Por Marcos Rodríguez Velo
Hoy en día no se puede negar que la cantera musical sueca es una de las más activas del mundo. Pero aparte de su extraordinario dinamismo, los grupos que constantemente surgen en Suecia son capaces de obtener la mejores críticas. Atrás quedan los tiempos en los que, musicalmente, se asociaba a Suecia con ABBA, Ace of Base o Roxette. Hoy en día el pop, desde el más influenciado por el folk hasta la vertiente más electrónica, parece no esconder secretos para los grupos suecos.
Avalados por el quinto puesto en la votación “Sound of…” que anualmente realiza la BBC para elegir a los nuevos grupos que podrían dar la campanada y por el lanzamiento del “The Drummer EP” en octubre del año pasado, Niki & The Dove presentan su debut, un intento de combinar a partes iguales lo pop y lo experimental.
Instinct funciona tras la primera escucha como una excursión por nuestra memoria más reciente, ya que gran parte del material incluido en el disco ya había sido editado anteriormente como The Drummer, Mother Protect o DJ Ease My Mind entre otras canciones.
La música de Niki & The Dove sorprende desde el primer minuto. Mezcla magnificencia y urgencia a partes iguales, poderío y letras complejas y ostentosas, algo que ya se adivina desde el inicio con Tomorrow, una belleza neo-ochentera con pinceladas de melodías asiáticas apoyada firmemente sobre la voz de Malin Dahlström. Los sintetizadores parecen vivos, respiran a lo largo de temas como DJ Ease My Mind, Love To The Test o The Fox. Y diversas interpretaciones de la naturaleza, como The Drummer o The Fox, parecen dar vida al disco en su conjunto.
Es justo decir que no muchos grupos hacen música como la que hacen Niki & The Dove, y por eso es difícil juzgarlos en comparación con otros grupos. Puede que sus cualidades no sean aptas para todo tipo de público, pero sin duda podrían estar sentando las bases para un nuevo género pop. Instinct es recomendable principalmente por sus sobresalientes inicio y final (la última pista, Under The Bridges, usa sus más de 8 minutos de duración con efectividad erigiéndose poco a poco gracias a una esquemática, pero práctica, percusión). Es en los momentos en los que se olvidan de explorar las fronteras más experimentales, cuando se vuelven un poco monótonos o incluso aburridos.
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