La artista limeña María María Acha-Kutscher presenta Indignadas dentro del Barcelona Gallery Weekend. La exposición organizada por ADN Galería, presenta una serie comprometida políticamente con el feminismo, la emancipación y la igualdad, podrá visitarse hasta el 20 de noviembre.

Cuando en 1791 la revolucionaria francesa Olympe de Gouges llamaba a la acción de las mujeres no sabía aún que su destino sería acabar en la guillotina. De hecho, en su Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana incluye la guillotina como referencia para exigir que nosotras también pudiéramos ocupar un espacio de exposición pública. Este discurso, en que de Gouges se dirigía estrictamente a la mujer –Mujer, despierta, el llamamiento de la razón se hace oír en todo el universo; reconoce tus derechos.–, la llevó a ser víctima de lo que Celia Amorós denomina alianzas ruinosas, algo que las feministas han experimentado a lo largo de toda la historia. Defendemos las causas que suponen avances sociales para todos y para nosotras, pero cuando se trata de reivindicar lo que propiamente afecta a las mujeres, nuestras exigencias pasan a un segundo plano, a una cosa que se puede resolver más tarde. Precisamente por esto el ejercicio continuo que hace María María Acha-Kutscher desde 2012 de búsqueda, representación y visibilización de las mujeres en distintas manifestaciones es toda una declaración de intenciones. La artista ha creado cientos de dibujos que ilustran la fuerza que el feminismo ha cobrado durante la última década a nivel global. El hecho mismo de convertir en protagonistas a esas personas anónimas que han llenado las calles en protestas como las del 15-M, OccupyWall Street, Black Lives Matter o en colectivos feministas como Femen, SlutWalk (Marcha de las Putas), #MeToo o Ni Una Menos, se enmarca en las acciones feministas que muestran la fuerza del activismo en todo el mundo.

 

La obra de María María Acha-Kutscher dibuja un circuito de ida y vuelta entre la experiencia colectiva de la lucha feminista y la experiencia individual de la artista: si en un primer momento Acha-Kutscher parte de fotografías que encontramos en los medios para elaborar digitalmente los retratos, la obra vuelve de nuevo a la calle en la segunda parte del trabajo cuando se imprime en grandes lonas y se exhibe públicamente, al mismo tiempo que circulan bajo licencia creativa por las redes sociales y las propias activistas utilizan las imágenes como herramienta de comunicación, en sus manifestaciones y campañas.

 

Indignadas es una exposición que pone sobre la mesa la importancia que las feministas tienen en los grandes cambios sociales de nuestro siglo, cambios que van más allá de los estrictamente vinculados a su agenda puesto que el feminismo sabe bien que cualquier avance en derechos humanos será beneficioso para la ciudadanía pero será decisivo para las mujeres. Así, la importancia de mantener una perspectiva feminista en el análisis de nuestra realidad es fundamental para construir otros relatos vivenciales que sí tengan en cuenta las particularidades de todos y todas. En mi opinión, Acha-Kutscher está recordándonos también a cada uno/a nuestra responsabilidad en esto, en reconocer, en reivindicar, en relatar desde el feminismo, desde la democracia. Toda la historia de la lucha de las mujeres por su autodeterminación ha quedado sepultada bajo el silencio una y otra vez, señalaba Adrienne Rich cuando analizaba cómo la literatura feminista también se topa una y otra vez con un silencio histórico que presenta a cada escritora como una excepción, como si no hubiera habido otras anteriores, otras coetáneas y otras influencias previas. Esta denuncia que Rich hace de la orfandad de tradición propia como procedimiento patriarcal para desactivar las creaciones de las mujeres es justamente lo que aquí se traslada a lo visual. Para ello la exposición incluye diez retratos de feministas en distintas marchas, otras seis de medio cuerpo con proclamas escritas en sus cuerpos, y dos más grandes de protestas de Femen y SlutWalk en París.

 

Es especialmente curioso el uso de la palabra que aparece en las obras pues esto entronca con una de las cuestiones centrales del debate feminista de los últimos años: cómo transformar algo tan poderoso como es el lenguaje para resignificar todo lo que se ha quedado fuera de él. Al igual que la escritora Marta Sanz reivindica el uso del lenguaje desde el feminismo como arma cargada de futuro, las imágenes de Acha-Kutscher se presentan como visibilización de lo que se olvida fácilmente, del relato histórico que nos sigue excluyendo a medida que se escribe. Fuck your morals, Mujer no te rindas, Que sea ley, Yo te creo o No es abuso, es violación forman parte de este uso de las palabras inscritas en los cuerpos de las mujeres como un mantra para que no se olvide que, a veces, gritar no es suficiente.

 

Si ya Hegel apuntaba a que los conceptos van desplegando su significado a través de la historia, la resignificación conceptual de las palabras es ahora unas de las puntas de lanza del feminismo, pese a las trabas de academias que se resisten a cambiar amparadas en siglos de patriarcado. Hemos visto cómo las instituciones impregnadas de sexismo han justificado violaciones, han rechazado términos como sororidad y han desprestigiado a las víctimas, convirtiéndose así en estandartes del privilegio. Las feministas por su parte han tomado el lenguaje para darle un nuevo sentido de lucha, para responder a la agresión, contestando en las calles con sus gritos, con sus cuerpos, con su voz y con sus imágenes. La justicia patriarcal, la violencia policial o el sexismo estructural de la disciplina de la historia del arte son respondidos desde el feminismo de múltiples formas, y en esta exposición vemos cómo la cultura es fundamental en ese cambio.

En Indignadas encontramos también esos trasvases creativos que a veces vienen del activismo y otras veces del arte y viceversa. El sentido mismo de la performance como parte del activismo se puede observar, por ejemplo, en la potente imagen de una mujer de Femen detenida por un policía, que aparece aquí como símbolo claro del patriarcado aplastando las reivindicaciones de las mujeres.

 

Indignadas, en definitiva, forma parte de la genealogía feminista que en 2018 dio su salto a lo internacional mostrando su fuerza globalmente. De un lado a otro del planeta las voces contra las violencias machistas son múltiples y no van a ser silenciadas pese a los intentos reaccionarios. Nos quedan, como vemos aquí, nuestros cuerpos, las palabras, nuestros gritos y las imágenes. Nos quieren calladas, nos encontrarán de frente.