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Y hasta aquí, el Monkey Week 2023, que nos entretuvo desde el jueves 23 hasta el sábado 25 de noviembre: Ya van quince monerías contra viento y marea, y el evento siempre sale victorioso en calidad y organización. En esta ocasión la música regresó a las salas, con más de ochenta actuaciones en lo mejorcito del centro de Sevilla: Bar Mutante, Fun Club, Holiday, Sala X, Sala La 2, Even, el Espacio Santa Clara (dos escenarios), y el aparcamiento del Teatro Central, con la legendaria ya pista de coches locos y una circense carpa. No nos podemos dejar atrás más exóticos emplazamientos como La Bicicletería, La Fábrica de Sombreros y El Garlochí.

 

 

 

En esta edición, han participado artistas llegados de todo el mundo, desde Bélgica a Uganda. También ha contado con una nutrida representación de la escena andaluza, desde el flamenco más tradicional hasta las tendencias urbanas más actuales. Se le llamó al de Los Planetas “Concierto Esencial”, un nombre tan acertado como podría ser lo contrario para más de uno; tal es la oferta de este festival. Lo que no se puede negar es que había expectación por verlos. Pero la expectación no es garante de nada. La magia de este evento radica en presenciar a tus artistas favoritos y descubrir nuevos talentos. Los granadinos celebraban tres décadas de carrera, de modo que presentaron canciones abarcando toda su trayectoria, manteniendo la esencia musical, pero prescindiendo de la instrumentación convencional; con una formación reducida, sin Eric. Entre los temas que sonaron estuvieron «Segundo premio», «Corrientes circulares”, «Santos que yo te pinte», «Línea 1″…         Se perdió cierta cualidad sonora por un lado, pero ganando otra. Entre los ecos de ese jueves, los de Za! & La TransMegaCobla, toda una fusión única de música mediterránea tradicional y contemporánea, altas dosis de distorsión, psicodelia y retro-futurismo. La TransMegaCobla busca revivir raíces comunes para crear un universo festivo y humano, fusionando géneros como Rock, Punk y Free Jazz en una experiencia atemporal.

 

 

La jornada del viernes, algo más dura, porque es más larga y hay cierta dificultad el placer de elegir qué grupos ver y disfrutar. De ahí que desde que salió el cartel, los asistentes han ido haciendo “los deberes” (en darle este nombre coinciden conocidos y desconocidos entre ellos). Camellos lo dieron todo con su Rock sinvergonzón. Parecen fáciles de clasificar, pero esto no va en demérito suyo; fusionan diversas influencias sonoras que van desde el pop hasta el rock y el punk, sus letras tienen un toque corrosivo y evocan la vida urbana de antes, la despreocupación, la ironía y una crítica sutil. Transmiten una sensación de alegría, su enfoque agudo y astuto se refleja en sus letras. No faltó «Arroz con Cosas», no. En el mismo escenario hubo luego otras apuestas sonoras de fechas más recientes, pero la noche de la carpa fue de Camellos. ¿no? Sistema de Entretenimiento en el escenario Jäggermeister fue toda una experiencia. Este conjunto de Granada combina esencia rebelde y maestría musical sin domar. Su música no sólo resuena vibrante, sino que dentro del juego de la música, van a lo suyo y desafían expectativas. En algún momento de la noche nos dejamos atrás al DJ set de Las Dianas, sinvergüenzas rockeras. A día de hoy nos preguntamos aún qué pondrían. Ya saldremos de dudas.

 

 

El sábado no estuvo exento de sorpresas. También pasearse hasta el escenario que sea puede traer sorpresas inesperadas. Por ejemplo, en el Fun Club vimos la actuación de Marcelo Criminal. Este murciano hace un pop de cantautor muy peculiar. Con unas melodías muy pegadizas, sus letras llaman a la risa, la sonrisa o la empatía. Para haber actuado con un ordenador como banda (mucho tiempo de la actuación) dejó al público bien enganchado; así era la novedad de la propuesta y la idiosincrasia del autor. Eso nos recuerda que tal actuación en tal lugar ese mismo día acabó en cierta espantada del público, y hablamos de alguien con renombre. Y, sin embargo, Marcelo Criminal se ganó al Fun Club. Las Fin del Mundo actuaron el viernes en la Torre Don Fadrique y el sábado en la Sala La2. Otro concierto que no defraudó a pesar de ser tan esperado, como el espectáculo de Juárez, la banda rockera, o progrockera… o kraturockera, que dejó unos momentos finales dignísimos de disfrute al máximo junto al escenario.

 

 

Por si fuera poco, los profesionales del gremio han tenido la oportunidad no sólo de disfrutar de las actuaciones sino también de tomar el pulso a la industria y echar una vista al presente y al futuro del negocio de la música además de establecer conexiones, fortalecer vínculos y discutir abiertamente temas relacionados con la industria musical. DICE Monkey Pro abordó temas actuales en la música como sostenibilidad, inteligencia artificial, lanzamientos discográficos, diversidad en plataformas digitales y apoyo a artistas en gira. El evento reunió a profesionales de la música en un ambiente que incluyó congresos de salas de conciertos y festivales, así como presentaciones y entrevistas.

Y para los de las matemáticas, las cifras. Según la organización, se reunieron en los espacios musicales tres mil personas, sumando bandas, acreditados y público en general. Este es el secreto del éxito de esta monada de festival, que está hecho para que no haya problemas de aglomeraciones, que no haya colas interminables y que los precios no sean desorbitados. Esto no empaña la experiencia, ni roba el tiempo que se debería dedicar a la música. Por si fuera poco, esta es variadísima y está llevada por músicos profesionales, aunque no sean figuras mundiales. ¿Las figuras de este calibre son mejores que las del Monkey? ¿Para quién? ¿Y si para ti no?

 

 

Resumiendo, estamos deseando la próxima y extraordinaria travesía musical del Monkey Week 2024. De una manera u otra se volverán a entrelazar la música se entrelaza y la esencia vibrante de Sevilla, más allá de lo convencional y dentro de lo convencional. Grandes momentos musicales, y grandes momentos entre los asistentes, que es el ingrediente que no se publicita, por supuesto.

 

La calidad es la norma, y la música se encuentra con la realidad, y la realidad se convierte en un acontecimiento sonoro y vital.

¡Quedamos a la espera del próximo Monkey Week!

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