En Hacer Amor (un musical de las Hermanas Gestring) se representan una serie de escenas en las que se desencadenan un sinfín de ideas y fantasías que, de no haber sido trabajadas por profesionales de la talla de Laura Morales y Greta García, probablemente, se hubieran quedado en algo que a uno se le terminaría “atragantando”, por la complejidad que contiene dignificar “travesuras” tan bizarras. He allí de que yo esté convencido de que pocos están al nivel de sofisticación de las Hermanas Gestring, cuando se trata de dignificar escénicamente lo que sea que uno se haya decantado por poner en escena, aunque haya habido veces que se trate de un capricho.
Por ello me fascina cuando los profesionales de los escénico consiguen transportarnos, a nosotros los espectadores, a una dimensión en la que las cosas que tienen en común con lo propio de nuestro cotidiano es mera coincidencia, o quizás que, provienen de una bifurcación que se produjo en tiempos ancestrales. De tal formar que, ese “mundo” que nos muestran a raíz de cómo se desenvuelven en escena, está constituido gracias al desarrollo de sus propias lógicas. Desde luego, que puede resultar “lúdico” descifrar el cómo operan las mismas, pero una pieza hecha a modo de celebración del décimo aniversario de su compañía, no merecía otra cosa que dejarse hacer y sonreír: en ocasiones, era inevitable contener la risa.
Sin embargo, estas profesionales andaluzas tuvieron el acierto y la gran habilidad de tenernos, a nosotros los espectadores, con una tensión en la que no se sabía qué tan lejos fueron ellas capaces de sacarle jugo a sus premisas, o si volvería haber una escena en el que el humor “kitsch” que tanto les caracteriza, se quedaría entre paréntesis. Es decir: en esta pieza hubo escenas en las que mi mente se quedó totalmente en blanco, porque no sabía cómo afrontarlas. O qué decir del momento en la que las Hermanas Gestring interactuaban con ese oso panda gigante, cuyo carácter onírico me dejó embelesado y con ganas de más.
Quienes llevamos un tiempo siguiéndole la pista a las Hermanas Gestring, nos tenían más que contentos con trabajos como Good Girl o Adora a las Hermanas Gestring. Aún así ellas han tenido la madurez y el espíritu aventurero, de querer transcender una fórmula en la que su buena acogida, nos les ha derivado a reproducirla de miles de maneras para conservar a sus seguidores más fieles. Y no es que esta pieza no sea heredera de la línea de trabajo por la que han apostado en tanto Hermanas Gestring, sino que ellas mismas han querido subir el listón.
En las artes escénicas el ser creador lleva consigo representar algo de uno modo tan abstracto que, a uno le permite relacionar cosas que en nuestro cotidiano no serían posibles de imaginar. Pero cuando “juegas” con esto y lu otro hasta desmembrarlo y reunificarlo conformando nuevas articulaciones, pues, uno se encuentra con piezas que ayudan a comprender que el cómo encaramos el mundo en nuestro día a día, muchas veces responde a usos y costumbres, más a que no estén disponibles otras alternativas de estar en el mundo. El caso es que ellas con esta pieza esto lo han llevado a un extremo, lo cual supone que cada vez que representen Hacer Amor (un musical de las Hermanas Gestring) lo que les rodea queda en suspensión. Por eso este tipo de profesionales son los que permiten que los oficios que comparten con tantos otros, avancen exponencialmente. De verdad que no hace falta que uno sea afín o no con la línea de trabajo de estas dos profesionales, porque algo bien hecho y con convicción es un indicio de calidad.