La artista alemana presenta sus Cuerpos Encriptados en la galería West Palm Beach de Florida, exposición que podrá visitarse hasta el 30 de noviembre. Charlie Stein examina la estética cultural dominante, desafiando los modos de percepción en un mundo altamente digitalizado y visualmente sobreestimulante, con una serie de pinturas que invitan a reflexionar sobre cómo articulamos nuestras emociones y establecemos vínculos.
Su trabajo se nutre de una exhaustiva investigación, que se traduce en una diversidad de formatos, incluyendo dibujos, instalaciones, esculturas, pinturas y textos. Stein enfoca su atención en las estructuras sociales, los medios digitales y las formas contemporáneas de comunicación, invitando a una reflexión profunda sobre nuestra relación con el entorno visual. Guantes negros de látex, figuras que evocan muñecas con ojos desmesuradamente abiertos, guirnaldas de rosas y formas que rezuman un intenso color rosa: el arte de Charlie Stein juega con el lenguaje de la seducción, el fetiche y los reinos digitales para explorar los límites entre la realidad y la imaginación, así como entre el yo y el otro.
El mundo que pinta Stein es brillante y resplandeciente, una realidad filtrada para crear una estética más atractiva y adecuada para Instagram. Sin embargo, también es un universo que funciona mal. Nos encontramos con la imagen de unos guantes de látex negro sosteniendo una forma rosada que gotea, evocando tanto una rosa como una vagina, solo para descubrir más tarde que esos mismos elementos se han transformado en olas de viscosa y mugre que apenas recuerdan sus formas originales.
Estas figuras, creadas en parte con herramientas digitales que permiten a Stein manipular y deformar los rasgos faciales, se inspiran en el fenómeno del «rostro Instagram», una amalgama ciborgiana forjada por las redes sociales, la cirugía plástica y otros ideales estéticos más amplios. Aparentan ser tanto extraterrenales como familiares, invitando, si no a la empatía, sí a la comprensión.
Aunque se ha debatido extensamente sobre cómo el mundo digital, y en particular las redes sociales, nos distancian de la realidad y colapsan la individualidad, Stein percibe su potencial como un espacio igualador y liberador. La forma en que los filtros de Instagram neutralizan el rostro, transformándonos en una imagen singular, podría, sugiere, resaltar también nuestra humanidad compartida. Además, la ausencia de fronteras entre materiales y espacios digitales nos permite experimentar con formas más fluidas de expresión y conexión.
La exploración artística de Charlie Stein sobre los límites difusos y la identidad en la era digital resuena con la afirmación de Russell sobre el «glitch», donde «el cuerpo concebido como un ensamblaje maquínico se transforma en un cuerpo múltiple, que contiene multitudes; un cuerpo pegajoso, borroso, lleno de costuras o simplemente glitched, que absorbe y refracta, convirtiéndose en todos y en nadie simultáneamente». Este concepto desafía la vigilancia y categorización tradicionales, cuestionando si un cuerpo irreconocible puede eludir la omnipresente mirada digital y, por lo tanto, convertirse en un «fantasma» o dejar de existir en formas reconocidas.
Stein pinta primeros planos de partes del cuerpo claramente femeninas, completamente cubiertas de látex negro protector, cuya superficie brilla con reflejos de luz. Estas partes, que a menudo simbolizan lo femenino o lo afeminado, también se escapan con facilidad de los confines del género binario. A través de esta protección, se potencian y transforman en nuevos yoes, deslizándose entre pieles digitales y celebrando fetiches eróticos que transitan entre lo digital y lo real. Este enfoque evoca la comunidad del látex y un cuerpo que se convierte en otro, otro modo de deslizamiento, que oscila entre lo legible y lo ilegible, fundiéndose o transformándose en algo irreconocible.
Por un lado, las obras recuerdan a las de Christina Ramberg, cuyas pinturas representaban partes del cuerpo fragmentadas: torsos ceñidos con prendas moldeadoras, extremidades constreñidas por ropa restrictiva y peinados elaborados. Sin embargo, más allá de la metáfora de la erotización y de la crítica a las limitaciones sociales impuestas a las mujeres, las obras de Stein abordan seriamente el empoderamiento que surge del deslizamiento entre lo virtual y lo físico en el momento de la fusión entre cuerpo y máquina.