Seleccionar página

revista AchtungPor Violeta Rodríguez | Fotografía José Cabalar

Este asturiano transmite la tranquilidad del que no le debe nada a nadie. Lo pasó mal, lo confiesa, pero está orgulloso de haber sido cesado en su cargo de subdirector general de Coordinación y Promoción de la Libertad Religiosa del Ministerio de Justicia por actuar según sus principios. No le gusta el pañuelo islámico pero sí que cada uno actúe con libertad. Lamenta que en España exista todavía xenofobia pero cree que es posible la convivencia. Está desencantado de la clase política y apoya al movimiento 15M aunque califica algunas de sus propuestas de demagógicas.

La comunidad musulmana lo echará de menos en sus relaciones con el Ministerio. Usted asesoró a una familia en Pozuelo de Alarcón, en Madrid, y lo cesaron. Volvió a Coruña y se encontró con un caso nuevo que vivió más de cerca. Sí, con la familia de Redouane Hakim fue distinto. En el caso de Pozuelo no conocía el asunto de primera mano y me dejé guiar por cuestiones meramente jurídicas que, por cierto, comparten la mayoría de los expertos. Redacté un informe y no hice más. En Arteixo me acerqué y hablé con la niña directamente; me encontré con una pequeña de doce años con apellido extranjero y un acento gallego muy marcado que era perfectamente consciente del conflicto. Lo primero que me dijo fue que estaba cansada de que los periodistas siempre le preguntaran si su padre la obliga a llevar el hiyab, a lo que respondía una y otra vez que no. Al conocer al progenitor, lo que percibí fue que la niña usa un pañuelo en la cabeza porque le da la gana y que no era justo que le prohibieran acudir a clase tal y como ella deseaba según sus creencias y costumbres. Que quede claro que no me parece bien el velo y que no me gustaría que mi hija lo llevara, pero defiendo que las personas hagan lo que les dé la gana. Eso sí, si alguien la obligara sería un delito, pero éste no era el caso.

Entonces, ¿por qué el director del colegio público al que asistía la expulsó? Porque existen cabezonerías y fobias, porque se nos llena la boca hablando de derechos fundamentales pero si éstos tuvieran voz…Otra cosa es el burka, que es una animalada porque no deja que la mujer se relacione con los demás. Pero, en todos los casos, lo que hay que evitar es la doble humillación para las que podrían vestirlo en España.

¿Lo que sucedió en Madrid y en Arteixo fue por xenofobia? Dígamelo usted. Piense en cómo actuó el director del centro de la localidad coruñesa, echando a la hija de Redouane Hakim del colegio el último día de clase. Eso es humillar a una menor de edad por ejercer su derecho a la libertad religiosa. Si se quiere prohibir que las alumnas acudan con pañuelo islámico a las aulas, que se haga como en Francia y se cambie la norma.

En Francia ha habido problemas en este sentido, también en el Reino Unido. ¿Es una utopía la convivencia entre diferentes culturas? En Francia aplican una política de asimilacionismo que busca que los inmigrantes se adapten y asuman la cultura del país en el que viven. No creo que sea la respuesta. Por el contrario, en el Reino Unido la palabra es multiculturalismo porque consideraron que la clave era que cada uno haga lo que crea oportuno, pero, al final, se han formado guetos. En España el modelo, al menos cuando yo formaba parte del Ministerio de Justicia, es el de convivencia en el pluralismo; es vivir con el otro, ser ciudadanos y compartir derechos y deberes. Es posible pero cuesta mucho trabajo porque pasa principalmente por la educación en derechos fundamentales para darnos cuenta de que la diferencia es enriquecedora. Los límites son para todos y están, entre otras, en la Ley de Libertad Religiosa.

¿Arteixo es el modelo? Sí. Lo sé porque conozco a la comunidad musulmana allí. Son personas que buscan y desean relacionarse con los autóctonos.

¿Ese deseo es recíproco? No de todos.

Volvemos a la educación, paradójicos ejemplos en estos dos colegios. ¡Y pensar que la alumna arteixana tenía excelentes calificaciones en la asignatura Educación para la Ciudadanía! Si la dejan estudiar en centros públicos con niños de diferente condición, ella tendrá más instrumentos mañana para decidir sobre sí misma en torno al uso del hiyab.

