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Los próximos 5 y 6 de marzo se estrena en sala, Mujer Descalza frente al Mar, de la mano de Lucía Bocanegra/La Tarasca en la Sala B del Teatro Central de Sevilla.

A Lucía Bocanegra la llevo siguiendo con atención desde los últimos años, dado que es de esas intérpretes que cada día que pasa, se confirma que es más una realidad que una promesa.  Y justo este proyecto, no es más que una evidencia de los que les comento.

Foto: Rafael N. Ollero

Foto: Rafael N. Ollero

Ella ha sido vista titulándose en la especialidad de danza contemporánea,  del Conservatorio Profesional de Danza Antonio Ruiz Soler de Sevilla (hecho que demuestra que la formación que se imparte en dicho conservatorio, bien canalizada, da más que resultados), o quizás mencionar su participación en el proyecto Sharpes en el 2016, el cual se hizo un hueco en la programación del Festival “Mes de danza” del mismo año: un trabajo de apropiación colectiva entre unos cuantos bailarines, para resignificar a un sitio que parece que el desuso de los últimos años, lo hacía ver poco menos que un lugar abandonado a su suerte. Y más reciente, la pieza Ática que hizo mano a mano con la bailarina Elvi Balboa, en la edición del Mes de Danza de 2019: pieza de alta exigencia física y mental, donde la precisión técnica fue una buena aliada de ambas.

Tan sólo les nombro tres episodios de los cuales he sido testigo, y que me convencen que si hubiese tenido la oportunidad de ver más (en lo que ha estado trabajando a lo largo de estos últimos años) , seguro que les hablaría de Lucía Bocanegra con mayor entusiasmo. Ello entra en paralelo, con mi gran curiosidad al respecto de lo que nos representará con “Mujer Descalza frente al  Mar”. He allí que convenga aproximarse, a la sinopsis que está  disponible en la web del Teatro Central, esto es:

Mujer descalza frente al mar es un imaginario poético.

A través del lenguaje coreográfico y un sugerente paisaje audiovisual, nos sumergimos en un mar de deseos y anhelos, asimilando el espíritu de una mujer que se siente sirena, a la que sus zapatos le resultan tan dolorosos como el destino al que pretende enfrentarse.

Una mujer que se adentra en el bravo mar soñando desconocidos puertos.

 Un viaje que de una u otra manera todos emprendemos, pues esa mujer somos todas y todos los que, de alguna forma, nos afanamos en dar sentido a la existencia.

Una historia sobre el tiempo y la memoria que ocurre entre las dos orillas atlánticas.

Desde luego que me llena el corazón y me da esperanza, ver que el Teatro Central da espacio a este tipo de trabajos, siendo puesto al mismo nivel de tantas compañías que llevan años erigiéndose como indiscutibles en sus diversas programaciones. Ojalá este tipo de acontecimientos se repitan con más frecuencia, en este teatro de tan grande prestigio.

Así muchos intérpretes emergentes o ya consolidados, se sentirán más arropados por espacios a los que han acudido numerosas veces como espectadores, o dicho de otra manera, sentirán a este teatro como más suyo.

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