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Se estrenó en el Castillo de Alcalá (Alcalá de Guadaira, Sevilla), Entre mujeres, de la mano de Cía. Javier Barón. Uno de esos trabajos que te hacen debatirte entre si  se está haciendo una promoción de la biografía de una persona en juego, o bien un homenaje a una carrera entera (en el caso de que a la persona que se homenajea se esté por retirar, o haya fallecido recientemente). Y les voy a explicar cómo Entre mujeres articula ambas posibilidades… Todo ello formó parte de la programación, de la presente edición del Festival de Itálica.

Javier nos invitó a visitar escenas y ambientes, que fueron representativos de su infancia, su juventud o el cómo ha sido su proceso de consolidación como bailaor profesional de alto reconocimiento, dentro y fuera de su natal Alcalá de Guadaira. He allí que fuese imprescindible que el estreno de esta pieza fuese en este municipio siendo arropado por familiares, amigos y vecinos, que de algún modo u otro, han tenido un contacto con alguna de las mujeres a las que se le hace este sentido homenaje. A donde quiero llegar, es que el público estuvo de principio a fin predispuesto a sumarse a las emociones que se transmitía desde el escenario, e incluso a sentirse como parte de la vida de Javier Barón.

Desde luego este bailaor se prestó a ello, y lo promovió disponiendo un espacio escénico y ambiente que se daba a la celebración de haberse encontrado con estas mujeres; como también, de una solemnidad de la cual se puede extraer que se ampliaba el tiempo de velar a las mismas que tanto le marcaron, pero que no han podido estar presentes los pasados 10 y 11 de julio.

Foto: Lolo Vasco

Foto: Lolo Vasco

 

Por tanto, les estoy hablando de una espectáculo emotivo, tierno que incluso bordeo lo naif en algunos instantes. Pero sin recurrir a lo lacrimógeno ni lo cursi, pues, la riqueza de los que componían el elenco de Entre mujeres  avalaba a esta pieza como un trabajo de madurez, y que no hubiese dado lugar hacerlo en otro momento de la vida de Javier Barón. He allí que este intérprete y creador, compartiese su alegría de haber vivido lo que ha vivido, y ha demostrado que nunca es tarde ni temprano, para celebrarlo.

Entre mujeres se nos presentó de un modo universal (de tal manera que incluso el público menos avezado en el flamenco o en la trayectoria de Javier Barón lo podía entender, y ello es lo que me ha hecho sentir bienvenido por más que este sea un lenguaje que me resulta de lo más ajeno). Por eso agradezco que este montaje haya sido hecho tal y cómo ha sido representado, de lo contrario personas como yo nos hubiésemos sentido como fuera de lugar, como si nos hubiésemos colado en una fiesta que se daba en la sala de la casa de Javier Barón, y al haber tantos invitados, todavía no nos han descubierto…

El montaje estaba tan bien hecho, que la cosa fluía por sí sola, parecía que el espectáculo no estaba dividido por bloques claramente delimitados. Si es que hasta en la escena en la que se “retomaban” canciones y demás juegos de su infancia, ello podía perfectamente pasar cualquier día de este año en su casa, en medio de una celebración con sus allegados. Claro que varias de las personas que integramos el público se nos trasladó a nuestras respectivas infancias, pero de ninguna manera las quiso copiar, sino revalorizar ¡Fantástico!

Foto: Lolo Vasco

Foto: Lolo Vasco

 

O qué decir en cómo se nos condujo a sus años de juventud donde la idealización por las mujeres que le rodeaban (las musas, sus primeros amores, por decir un par de ejemplos), le recordaban que estar vivo tiene un precio muy alto, pero que compensa siempre vivir lo que sea que se ha vivido: da igual si hubo desamores, o amores imposibles, el caso es que ello le demostró que como el ser humano es capaz de amar y entregarse entero, como una consecuencia de una profunda comunión con esta y aquella mujer, aunque puede que no se haya disfrutado tanto tiempo juntos.

