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Nada Surf, 25 años de rock alternativo. Foto: Juan Antonio Gamez

Nada Surf llenó de magia y rock alternativo la Sala Custom. La grandeza de esta banda neoyorquina se demostró de principio a fin, sin inmutarse por los problemas de sonido y apagones acaecidos, solventados por su buen hacer y una capacidad asombrosa para realizar inmediatamente acústicos improvisados, para disfrute del público.

Merecido lleno en la Sala Custom para disfrutar de una banda repartiendo magia a sus fieles, que no faltaron a la cita y vieron correspondido su fanatismo con uno de los mejores conciertos del año. Y es que Nada Surf poseen el gran secreto: ¿cómo mantenerse durante 25 años en este mundillo de la música plagado de éxitos efímeros y canciones prefabricadas siendo fieles a sí mismos, independientes y consecuentes con una carrera forjada de talento y trabajo? (En ésta última gira europea salen a casi concierto diario).

Veinticinco años juntos, Matthew Caws y Daniel Lorca (de origen madrileño), estudiantes del Lycee Français de New York que comenzaron con el proyecto Nada Surf -según Daniel: “Navegar en la Nada”- probando a varios baterías (Aaron Conte grabó con ellos los primeros singles) hasta dar con Ira Elliot (ex de Los Fuzztones), que desde entonces completa el trío al que se unió recientemente (2012) el ex guitarrista de los Guided by Voices, Doug Gillard.

Daniel Lorca. Foto: Juan Antonio Gamez

Arrancan con el tema Cold to See Clear, de su último trabajo de estudio, You Know Who You Are-2016, que lleva camino de convertirse en nuevo himno de la banda, cuando la Sala Custom nos revela su particular sorpresa en forma de apagón. Pero, encajando a la perfección en el manido dicho de “no hay mal que por bien no venga”, llega la magia: pese a que el enfado se extiende entre el respetable, el buen rollo que destila la banda contagia al público y se marcan en acústico, bajándose del escenario, una versión al estilo del recopilatorio, B-Sides, del I Like what you say, ampliamente coreada por los fans, en cuyos rostros el enfado se torna satisfacción en la certeza de estar viviendo un momento único. Chapeau a Nada Surf.

Resueltos los problemas eléctricos (nos queda la duda de si estos derivan de malas instalaciones municipales o es responsabilidad directa de la sala, todo sea dicho), la banda comienza el auténtico concierto, retomando el citado primer tema, Cold to See Clear, seguido de otros clásicos del repertorio como Whose Authority, Weighless y Happy Kid o el primer single del último trabajo, Believe You’re Mine, con ese aire a los Posies (Ken Stringfellow colaboró en las armonías).

Ira Elliot -batería- y Matthew Caws -guitarra-. Foto: Juan Antonio Gamez

Cambio a modo romántico en el siguiente tema donde suena en crudo riff la Les Paul de Matthew rasgando 80 Windows (“The moon is closer to the sun than I am to anyone), agridulce viejo tema del 98. Pero los Nada Surf corrigen rumbo con otro tema nuevo, Rushing, donde Caws demuestra seguir teniendo buen tino para hacer melodías pegadizas y Daniel Lorca dominando las dulces líneas de bajo ochenteras.

Continúan repasando otros clásicos como Blonde on Blonde o The Fox y desgranan prácticamente entero su nuevo trabajo con temazos como New Bird o Friend Hospital, dos caras con diferente mundo armónico de su particular powerpop, y terminan con See These Bones de Lucky, su trabajo de 2008, con el público absolutamente entregado a este pedazo de banda, que tras un breve descanso, vuelve con 4 bises, entre los que destacó su famoso Popular de su disco debut, High/Low-1996. 

Y como guinda de regalo se vuelven a bajar del escenario y cantan en acústico y sin micro, Blizzard of 77, de Let Go-2002, una vez más coreada por el público, dejando claro a qué se debe la perdurable fidelidad de sus fans.

Foto: Juan Antonio Gamez

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