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Por Montse Barba

Rufus Wainwright durante su actuación en el festival Cruïlla 2013

Hubo momentos para la emoción, con las canciones de Cat Power; para la reivindicación social, con las arengas de Billy Bragg; para conocer otras culturas, con Goran Bregovic, Muguruza o Rokia Traoré, y para los clásicos, gracias a Suede.  El Festival Cruïlla de Barcelona, una ciudad emblemática por sus citas musicales para hipsters (Primavera Sound) y amantes de la electrónica (Sónar) ha encontrado su hueco en la agenda barcelonesa dirigiéndose a la gente que disfruta del hip-hop, la música étnica y el rock con mensaje.

Algunos conciertos, como el de James Morrison o el de Morcheeba, fueron claramente prescindibles y no lograron llenar el escenario principal. Por el contrario, los incondicionales del brit-pop se entregaron a la banda de Brett Anderson, que estará el próximo 9 de agosto en el Noroeste Pop-Rock de A Coruña. En 2013, sacaron su nuevo disco, Bloodsports, una joya de madurez cuando casi se les daba por leyenda. El viernes fueron alternando los nuevos temas con sus grandes clásicos como The Wild Ones, Filmstar, Lazy o So Young, que encajan realmente bien.

Anderson, con un look a lo David Bowie en los años ochenta, tuvo algunos problemas con los agudos, pero es un detalle sin importancia cuando sabes trasladarle al público con semejante dramatismo y espectáculo los singles que desde hace ya dos décadas han quedado marcados en su memoria. El público, entregado totalmente a Beautiful Ones, pertenecía a varias generaciones. Es hermoso ver que los veinteañeros del siglo XXI disfrutan con el pop afectado y la ambigüedad de la banda londinense.

Cat Power, protagonistas de la sexta edición del festival

Ante la crisis: la fiesta

Cruïlla es un festival asequible y eso lo acerca a mucha gente, amante de la buena música. Se notaba en el ambiente la necesidad de pasarlo bien. Y nada mejor para ello que la banda balcánica de Goran Bregovic. Con ellos en escena, Barcelona fue una fiesta. Tocaron clásicos como Gas, gas o Kalasnjikov junto a las canciones de su trabajo Champagne for Gypsies (2012) incluida su versión del himno de la resistencia antifascista Bella Ciao, coreada por todos los asistentes.

No fue la única alusión a la política o al activismo social. Cat Power recordó las revueltas en Egipto y Billy Bragg dedicó una canción a los jóvenes españoles que están en las listas del paro. “Es inaceptable que la Unión Europea permita eso”, esgrimió, entre canción y canción de su nuevo trabajo, Tooth and Nail. Hubo espacio también para temas imprescindibles en su repertorio, como California Stars, del legendario Mermaid Avenue.

La sexta edición del Cruïlla, este cruce de culturas musicales, se cerró el sábado con más de 31.000 asistentes. El rap comercial como Snoop Dog, recitales delicatessen como el de Rufus Wainwright y el soul maliense de Rokia Traoré sumaron también adeptos a esta cita anual de la música en el Parc de Fórum, balcón del Mediterráneo.

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