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Por María Morgade

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Dirigida por Kenneth Lonergan (Puedes contar conmigo), y rodada en el 2005 (estando inicialmente previsto su estreno para 2007), siete años después Margaret llega a las pantallas tras numerosas disputas legales en relación a su edición, y cuando ya todos los involucrados pensaban que el filme no llegaría a ver la luz.

Protagonizada por Anna Paquin, y con un reparto lleno de caras conocidas, entre los que se encuentran Matt Damon, Mark Ruffalo, Jean Reno, Allison Janney, J. Smith-Cameron, Matthew Broderick, Kieran Culkin, y Jeannie Berlin, la película narra la historia de una adolescente que presencia (y es en parte culpable) de un accidente de autobús en el que muere una mujer. Este suceso supondrá que se despierten en ella numerosos sentimientos, que la harán chocar todavía más con el mundo que la rodea, y todo ello en el contexto de una Nueva York post 11-S que aparece marcada en la película por la incomunicación.

Las actuaciones son destacables (especialmente la de Paquin, que contaba en el momento del rodaje con 23 años, por lo que cuesta un poco verla como una adolescente), pero el metraje (150 minutos, aunque el director quería que viera la luz una versión de tres horas) resulta excesivo, y la pretenciosidad por la que están marcadas ciertas escenas juega, sin duda, en contra de la cinta.

El título de filme, Margaret, es una referencia al poema de Gerard Manley Hopkins, Spring and Fall: To a Young Child, cuyo tema es la pérdida (no solo esta entendida como la muerte, sino también como el fin de la inocencia) y cómo la afrontamos, así como lo que esto dice de nosotros. De esta forma, el filme narra el proceso de Lisa a la hora de enfrentarse al dramático suceso, y cómo éste colisiona con el mundo que la rodea, a la vez que la joven lidia con todo lo que implica pasar de ser una niña a convertirse en una mujer.

Paquin da vida a una adolescente articulada e inteligente (aunque una adolescente, al fin y al cabo), que trata de lidiar con su sentimiento de culpa participando en la batalla legal existente contra la compañía de autobuses para la que trabaja el causante de los hechos. Hija de una actriz, convierte la causa en su propio drama personal, otorgándose el papel protagonista en la batalla contra el conductor, tal y como en un momento dado le reprocha el personaje de Jeannie Berlin (“Because… this isn’t an opera! And we are not all supporting characters to the drama of your amazing life!”). Su desaforado idealismo muchas veces acaba derivando en ataques de histeria, y trata desesperadamente de encontrar algo con lo que comprometerse y que la ayude a definirse. Su madre (J. Smith-Cameron) asiste prácticamente como mera espectadora a la vida de su hija, sin ser capaz de saber qué hacer, y mientras se enfrenta a los cambios que tienen lugar en la suya propia.

Es sólo al final de la cinta cuando Lisa es capaz de distanciarse de lo que ha ocurrido, dejando de ser la protagonista,  y así aceptar por fin que lo que ha pasado es algo real, y ser consciente de que tiene que asumir su parte de culpa y aprender a vivir con ella.

 Mariamc8

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