Estas y más cosas se nos introdujeron con las preciosísimas intervenciones de la bailarina de danza contemporánea, Rocío Barriga. Esto es: esta intérprete sevillana se nos es presentada en un primer momento, como una joven que baila en una pista de un bar, a la cual uno no se atrevería acercarse, pero costaría apartarle vista. O dicho de otra manera, sería difícil no enamorarse en años mozos de una mujer que irrumpe en escena de semejante forma. Pero ello no era sólo una cosa de “idealizaciones adolescentes” (y a veces no tan adolescentes), sino de esas que te dejan huella  mientras te ensañan a diferenciar qué es apego, qué es deseo, qué es afecto, entre otras cosas que hasta el día del final de nuestras vidas, nos costará descifrar con precisión. El caso es que Rocío Barriga hizo una interpretación totalmente acorde a lo que la pieza precisaba, y no es que ella no tuviese más recursos, sino que el peso que adquirió en la dramaturgia de Entre mujeres, permitía que esta obra ganara en consistencia y profundidad.

Piensese que ella salía a escena como la personificación de una mujer que ha ganado tal peso en la vida de Javier Barón, que aunque no se hay citado su nombre, se hizo tan indispensable en la obra como cualquiera de la otras mujeres homenajeadas. Entonces el papel que desempeñó Rocío Barriga, se podía permitir ser personificado o rondar como un fantasma, que aunque no asuste, siempre ocupará un espacio en el corazón y la memoria de, mismo. Así esta bailarina, reproducía movimientos simples planteando repeticiones que no se formulaban de la misma manera (más no se llegaba a un bucle, como mucho, se apostó por seguir el esquema de una espiral ascendente).

Foto: Lolo Vasco

Foto: Lolo Vasco

 

En otras “apariciones” de Rocío Barriga, habría más interacción con Javier Barón quien al tener el reflejo de aquella mujer, pues se retrotraía a aquellos días: daba igual si en esos momentos el bailaor tuviera tal o cual edad, daba igual si se estaba refiriendo  a una mujer diferente a la que ya había representado la misma en otras escenas. Lo que me lleva decir que el papel de Rocío Barriga estaba dispuesto para que viéramos cómo Javier Barón fue creciendo para convertirse en el hombre íntegro y jovial, que es hoy en día.

Desde luego podría alargarme más en comentarles más cosas sobre la interpretación de Rocío Barriga, pero ella no era la protagonista…,  la vida de Javier Barón continuaba, con viajes y actuaciones en distintos puntos de España y el mundo. Esto es: se nos perfiló un profesional que ha estado viviendo su condición humana a través de su vocación, persona que ha tenido la enorme suerte de dedicarse a lo que mejor saber a hacer, y además regalarnos tan emotivos momentos que de una forma u otra no paraba de hacer alusión, por más que no nos citara fechas y demás cosas por el estilo. Lo digo porque el rostro de Javier Barón no paraba de evolucionar de una emoción otra, de un recuerdo a otro.

Lo valioso de esta pieza es que se expresara el sentimiento y los pensamientos, que le llevaban a este bailaor hacer lo que hizo tal y como lo hizo. Es un hecho que no todos en vida tenemos la oportunidad de montar semejantes fiestas en homenaje a las personas que nos han marcado; sin embargo, él supo  no convertirlo en un acto privado, para que todos nos podamos sentir acogidos a la hora de recordar a las mujeres que han estado y estarán en nuestras vidas.

Por si queda una duda, Entre mujeres no trata de menospreciar el peso que han tenido otras personas de la vida de Javier Barón, más bien considero que si no se hace una cosa como esta, no hay manera de subrayar los cuidados que le han dado, el cariño que le han dado, la incondicionalidad que le han dado, entre otras tantas cosas. Ha sido un trabajo que ha sobrepasado mis expectativas, y da gusto de vez en cuando que se aborden este tipo de temas de una forma tan tierna, sin que haya descuidos a la hora de elaborar un discurso profundo y bien meditado.

Foto: Lolo Vasco

Foto: Lolo Vasco

 

 

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