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#Música en la revista Achtung! | Por Marcos Rodríguez Velo

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Ya desde su concepción, Miike Snow han adolecido de un cierto aura de artificialidad y, porqué no decirlo, fascinación. Quizás se deba a su nombre (que según se dice es un homenaje al director de cine japonés Takashi Miike) o a su inquebrantable amor por la variedad, o puede que tenga algo que ver el hecho de que en un principio se tratase de un proyecto secundario creado por un par de productores suecos (Christian Karlsson y Pontus Winnberg, que bajo el nombre artísitico de Bloodshy & Avant se dedican a crear hits para artistas como Madonna o Britney Spears) junto a Andrew Wyatt, un, hasta no hace mucho, desconocido vocalista americano. El lanzamiento de su debut homónimo hizo que mucha gente se preguntase si en realidad el grupo no era más que un experimento con el que exponer algunos trabajos que no tendrían cabida en otros ámbitos más comerciales, como si de una tarjeta de presentación sonora se tratase.

Sin embargo el grupo, consciente desde el principio de la potente propuesta musical que tenía entre manos, se dedicó a girar por todo el mundo, tocando en toda clase de lugares, desde pequeños locales hasta los más conocidos festivales. Parecía que por fin habían encontrado su vocación. Y a lo largo del camino recorrido durante estos años, han sido capaces de esculpir y perfeccionar su propio sonido pop enfocado hacia un público menos mainstream. Con los sintetizadores recién afilados, unos teclados siempre atractivos y la dulce voz de Wyatt, Miike Snow están de vuelta con un segundo álbum mucho más elaborado. Happy To You desarrolla todo lo aprendido anteriormente: las canciones son más bailables, los estribillos igual de pegadizos y el resultado final es un disco lleno de diversión, un retorno triunfal para el trío sueco-americano gracias a un conjunto de canciones optimistas con un toque delicado. Ya desde su título Happy To You sugiere que vamos a escuchar algo alegre, a diferencia del primer disco, donde las influencias electropop parecían impregnadas de melancolía y un poco de pesimismo.

Si los singles extraídos de su debut se mostraban mucho más profundos y refinados, como Animal o Black & Blue, Happy To You demuestra un propósito más definido. Se abre con Enter The Joker’s Liar, una especie de tributo a su predecesor y que destila aromas y sonidos del verano, siguiendo ese estilo calypso que han explorado los últimos Friendly Fires. Un inicio prometedor para un disco esperado con ansia tanto por los fans como por los críticos, con la esperanza de encontrar en su interior (atención, cliché) un nuevo ‘himno indie para las pistas de baile’ como lo fue Animal. Con calma, la primera pista da la bienvenida al oyente creando una especie de ambiente de sala de espera y que sirve de anticipo de lo que está por venir. Y es que es The Wave la canción que realmente pone en marcha la maquinaria con unos deliciosos acordes de piano y una hipnótica percusión, arropados por la fascinante voz de Wyatt.

Los teclados parecen haberse convertido en marca registrada de Miike Snow, erigiéndose en pilares básicos, como lo fueron en el primer disco. Pero no sólo eso, cada canción añade nuevos sonidos y sensaciones, dando la impresión de que seguimos a la banda por una madriguera de conejo, preguntándonos qué vendrá después. Esto se hace patente en Devil’s Work, una tremenda canción con una exuberante instrumentación (un riff de piano pegadizo, una poderosa sección de vientos e instrumentos de cuerda mezclados a la perfección).

La tranquilidad que destila Vase sirve para calmar los ánimos tras el ritmo acelerado de Devil’s Work y tiene continuidad en la balada God Help This Divorce, la canción más lenta de Miike Snow hasta la fecha. En Bavarian #1 (Say You Will) vuelve a ser la percusión la que marca el tempo, convirtiéndose la batería en protagonista indiscutible de la canción mientras Wyatt canta dulcemente de fondo “say you will”. Es una sincera propuesta de amor que hará que el oyente silbe al ritmo de la banda. No obstante, Miike Snow son capaces de producir algunos momentos más oscuros a pesar de usar siempre arreglos con un claro enfoque positivista. Es el caso de Pretender, un ejercicio de introspección donde destacan de manera especial los violines.

Más adelante nos encontramos con Archipelago, alegre y sensible, y Black Tin Box, minimalista pero donde se aprecia más tesón que en el resto de las canciones lentas del disco. En esta última canción encontramos la colaboración de Lykke Li (compañera de sello discográfico). Su contribución no es muy abundante, pero da a la canción un aire de delicadeza, que probablemente sea lo más atractivo del tema.

Todo lo anterior desemboca en Paddling Out, canción elegida como primer single. Un movimiento valiente el de colocar el primer single como cierre del disco, y que ha dado buen resultado. Es un tema eufórico y glorioso, quizás lo más cerca a un clásico pop que han estado Miike Snow hasta el momento. Más optimista que Animal, con más gancho que Black & Blue y más determinada que Silvia. Es el sonido de una banda que ya avanza a velocidad de crucero. Un verdadero arrebato pop que sin duda se convertirá en uno de los mejores temas del año.

Este disco desarrolla con estilo los sonidos que mostraron en su debut. Más ritmos sincopados, gran protagonismo de los pianos, sintetizadores y el falsetto de Wyatt, sin duda una de sus señas de identidad. Sin embargo eso no es todo. Las producciones de Miike Snow desbordan instrumentación por todas partes, y a pesar de ello se las han arreglado para hacer espacio a una amplia sección de viento y cuerdas. Karlsson y Winnberg han hecho maravillas a la hora de crear un conjunto de buenas canciones, y es de agradecer el ver que tienen el oído bien afinado a la hora de plasmar sus ideas en las canciones. Después de tanto tiempo encerrados en Suecia centrados en la creación del disco, parecería lógico pensar que hubiesen dejado un poco de lado el proceso creativo en favor de la producción. Afortunadamente han sabido no dejarse llevar y no crear canciones infladas y sobrecargadas en favor de hacer música alegre, catártica y que será difícil de etiquetar, ya que encuentra acomodo bajo diferentes etiquetas: pop, rock, electro, dance, trance, psicodélica o incluso industrial.

Happy To You es un rotundo y brillante ejercicio de sofisticación hecha electropop, encaja los sonidos rave de los noventa en las estructuras musicales de los setenta (o quizás sea al revés), siempre con un resultado impecable. Representa un avance con respecto a su debut, pero apunta a ser algo más, a salir de su zona de confort. Es cierto que lo que Miike Snow nos habían mostrado antes del lanzamiento (Devil’s Work y Paddling Out) apuntaba unas maneras que el resto del disco no acaba de materializar, temas como Vase o God Help This Divorce parecen no encajar, pero tampoco desentonan. El disco entero puede ser visto como el album que debieron hacer en primer lugar, aunque la experiencia de estos años pasados posiblemente les haya ayudado a crear esta obra de arte.

Happy To You es un album perfecto para escuchar un miércoles por la tarde, ideal para relajarse después de un día de trabajo y empezar a prepararse para el fin de semana que vendrá.

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