Por Jacobo Vázquez
Dentro de la modestia habitual de los festivales gallegos de música, sobre todo dada la coyuntura económica actual, el Festival do Norte ha sufrido este año varios problemas económicos que casi provocan su desaparición. Finalmente, renunciando a los artistas foráneos y apostando más que nunca por los valores nacionales, han logrado no sólo sobrevivir, sino ofrecer un magnífico cartel y una envidiable infraestructura. Difícil hacer más con menos.
Abrieron el festival los jovencísimos Dirty Socks en el escenario Jack Daniel’s. Los prometedores santiagueses dejaron buenas sensaciones y, a punto de editar su segundo EP, son sin duda una de las bandas a seguir dentro de la nueva hornada de bandas gallegas. A continuación, llegó el turno de los murcianos Varry Brava y Klaus & Kinski. Brillantes sobre todo los segundos, demostrando cada vez más tablas y más presencia escénica que en sus anteriores giras.
Llegaba ahora el momento de inaugurar el escenario Estrella Galicia y Pegasvs fueron los encargados. El dúo revelación nacional de este año dejó claro que el revuelo causado por su álbum debut está plenamente justificado. Su krautrock lo-fi, caracterizado por el metronómico ritmo motorik que Neu! patentó en su primer álbum, explora territorios desconocidos en el pop nacional, convirtiendo su propuesta en algo único en estas latitudes.
Por el montaje visto sobre el escenario instantes antes de comenzar el concierto de La Casa Azul, ya se podía intuir que los años en los que Guille Milkyway se presentaba él solo sobre el escenario acompañado por una guitarra y unas programaciones electrónicas eran historia. Escudado por dos músicos de acompañamiento y una gran pantalla donde las proyecciones se encargaban de traducir su colorista música en imágenes -como si de un videoclip se tratara-, Guille repasó en un concierto vibrante los grandes éxitos de su carrera, como Superguay, Los Chicos Hoy Saltarán A La Pista o La Revolución Sexual.Una de las bandas más esperadas del festival eran Los Enemigos, que este año han abandonado su retiro para recorrer de nuevo los escenarios españoles. A pesar de haber permanecido varios años separados, la banda de Josele Santiago dio una auténtica lección de rock’n’roll tanto a sus treintañeros fans como a los más jóvenes del lugar.
Sin embargo, el auténtico plato fuerte de la noche estaba aún por llegar. Los barceloneses Love of Lesbian se enfrentaron a la abarrotada carpa con la seguridad de quien se sabe ganador antes incluso de tener que competir. Con el público entregado desde el principio se fueron intercalando canciones nuevas fieles al sonido Love Of Lesbian –El Hambre Invisible, Wio,..– con clásicos como La Niña Imantada o Club De Fans De John Boy. Para finalizar la jornada, el escenario Jack Daniel’s se transformó en el FDN Dance Club, acogiendo las sesiones de Rober Bodegas DJ -sustituto de Rafa Morcego a última hora debido a problemas médicos- y DJ Amable. El primero sorprendió con una ecléctica sesión donde tuvieron cabida grupos poco habituales en las pistas de baile como The National o Pony Bravo, y clásicos del eurodance noventero como Whigfield. Por su parte, DJ Amable demostró por qué es el dj de indie más reconocido del país con una inapelable sesión que dejó a los asistentes exhaustos pero más que satisfechos.
Vilagarcía se despertó el sábado bajo un manto de amenazantes nubes grises que parecían confirmar las predicciones meteorológicas. Sin embargo, salvo la fina lluvia caída durante el concierto de Los Pilotos, la climatología concedió la tregua que el año pasado no dio. A las seis de la tarde, apenas un centenar de personas esperaban a Disco Las Palmeras!. El trío gallego ofreció como carta de presentación un potente y ruidoso concierto, inundando de noise-rock y shoegaze el escenario Jack Daniel’s. A continuación, Los Pilotos, el proyecto de Florent y Banin al margen de Los Planetas, presentaron las canciones de su álbum debut. Una suerte de electrónica espacial y paisajes psicodélicos bien ejecutada, pero sobre la que planea la duda de si se trata de un proyecto serio o es tan sólo un pasatiempo al margen de su banda principal. Cuando los focos se centraron en las Nancys Rubias, ya se agolpaba una multitud bajo la carpa que cobijaba el escenario. Comandadas por el televisivo Mario Vaquerizo, alias Nancy Anoréxica, la consentida tomadura de pelo resultó inclasificable. Un grupo actuando en playback -sólo la voz de Mario parecía en directo- pero que consigue hacer bailar y disfrutar a la audiencia. Un digno caso de estudio, sin duda. Finalizado su concierto, los valencianos Polock tomaron el escenario principal para interpretar las canciones de su debut, Getting down from the trees. A pesar de contar con un puñado de buenas canciones, su sonido – tan deudor de los franceses Phoenix- resulta en ocasiones demasiado inofensivo, algo que quizás deberán subsanar en sus próximas entregas.
En su segunda visita a festivales gallegos en menos de un mes, El Columpio Asesino reafirmó de nuevo su status en el panorama nacional. Pocos grupos hay en este país con una personalidad tan marcada y tan única. Relegando casi para el final la insuperable triada formada por Diamantes, Perlas y Toro, dejaron al público ya preparado para la llegada de Lori Meyers. A los granadinos se les pueden achacar muchas cosas, pero lo que es indiscutible e inapelable es su tremendo repertorio de canciones. Sin renunciar a ninguna de sus etapas y rescatando incluso varias canciones de su primer álbum, fueron sin duda los triunfadores del día. El turno para la nostalgia llegó con Fangoria. Acompañada de 4 bailarines y sobre un imponente decorado y un ambiente de cabaret, Alaska y Nacho Canut desgranaron sus éxitos más recientes sin olvidar tres de los grandes himnos del pop español como son A Quien Le Importa, Perlas Ensangrentadas y Ni Tú Ni Nadie. Acabados los conciertos, todavía quedaba tiempo para bailar al ritmo impuesto por los djs que cerrarían el festival. A pesar de los problemas de sonido iniciales, Sandrita Dinamita hizo un exhaustivo repaso por el rock’n’roll de los cincuenta y sesenta hasta la época actual. Por su parte, Guillermo Arias, el dj coruñés escondido bajo el seudónimo de Hangtheguille, ofreció una sesión de electrónica con un barniz indie que despidió el Festival do Norte como se merecía. Hasta el próximo año, esperemos.
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