Seleccionar página

La vuelta a los escenarios de Havalina presentando su Muerdesombra (Ernie Records, 2017) demuestra una vez más su constante evolución como banda, su capacidad para navegar con rumbo (el que ellos marcan, nada de navegadores con rutas prefabricadas) por los infinitos abismos de la música conquistando planetas cada vez más lejanos. La intensidad de su sonido en directo avanza como una onda expansiva que todo lo envuelve siendo imposible escapar para luego escupirte en otra dimensión al final del viaje.

Havalina es una banda madura y cohesionada, en constante proceso de crecimiento artístico. Con una amplia trayectoria de 15 años y 9 álbumes a sus espaldas a pesar de la juventud de sus integrantes que todavía están en la treintena. El trío está liderado por Manuel Cabezalí (teclados, guitarra y voz además de ser el compositor), Javier Couceiro (batería) y  Jaime Olmedo (bajo y teclados) desde 2014 después de que Ignacio Celma, el antiguo bajista, abandonase la banda.

Sin teloneros que calienten la sala o la impacienten según el caso, los integrantes del trío madrileño saltan al escenario pasadas las nueve y media de la noche. Pero en esta gira no están solos, les acompaña alguien más, es la enorme medusa mutante que protagoniza la portada de su último trabajo, Muerdesombra. Empiezan a sonar los primeros acordes de Abismoide, la primera de las criaturas que viene a visitarnos esta noche y que presagia el nuevo mundo en el que estamos a punto de sumergirnos.

Necesitamos Más Velocidad para elevarnos, los sintetizadores y un rock más electrónico del que nos tienen acostumbrados nos ayudan a sintonizar para alcanzar Órbitas y poder relajarnos porque estamos alcanzado altura y lo que queda es “sólo gravedad”.

Aprovechando el estado de flotación alcanzado echan la vista atrás para recuperar algunos temas de discos anteriores como Objetos personales de Las hojas secas (Origami Records, 2010), una de las imprescindibles en sus directos y algo más cercanas en el tiempo Un reloj de pulsera con la esfera rota y en especial Dónde de Islas de cemento (Origami Records, 2015) con esos riffs de guitarra tan Cabezalí y esas líneas de bajo tan contundentes.

Regresamos a Muerdesombra bajo el humo que envuelve el escenario recuperamos el espacio con Nacidos de la bruma que nos lleva hasta el clímax de su último trabajo, “Hemos venido a jugar, las piezas encajan a la perfección” y así suenan Alta Tormenta I y II.

Para recuperar el aliento y descargar toda la electricidad de la que se ha cargado el ambiente navegamos al pasado y recuperan otros clásicos, Imperfección del álbum del mismo título del 2009 y Viaje al sol del 2012 contenida en H.

La intensidad y rotundidad de la música de Havalina contrasta con la dulce voz de Manu cuando se dirige al público para agradecer el haber venido, apoyarles pero sobretodo “Gracias por apoyar la música sincera e inquieta”. Así anuncia la última canción que van a tocar y que cierra el disco, Trópico fantasma que cuenta con una de las letras más redondas que haya escrito “Hay una puerta entreabierta, Ojalá supiera qué hay detrás”.

Y así abandonan el escenario aclamados por su público al grito de HAVALINA, HAVALINA…

La banda vuelve a salir al escenario bajo los gritos de aclamación de sus fans y Manu advierte que el setlist está elegido previamente. Arrancan con Norte de H para responder a un público fiel y entregado. Lo que no sabíamos era que se les iba a unir un invitado muy especial, Ignacio Celma antiguo bajista de la banda que hoy les acompañaba a la guitarra y también cantando algunos temas de cuando formaba parte del grupo. En formato cuarteto tocan Sueños de Equimal de Imperfección del 2009, Desierto de Las hojas secas del 2010 y El estruendo de H del 2012. Para el cierre del concierto despliegan toda su vigor guitarrero rockero, casi metal de la intensidad que alcanzan, su potencia es tan brutal que se convierten en tóxicos, son un chute, sus calambrazos te recorren el cuerpo.

La primera vez que escuché a Havalina fue en el Sonorama 2012 tocando el domingo por la mañana desde la Plaza del Trigo como despedida del festival y eso sí que fue un cierre de festival. Tienen un directo tan intenso que si les ves una vez nunca dejas de repetir. El grito de “Escenario Principal” les acompañará siempre donde quiera que toquen porque eso es lo que merecen y así se entregan al público. Ojalá estas palabras sirvan de premonición para el futuro de una banda no apta para el gran público ávido de melodías y estribillos facilones.

Comparte este contenido