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Existen dos clases de calentadores de orejas, los que te colocas en invierno para protegerte del frío, y esas personas que tienen la necesidad imperiosa de hablarte de sus historias sin parar hasta que te empieza oler la oreja a acrilamida, que para quien no lo sepa, es el compuesto que se forma al cocinar alimentos durante determinados procesos de cocción (toma Wikipedia), ese morenito de las tostadas que antes nos comíamos sin saber que era cancerígeno y ahora nos lo comemos sabiéndolo, pero nos lo seguimos comiendo (¡yuhuu! ¡Viva la inteligencia!), pues eso, cuando notas que se te está tostando la oreja, estás ante un calentador profesional.

Foto: Annie Spratt

Foto: Annie Spratt

 

Yo tengo una amiga que solo me llama para ponerme la oreja como un chicharrón, no me ha llamado en la vida para invitarme a nada, (para eso ya tiene otros amigos) pero si tiene que arruinarte el día, ya está marcando tu número.

El otro día me dijo que solo me cuenta sus problemas a mí porque: yo sí que sé escuchar (los demás tienen suerte). Entiendo que todo el mundo quiere ser escuchado, pero somos más de siete mil millones de personas, no hay porque putear siempre a los mismos.

Muchas veces pienso que la gente me cuenta sus problemas porque tengo las orejas grandes y dan por hecho que he nacido para escuchar sus mierdas de historias, pero eso no es cierto, de ser así, Yoda y Gizmo estarían jodidos, yo conozco a mucha gente con más cabeza que un San bernardo y no por eso son más inteligentes, ni reciben llamadas de la NASA para solucionar problemas, así que, por favor, como diría Lola Flores; si me queréis, irse, a tomar por culo (esto lo añado yo)

Otras veces pienso que las personas me cuentan sus males esperando consejos, esto da un poco de miedo, porque hay que estar jodidamente enfermo para pensar que un individuo con mis habilidades y trayectoria puede permitirse el lujo de aconsejar a otros. Una vez me dijo un amigo, que le gusta quedar conmigo cuando está deprimido, no porque yo le haga reír o lo sepa escuchar (menos mal), sino porque cuando habla conmigo, se da cuenta de que mi vida es más desastre que la suya y eso le hace sentir bien. Gracias cabronazo, yo también te quiero.

Luego están los que van por ahí dando consejos por doquier, hace dos días un familiar me dijo que con la edad que tengo ya tenía que estar casado, con dos o tres niños, un piso en propiedad (o más bien, yo siendo propiedad del banco), un coche nuevo (a pagar en cómodos plazos) y un trabajo que, aunque me jodiera la vida, fuera estable, para toda la vida, como dios manda, y todavía espera que diciéndome esto me sienta mal. Gracias tío, pero puestos a ser infelices prefiero crear mi propia infelicidad a medida. Esto es un tema interesante,

hay personas que les va la vida como el culo (aunque por lo visto ellos no lo saben o no quieren saberlo) y aun así, se toman la libertad de dar consejos y te animan a seguir sus pasos.

 

Foto: Joshua Rawson-Harris

Foto: Joshua Rawson-Harris

 

Hijo mío, a tu tatarabuelo la vida le fue mal siguiendo estos mismos pasos, a tu abuelo le fue peor, y a mí me va como el culo, pero quiero que hagas lo mismo porque es el camino a seguir. Gracias, estas palabras me reconfortan.

Mañana voy a comer a un restaurante de mierda, y cuando vuelva, pongo en el grupo familiar del whatsapp: Tenéis que comer en el restaurante donde he ido hoy, es una mierda, pero necesito que vayáis, porque es lo que hay que hacer.

No sé por qué te cuento esto, (esta es otra de las frases estrella), es que tienes una especie de don, nos conocemos desde hace tan solo un par de horas (interminables para mí) y aquí estoy contándote mis problemas.

A veces me gustaría tener la habilidad de poder crearme tapones de cera en las orejas cuando quiera, como superpoder suena cutre, pero para mí sería enormemente útil, es que me sabe mal ponerme los cascos de música mientras algunas personas me hablan.

No es que no me importen los problemas de los demás, pero es que hay problemas y problemas, no hace mucho estuve en una mesa escuchando como dos personas hablaban durante más de una hora sobre el modelo del carrito que querían comprar para sus hijos. Ese es un momento perfecto para que haga aparición SuperCera.

Pd: Esta mañana he recibido un sms de mi amiga, quiere quedar conmigo para contarme algo.

¡Marchando una de oreja plancha!

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