Seleccionar página

El próximo 13 de marzo en el CICUS, se representará VIRGINIA & VITA, de la mano de la bailarina y creadora Natalia Jiménez Gallardo y de la pianista Jordina Millà. Actividad que está enmarcada en vísperas del Día Internacional de la Mujer: una de tantas que están llenando las carteleras de los teatros, y demás espacios en el que se celebrarán eventos culturales.

En 2020 la bailarina Natalia Jiménez Gallardo, recibe la invitación de la curadora Inés R. Artola para unirse al proyecto Our own room. Feminism, Art and Culture: una exposición virtual con más de veinte artistas internacionales. Desde ese momento abre una investigación artística sobre la escritora Virginia Woolf, con la idea de encarnar su discurso a través de sus reflexiones y el de otras mujeres en un formato escénico en 2022.

De esa investigación entre otras cosas, nace este proyecto junto a la pianista Jordina Millà, en el cual se hará una improvisación, una declaración de amor entre ellas. Lo anterior viene derivado de su admiración hacia otras mujeres que les inspiran, y haciendo más incidencia en la historia que tuvieron Virginia Woolf con Vita Sackville-West. Y a continuación, darán la palabra a su reflexión e interpretación a través de un debate abierto posterior conducido por la mediadora cultural Paola F. Zurbarán, en el que se analizarán algunas de las temáticas transversales que alimentan el proceso creativo. A través de preguntas como ¿qué es una habitación propia para mí?, o ¿qué es el amor propio?, deconstruirán el concepto de amor romántico, tomando como referencia el libro A Virginia le gustaba Vita, de Pilar Bellver, y la correspondencia íntima entre Virginia y Vita.

De cualquier modo, vale detenerse un poco en la historia que compartieron estas dos escritoras británicas, Virginia y Vita, la cual no es especialmente conocida. Así pues, se consigue entender un poco, el porqué de este tipo de iniciativas, esto es: se trata de dar a conocer personajes femeninos que más o menos han conseguido sernos familiares sus nombres (a menos claro, que uno sea aficionado a la literatura, o algo por estilo); como también, da muestras de que nuestro imaginario está plagado de relaciones cis-heterosexuales, como si todo lo que no encuadré allí fuera excepcional, o incluso anómalo: Siendo que es tan posible como válido. He ahí la necesidad de que se saquen a relucir estas como tantas historias, en las que sus protagonistas no pertenezcan a colectivos que se les ha presentado como hegemónico, en vez de una condición más, dentro de la gran diversidad que hay en la humanidad.

Según lo que he podido investigar, Virginia y Vita, eran dos mujeres que en inicio tenían curiosidad de conocerse en persona, aunque ambas eran dos reputadas escritoras en la Inglaterra del primer tercio del siglo XX. Virginia Woolf se relacionaba con el grupo de Blooomsbury, en el que reinaban ella y su hermana Vanessa venía a ser una saturnal continua donde todos se acostaban con todos. Oficialmente, era una mujer frígida, incapaz de sentir deseo sexual por su marido, Leonard, con quien por lo demás formaba un matrimonio muy bien avenido.

Mientras Vita Sackville-West, su conducta en cuestión de amor rayaba en la promiscuidad, y estaba igualmente casada. Su esposo, Harold Nicolson, era abiertamente homosexual y aceptaba de buen grado las andanzas de ella por mucho escándalo que causaran. Ambas tenían una diferencia de diez años y temperamentos notablemente diferentes, y aún con todo, alcanzaron tener encuentros muy intensos, que se ven reflejados en la correspondencia. Por tanto,  les voy hacer llegar unas palabras que se intercambiaron entre ellas, venidas de una artículo del diario El Mundo (publicado el 18 de noviembre del  2019).

DE VIRGINIA A VITA: «ERES UN MILAGRO DE DISCRECIÓN…

19 de noviembre de 1926

Eres un milagro de discreción: una carta dentro de otra. Nunca vi cosa igual. Te contestaré cuando nos veamos, quiero decir a la invitación. Oh, querida, Sibyl me ha puesto un dolor de cabeza tremendo. Es un fastidio no poder escribir, salvo a ti. Estoy tirada en una silla. No está tan mal: pero te lo cuento para ganarme tu simpatía: para que te vuelvas protectora: para implorarte que traces algún plan para que cese el continuo decaimiento que me causa la gente: Sibyl, sir Arthur, Dadie, añadiéndose los unos a los otros. ¿Por qué te lo cuento a ti? Supongo que es alguna necesidad psicológica: una de esas cosas íntimas que nos permitimos por puro instinto en una relación. Soy más bien cobarde para enfrentarme a esa carga: tú lo harías como una heroína…

¿No te das cuenta, monito West, de que vas a cansarte de mí cualquier día (soy mucho mayor que tú)? Por eso tengo que tomar algunas precauciones. Esa es la razón por la que pongo el énfasis en «tomar nota» y no en sentir. Pero el monito West sabe que ha derribado más murallas que nadie. ¿Y no hay también en ti algo poco claro? Hay algo en ti que no vibra. Quizá lo hagas a propósito: no permites que eso fluya. Lo veo con otra gente y lo veo conmigo: algo reservado, mudo, Dios sabe qué… También está en tu escritura, por cierto. Eso que yo llamo la transparencia central a veces te falta. […]

 

DE VIRGINIA A VITA: «MI MUY QUERIDA CRIATURA…»

7 de octubre de 1928

Mi muy querida Criatura: Qué carta más bonita me escribiste a la luz de las estrellas, a medianoche. Deberías escribir siempre a esa hora, porque tu corazón requiere de la luz de la luna para licuarse. El mío se fríe a la luz del gas: son las nueve, y tengo que irme a la cama a las once. Así que no diré nada: ni una palabra sobre el bálsamo para mi angustia -siempre estoy angustiada- que eres para mí. ¡Cómo he pensado en ti! ¡Cómo he sentido -ahora- lo que todo esto ha sido! He visto en algún lugar una pequeña pelota borboteando arriba y abajo en el chorro de una fuente: la fuente eres tú; la pelota, yo. Solo tú me produces esa sensación. Es físicamente estimulante, y al mismo tiempo relajante. […]

DE VIRGINIA A VITA: «ME HAS HECHO MUY FELIZ…»

30 de agosto de 1940

Acabo de dejar de hablar contigo. Me resulta tan raro… Todo está tranquilo. Están jugando a los bolos. Acabo de poner flores en tu habitación. Y tú estás allí sentada con las bombas cayendo a tu alrededor. Qué puedo decir. Únicamente que te quiero y que tengo que vivir en medio de esta tarde rara y tranquila pensando en ti sentada allí sola. Cariño, mándame unas líneas… Me has hecho muy feliz…

De todas formas la historia entre ellas irá evolucionando, cada vez se haría menos intensa, a pesar de que Virginia le solicitaría a Vita escribir sobre ella, inspirándose en la misma para escribir su emblemática novela Orlando. Las idas y venidas de viajes de Vita, los deseos de ésta por más aventuras fueron conduciéndolas a alejarse poco a poco, dado que Virginia tan introvertida, recelosa del enfoque erótico del amor, tan apegada a su marido. Pronto se enamoró de otra y Virginia, dolida, se alejó.  Aunque hasta el fallecimiento de Virginia, ellas mantendrían el contacto.

 

Comparte este contenido