poco a poco, y que provocó en el público sentimientos de atracción y confusión a partes iguales. Como su nombre sugería, Lungs fue un álbum visceral y que se atrevía a explorar en los límites de lo espiritual y de lo emocional.
No hay duda de que Florence tenía en su poder los instrumentos necesarios para convertirse en una reina del pop alejada de lo convencional: una corona de cabellos rojos como el fuego, un sentido de la moda glamouroso con aires paganos y, lo más importante, esa voz poderosa y arrebatadora que se reveló además variada y adaptable como pudimos apreciar en la tremenda Dog Days Are Over o en Kiss With A Fist.
Tras un primer contacto, Ceremonials suena a todo aquello que a unos llevó a amar y a otros odiar el disco de debut. Se aprecian en todas las canciones múltiples capas de sonido que han sido recubiertas en el estudio de un brillo elegante y pulcro mientras la voz de Florence atraviesa sinuosa y vibrante cada segundo del álbum. Ceremonials es un esfuerzo lúcido y espiritual que agradará a los fans de Lungs, a pesar de que carece, a priori, de un conjunto de grandes singles; da la impresión más bien de que el grupo se ha decidido a navegar en un mundo de sonidos enrevesados con los que envolver la magnífica voz de Florence. Es por ello que, musicalmente, no estamos ante un disco tan variado como Lungs, hecho que se ve compensado con un ritmo impecable y una instrumentación exuberante. El disco está construido desde el principio hasta el final como un peregrinaje musical que nos guía a través de fuertes percusiones y coros que nos dan idea de porqué el título del álbum es el que es. Durante muchos momentos puede llegar a notarse un espíritu salvaje e indómito atravesándolo, está lleno de ritmos naturales y sonidos orgánicos.
La mayor fortaleza de Ceremonials es también causa directa de sus pocas debilidades, muchas de las canciones siguen un patrón similar: un inicio lento que nos lleva hacia una parte media más explosiva, seguida de un lento descenso hacia el límite de duración marcado en torno a los cinco minutos. No quiero decir con esto que a las canciones les falte dinamismo. En Lungs, Florence demostró lo que podía hacer con su voz y ahora usa Ceremonials para probar que tiene además un conocimiento perfecto de lo que está cantando, pone su voz al servicio del contenido. Es un disco etéreo, como da a entender el título, a pesar de forjar sus fortalezas en la repetición de un ritual. Es el sonido de una cantante cuya confianza ha crecido, no ya sólo en su talento, también en su excentricidad. El resultado de ello es una mayor consistencia, contrarrestada, como en la mayoría de segundos discos, por un factor sorpresa mucho menor. Parece como si Florence se hubiese encerrado en sí misma, aún dando la impresión de seguir avanzando. Ceremonials abandona muchos de los caminos que se trazaron en el primer disco y se centra más en perfeccionar un sonido pétreo que, en verdad, conmueve pero que se ha vuelto un poco convencional durante este año 2011. Aún así la totalidad del álbum es, de lejos, más grande que sus partes, y no importa lo ridículo que pueda llegar a parecer en ciertos momentos, esos instantes más flojos serán olvidados y se convertirán poco a poco en sublimes. La clave del éxito de Ceremonials es el fundamental y enérgico compromiso de Florence con su visión, quizás todavía imperfecta, y con sus melodías, siempre impecables.
El segundo álbum de Florence + The Machine es realmente un movimiento en la buena dirección. Escucharlo es una experiencia edificante que trata tanto sobre el escapismo como sobre la magnitud de los sentimientos. Ceremonials contiene a una Florence diferente, una que demuestra que su voz está libre de ataduras, como si fuese una artista madura, fuertemente orientada hacia un estilo etéreo que comulga perfectamente con su voz. Suena apasionada, espiritual, científica, inspirada y excitada, a veces todo ello en la misma canción. Fascinante y ambicioso, Ceremonials se encuentra con una Florence que tiene ganas de experimentar con su creatividad y de decirnos que, aunque acaba de empezar, poco le queda por demostrar.
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