Una vez más R.E.A Danza ha demostrado que, si se da un gran despliegue de danza acompañado de unos monumentales ambiente sonoro y diseño de iluminación, sus intérpretes disfrutan bailando como nunca y el público termina totalmente entregado a lo que se está exponiendo sobre el escenario. Entonces, está claro que hay que quedarse con lo que le supuso a uno transitar semejante experiencia, de cara a concretar una evaluación equilibrada.
La estructura de este trabajo no pudo ser más sencilla, es decir: una sucesión de escenas y coreografías provenientes de la interpretación de estos profesionales, de cómo ha ido evolucionando el tango en la capital porteña desde principio del siglo XX hasta nuestros días, y no menos importante, cómo el emblemático La Revirada Tango Club (establecimiento que ha sido el punto de partida de esta pieza) ha sido testigo y protagonista en este proceso. Así, a nosotros los espectadores, se nos fue sumergiendo en una atmósfera en el que la fantasía y los ineludibles estragos (en lo colectivo y lo individual) que hacen en uno subsistir en un país sometido a tantos vaivenes, se dieron paso que nosotros “visitemos” un montón de mundos sin salir del Teatro Cervantes.
Aún con todo, los integrantes de esta compañía asentada en Andalucía, tenían todo encaminado para que este trabajo no sea entendido como “documental”; sino más bien, como un homenaje a una disciplina capaz de adaptarse a los estados de ánimo y los grados de virtuosidad de quien la baile. De tal forma que, el carácter de cada escena y coreografía iba oscilando entre el ensimismamiento de un individuo, lo festivo, la seducción entre dos personas, e incluso lo performático, perfilando a La Revirada Tango Club como algo equiparable a una sinfonía de música y danza. Un espectáculo que ha sido dirigido bajo la consigna de ni saturar en demasía a los espectadores, ni permitir que las cabezas de los mismos se vayan a otro lado.
En esta línea, Jupa Arias y Diego Arias (directores y dos de los intérpretes de esta pieza) han conseguido que uno como espectador de varias de las piezas de R.E.A Danza, distinga entre las que atiende a algo netamente estético y «festivo» (si se me permite el término), de las que se adentran en temáticas que el tango se erige como un vehículo muy potente para estilizarlas sin caer en la trivialización. He allí que si ponemos en diálogo a La Revirada Tango Club con otras obras de R.E.A Danza como Broken Tango, Undertango, Capital estrés, Romace de barrio e Insólitas situaciones en las que nunca bailarías tango, uno va dibujando en su cabeza una suerte de “mapa” que da testimonio de que el tango está al servicio de quienes se han sumado a su cultura y filosofía, yendo más allá de esa imagen de algo que sirve de divertimiento para socializar y demás cosas por el estilo.
La Revirada Tango Club es una obra que se deja querer y se goza de principio a fin. Porque, en el fondo, nos recuerda que siempre nos quedará bailar para saber seguir adelante. O dicho de otro modo: no importa en qué lugar o situación uno se encuentre, bailar es una forma de pensar y canalizar lo que nos sucede en todos los sentidos.