Por Jacobo Vázquez
Bajo la denominación de Sardines On Fire el Concello de Sada (A Coruña) busca recuperar el esplendor de tiempos pretéritos. Para ello, el 14 de junio se celebró en el Puerto Deportivo de la localidad un concierto que reunió a El Columpio Asesino, Second y Love of Lesbian bajo un cielo encapotado que amenazó con lluvia toda la semana, pero que finalmente dio tregua a los asistentes.
Poco después de las diez de la noche salió a escena El Columpio Asesino. Los navarros ya son bien conocidos en todo a España incluida Galicia donde han actuado tres veces en los últimos tres meses, por lo que que a pocos cogió por sorpresa su propuesta. Una propuesta afilada y arriesgada que asoma la cabeza entre la incesante marea de bandas nacionales de shoegaze y que demuestra que otras alternativas son posibles. En ocasiones próximos a los Pixies -no en vano cerraron el concierto con la reinterpretación del Vamos de los bostonianos-, en otras más cercanos al sonido Nueva York de Suicide o Sonic Youth, siempre parecen estar al borde de un precipicio. Sus letras, tan surrealistas como los cadáveres exquisitos patentados por André Breton y Tristan Tzara y los ritmos tribales impuestos en sus temas no alivian esa sensación de asfixia. Pero a pesar de todo, la fantástica e infalible triada compuesta por Diamantes, Perlas y Toro -estas dos últimas ya casi himnos generacionales- revela la esencia pop de El Columpio Asesino. Y eso es lo que los hace grandes. Ellos mismos lo reconocieron pocos días después en la entrega de los premios UFI en la que se alzaron como los grandes triunfadores: “Si lo llegamos a saber antes, hacemos más estribillos”.
Tomaron el relevo los murcianos Second. La otrora prometedora banda lleva años deambulando musicalmente por tierra de nadie. El exceso de medios tiempos en su repertorio resulta desalentador, pero a pesar de ello, ofrecieron un digno concierto en el que presentaron las canciones de su último álbum y repasaron algunos de sus grandes éxitos, incluida su etapa en inglés.
Cerca ya de la medianoche era el momento para el plato principal del menú, Love Of Lesbian. Los lesbianos, como se bautizan a sí mismos y a sus fans, salieron a presentar los temas de su reciente álbum La Noche Eterna. Los Días No Vividos. Gracias a él han conseguido encabezar las listas de ventas, demostrando una vez más de que la delgada línea entre el indie y el mainstream es cada día más difusa. Mucho han cambiado las cosas para los barceloneses desde aquel Maniobras De Escapismo en el que abandonaron el inglés para cantar en castellano. Ya no son aquel secreto tan bien guardado por la prensa especializada y sus fieles fans, sino una banda convertida en cabeza de cartel de festivales y de consumo mucho más mayoritario, con todo lo bueno y lo malo que eso implica. Por fortuna, no han perdido por el camino ese aura de músicos amateurs que sólo actúan los fines de semana porque de lunes a viernes tienen un trabajo “de verdad”. Love Of Lesbian ofrecieron un concierto intenso y largo, con dos tramos bien diferenciados. La primera mitad estuvo centrada en las canciones de su nuevo trabajo, alternadas con grandes éxitos de discos anteriores, pero todas ellas de carácter más íntimo. Después de una breve pausa volvieron a escena de nuevo para interpretar El Ectoplasta en una caribeña versión dedicada a Rajoy, Sarkozy y Merkel. Desde ese instante, decidieron pisar el acelerador y repasar su vertiente hedonista. Los hits se sucedían, y Club De Fans de John Boy, Me Amo o Si Tú Me Dices Ben Yo Digo Affleck dieron alas al desenfreno en un concierto que remataron, como suele ser habitual, con Algunas Plantas.
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