#Series en Achtung! | Por Ignacio Prados
Los Estados Unidos tienen una obsesión que está presente en varias de sus series y películas especialmente desde los atentados del 11-S; la seguridad nacional. 24, The Unit o The Shield son algunas de esas series que han tratado el tema y que siempre han dado la imagen de los americanos como salvadores de la patria y 
cualquier extranjero como una amenaza inminente para el país. Pero, ¿y si la amenaza fuera propia?¿Si el peligro procediera de dentro? Eso es lo que plantea Homeland, la serie revelación de la temporada y ganadora del Globo de Oro a Mejor serie dramática.
Inspirada en la serie israelí Hatufim (Secuestrado), Homeland nos cuenta la historia de Carrie Mathison (Claire Danes) una agente de la CIA que en su última misión en Bagdad recibe un chivatazo de que un grupo islamista ha conseguido convertir a un prisionero americano para que organice un atentado en los Estados Unidos. A los pocos meses Nicholas Brody (Damien Lewis), un sargento de los marines declarado como desaparecido en combate hace ocho años, es rescatado de un campamento terrorista en un estado lamentable. 
A partir de ahí, Carrie Mathison emprenderá una investigación enfrentándose a todos para demostrar que Brody, encumbrado a la categoría de héroe nacional y de vuelta en una familia que ya no lo conoce, es un lobo disfrazado de cordero y que es la pieza clave para un atentado en territorio nacional que organiza un esquivo terrorista llamado Abu Nazir. Además de enfrentarse al hecho de que nadie la cree, Carrie debe enfrentarse a una vida personal desordenada y caótica además de su frágil relación con su superior David Estes (Davied Harewood), un veterano trabajador de la Agencia Central de Inteligencia.
En un principio la trama de Homeland avanza despacio, con calma, dosificando los datos para mantener en vilo al espectador hasta que a la mitad de esta primera temporada de trece capítulos todo salta por los aires y lo que pensabas que era cierto deja de serlo y lo que creías improbable empieza a ser lo más factible. Los acontecimientos desde ese punto empiezan a pasar cada vez más rápido y los personajes se ven forzados a tomar decisiones difíciles.
Justamente son los personajes el gran valor de la serie. Son personajes tratados con respeto por los guionistas, con unas personalidades bien definidas y aunque puedas estar más o menos de acuerdo con alguna de sus acciones, es imposible enfadarse con ellos. En Homeland le coges cariño a la esquizofrénica, al acabado, al traidor, a la adúltera, al irresponsable…
Si sumamos todos estos ingredientes a la crítica tan feroz que hace de la política exterior americana de los últimos años, nos encontramos con una serie innovadora, diferente y que ha sorprendido a la crítica, al público y a los premios de televisión lo que le ha asegurado una segunda temporada a Homeland. Una segunda temporada en la que se dará continuación a la trama que quedó en el aire tras el trepidante último capítulo de la primera. Ochenta minutos de pura tensión que dejan con ganas de más, mucho más, porque quizá hay un traidor a la patria, pero un héroe para la humanidad.
