Por Marcos Rodríguez Velo
Pocas bandas logran crear un álbum de debut que genere unas opiniones tan polarizadas como lo fue Happiness, el primer disco de Hurts. Su estética pretendidamente cool e ingeniosa con evidentes referencias al italo disco más oscuro, hizo que muchos pensaran que su pose no era. más que un engaño bien elaborado. Explotando todos los clichés de los años 80 y sonando a una mezcla de Pet Shop Boys y Depeche Mode, la seriedad con la que Theo Hutchcraft y Adam Anderson se tomaban su proyecto descolocó a muchos.
Pero todas las dudas que se pudiesen albergar sobre el dúo, son categóricamente apartadas en Exile, un disco mucho más pomposo y exagerado que Happiness, cuyo sonido parece moderadamente positivo en comparación. Sin embargo, toda la emoción y epicidad contenida en Exile puede convertirse en una escucha que acaba agotando a medio plazo, dejando al oyente hostigado y con ganas de pedir un descanso. El propio Theo Hutchcraft lo expresó de este modo en una reciente entrevista: “Cogimos todos los sonidos de primer disco y luego intentamos llevarlo un paso más allá”.
Una vez que se empieza a escuchar el disco podemos empezar a apreciar sus cosas positivas, porque Exile tiene sus buenos momentos. Empieza con la homónima Exile y sus reverberantes guitarras que recuerdan a Muse, algo parecido al sonido de The Road, que da al normalmente melancólico dúo un espíritu más firme y rockero, poniéndonos sobre la pista de una posible progresión en su sonido. En Sandman se atreven a experimentar fugazmente con el hip-hop sobre la base de un adictivo silbido que suena amenazadoramente sugestivo. The Crow y Help son posiblemente los puntos álgidos de Exile. La primera es una oscura balada con ecos del Wicked Game de Chris Isaak mientras la segunda está construída en torno a una suave introducción de piano que se convierte en un homenaje a todo lo que Hurts son capaces de hacer mejor: drama, entusiasmo y emoción. Por su parte, Only You y Somebody To Die For son reminiscencias claras de hits anteriores como Wonderful Life.
Se puede decir que Exile tiene los suficientes puntos positivos como para evitar el temido ‘síndrome del segundo disco’. Ahora la presión para Hurts está en que la fama de la que disfrutan a lo largo de la Europa continental se traslade a su Reino Unido natal, donde su debut tuvo un éxito mucho más moderado. ¿Podrán conseguirlo llevando su sonido “un paso más allá”?
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