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La carretera que serpentea junto a Sierra Nevada y que cruza las Alpujarras por el norte partiendo desde Válor y Yegen es la más amena y vistosa de esta comarca que perteneció a los moriscos de Al-Andalus y anteriormente a los bereberes, con una arquitectura muy similar al Rif marroquí. De Válor era Abén Humeya, uno de los rebeldes que se alzó contra los cristianos en los últimos años de los descendientes Omeyas en la Península. Antes de la rebelión todavía existían encuentros pacíficos entre moriscos y cristianos (en la historia de El Abencerraje y su hermosa Jarifa, que transmite al lector las generosas relaciones de este moro y Rodrigo de Narváez), aunque los paisajes de la historia de amor entre los dos moriscos no estaban en Granada sino en Antequera, Coín y Narváez, en la provincia de Málaga.

Sendero en Yegen

Sendero en Yegen. Foto: Eva Giménez Cotanda

 

Yegen es descrito desde la contemplación de sus árboles frutales por Gerald Brenan, el hispanista inglés que quedó prendado por este enigmático pueblo y por su gente (allí tuvo descendencia con su sirvienta de quince años, Juliana, y se dice que incluso con otras mujeres) y cuyas descripciones en su novela Al sur de Granada evocan sensaciones muy similares a las detalladas por Pedro Antonio de Alarcón en su libro de viajes por las Alpujarras. Si Brenan describió un paisaje con árboles frutales, olivos y viñas en emparrado, trigo, maíz y judías, Alarcón hablaba de granados en flor, opulentos olivos y naranjos llenos de fruto. Y el verdor del lugar es el rasgo común en ambos.

El topónimo de Alpujarras tiene varios orígenes distintos procedentes del árabe; así lo relata Pedro Antonio de Alarcón porque, según él, historiadores y orientalistas han discrepado en su etimología. Unos enlazan el nombre con la voz árabe abuxarra, que significa “la rencillosa, la pendenciera”, otros atribuyen su origen al término Al-Bord-jela (nombre que tenía una de las fortificaciones levantadas en las serranías de Granada por Suar-El-Kaici y otros rebeldes de la Andalucía oriental y cuya traducción es “Castillo de los aliados”). Otra corriente erudita fue la que se decantaba por la voz árabe Al-bugscharra, que se interpreta como sierra de hierba o de pastos, o la que adoptaba el nombre de Albuxarrat, que es como la llamaban los moros y que, según otros orientalistas, se traduce como Alba Sierra.

En Yegen, el escritor del grupo de Bloomsbory tuvo algunas rencillas con los vecinos del lugar por cómo los caracterizó y apodó en su libro, además de por su maltrecho romance con Juliana. En la primera plaza que nos encontramos al bajar por una de sus calles vemos el cartel-reclamo con los lugares que frecuentaba cuando vivía aquí. El centro de actividades dedicado al escritor (Espacio Brenan) había cesado hace más de una década sus eventos después de varias jornadas literarias y culturales hasta que hace muy poco cobró vida con algunos actos, como la presentación de la reedición del libro Cosas de España, del propio Brenan, y con la inauguración de un nuevo sendero urbano: De Brenan a Lorca.

Calle Gerald Brenan

Calle Gerald Brenan. Foto: Eva Giménez Cotanda

 

Esta inactividad había convertido al pueblo de Yegen en una localidad paralizada y es desde hace unos meses cuando la población reivindica más turismo y más frenesí cultural después de que la casa consistorial de Alpujarra de la Sierra hubiera dejado de lado durante un tiempo el centro dedicado al escritor. Partiendo de Yegen y Mecina Bombarón se bordea la carretera con extraordinarias vistas a sus valles y pueblos blancos de camino hacia Pampaneira y Capileira, al igual que cruza algunos lugares pintorescos como Pitres o la ruta medieval entre Juviles y Nieles, que transita por la alberca de Timar, las minas de mercurio de “La Retama” y la acequia de Lobrasón.  Las jarapas en el zoco del turístico y singular pueblo de Pampaneira, y más arriba en Capileira, se exponen por doquier de coloridos tonos y estampados. En Bubión las actividades formativas en el centro Hilacar y su tradicional telar (C/ Carretera, nº 29) convierten la visita en un viaje colaborativo donde, quien quiera, puede confeccionarse su propia obra de arte, siguiendo la tradición morisca y donde el visitante es el protagonista. En línea con los antiguos telares y unos kilómetros más adelante se encuentra en Lanjarón otro tradicional taller dedicado al telar, cuyo propietario trabaja entre esta localidad y Pampaneira con tejidos tafetán.

Terraza de La Oveja Verde, Pitres

Terraza de La Oveja Verde, Pitres. Foto: Eva Giménez Cotanda

 

Lanjarón fue residencia estival de García Lorca y desde aquí escribió algunos de sus poemas de su Romancero Gitano, inspirado en los gitanos y sus atormentadas relaciones con la guardia civil (El juez, con guardia civil/ por los olivares viene/ Sangre resbalada gime/ muda canción de serpiente). En sus fuentes de agua cristalina repartidas por la población pueden verse grabados en azulejos algunos versos del poeta, entre arquetípicas calles andaluzas con esculturas marianas entre vitrinas de forma recurrente. El Hotel España fue lugar de descanso de Lorca y dentro hay visitas guiadas a las habitaciones que ocupaba la familia y donde puede verse también el piano que tocaba por las noches junto a Manuel de Falla.

Válor

Válor. Foto: Eva Giménez Cotanda

 

Cerca de Lanjarón se sitúa Órgiva, población que conserva numerosas ediciones de El Quijote traducido en varias lenguas. Durante el recorrido por las Alpujarras nos acordamos de los primeros cronistas ingleses que desde el siglo XIX han encontrado en Las Alpujarras su espacio de inspiración como Richard Ford, hispanista que creó una guía de viajes en Cosas de España – El país de lo imprevisto, y casi simultáneamente hizo lo mismo con su libro Manual para viajeros por España y lectores en casa. Recientemente, otros creadores se han inspirado en este paisaje, como Chris Stewart, quien de la música (ex componente del grupo Génesis) se aventuró a escribir tres libros dedicados a Las Alpujarras y uno de ellos lleva el título de un árbol frutal: Entre limones.

Finalmente, el recorrido literario concluye en La Alhambra de Granada, donde aparte de los populares Cuentos de la Alhambra de Washington Irving, existe también una recopilación muy entretenida de relatos de viajeras que visitaron Granada desde Inglaterra y Estados Unidos en el siglo XIX y XX, editado por la Junta de Andalucía en 2007 y titulado Viajeras en la Alhambra, y que puede descargarse y leerse gratuitamente aquí.

Zoco de Pampaneira

Zoco de Pampaneira. Foto: Eva Giménez Cotanda

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