¿Es optimista? Sí, hay que luchar por lo que uno cree aunque pierda. Me recuerda al 15M. Una parte de lo que plantean es demagogia y la otra no. Es imprescindible depurar las consignas y exhibirlas con claridad. Tienen razón al asegurar que la democracia está secuestrada por los partidos políticos y yo me siento identificado con ese descontento hacia los que ejercen la política. Soñaría con que el 15M se uniera para reclamar un cambio en la estructura electoral porque los partidos no deberían ser instrumentos del aparato sino de la democracia, lo que permitiría la entrada de los ciudadanos anómimos, sin padrinos. El camino es contar con elecciones internas en las que voten todos los afiliados; ¡ah! y
el día de las elecciones los ciudadanos deberían también poder decidir.

Quiere decir listas abiertas. Sí, pero no lo quieren los partidos. Propóngalo usted en el PP. No lo aceptan porque prefieren gente leal y ése es el problema. Tenemos una democracia, sí, pero no es algo ya conseguido para toda la vida.

Para que no se diluya el movimiento surge el Foro de Reflexión 15M en la Universidade da Coruña, del que usted forma parte. No sé si les ayudaremos pero es nuestra forma también de renovar la universidad aportando una visión transversal.

Hubo tensiones en Madrid entre los indignados y personas que asistieron a la Jornada Mundial de la Juventud Católica a cuenta, entre otras cosas, del grado de implicación del Estado en la organización de esta visita del Papa Benedicto XVI. ¿Es España un Estado realmente aconfesional? Desde una perspectiva meramente jurista sí, porque la Constitución afirma que ninguna confesión tendrá carácter estatal. Marca además que la relación con ellas debe establecerse desde la laicidad y con dos pivotes fundamentales: la separación y la neutralidad. Ni el Estado organiza lo que pasa en una mezquita ni viceversa, tampoco con la Iglesia Católica.

¿Es real? Lo dice la Constitución, que también sentencia que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y otras confesiones. Aunque sea aconfesional, coopera. En la última visita del Papa no debemos olvidar que es un jefe de Estado, un importante líder religioso y no debe ser extraño que sea recibido por los líderes del país al que acude. Lo que no sería correcto es que llegue otro personaje de similar importancia y no se actuara de la misma manera. La separación no es la guerra contra la religión. Ya no me meto en los gastos. Eso se puede fiscalizar.

Pero es muy poco transparente. Sí, yo no lo sé. La diferencia entre Francia y España es que en el país galo la separación es más radical. Aquí es distinto: la Constitución menciona directamente a la Iglesia Católica.

Nació en Gijón…pero pronto marchó. No lo planifiqué. Fui a Madrid, a Coruña y luego vuelta a la capital cuando me nombraron subdirector general en el Ministerio de Justicia. Y a partir de ahí ya sabe la historia.

Fue destituído por redactar una nota jurídica para la familia de la niña marroquí de Pozuelo… Redacté ese documento que no iba a favor ni en contra del hiyab en el instituto, sino que recogía lo que dice la norma al respecto: que los límites de la libertad religiosa son los derechos fundamentales de los demás y el orden público. Es evidente que una niña no vulnera estas cuestiones acudiendo con pañuelo islámico a clase de manera voluntaria. En todo caso, lo hice dentro de mis funciones y mi director general lo sabía; fue él quien me cesó, un catedrático de la misma materia, un compañero y, hasta entonces, amigo. Al ministro Francisco Caamaño le molestó la repercusión que tuvo el asunto y guardó silencio; ni siquiera me contestó a una carta de despedida que le envié en la que dejaba claro además que yo no había filtrado el informe a la prensa. En definitiva, me cesaron por cumplir con mi deber porque la política no tiene control y, en ocasiones, son las envidias las que cuentan y hay pavor a perder un puesto. Me fui, pero aún podría haber denunciado al departamento porque tenían un compromiso conmigo para publicar un libro sobre el islam en la Unión Europea que no cumplieron; un trabajo que me encargaron a mí porque yo era el único de la Dirección General que hablaba inglés, algo que generó la envidia del director del área. Finalmente he podido publicar Islam and State in the EU con la editorial Peter Lang. Eso sí, no será, de momento, traducido al castellano pero cuenta con el prólogo del exministro Juan Fernando López Aguilar. Es triste constatar que mientras en la empresa privada se busca rentabilizar los esfuerzos invertidos, en la mala política se desperdician los recursos humanos.

Achtung | Revista independiente cultural e irreverente | literatura, música, cine, series, cultura, viajes, tendencias, arte, opinión, pintura, escultura, gastronomía, arquitectura, street art, discos, libros, películas

Comparte este contenido