Cartas desde Nueva York
Por Sergio Rozalén
¿Qué puede resultar del empeño musical de un conocido tecladista neoyorquino apasionado por el karaoke y una cantante depsicho-cabaret que se saben rodear de una treintena de cantantes locales con tanto talento como poca vergüenza? La respuesta es The Loser´s Lounge, un espectáculo sin complejos.
Quizá una de las más entretenidas jam session establecidas en Nueva York en la que, desde hace ya veinte años, el sonido electrónico de un teclado se rodea de un coro, que parece haber salido de Eurovision´73, y de una decente orquesta que permite que los autodenominados losers vayan pasando, uno a uno, a interpretar un solo tema del artista homenajeado de la velada. En esta ocasión, Harry Nilsson, un autor al que muchos recordamos tan solo por una par de temas presentes en la memoria colectiva:Without You, que automáticamente asociamos a Mariah Carey y un mágico verano del 93; y aquel Everybody’s talkin’ que cualquiera que haya visto Cowboy de Medianoche no podrá sacarse de la cabeza con facilidad.
Cuando uno asiste al Joe’s Pub, un mítico club de conciertos neoyorquino, a disfrutar del Loser’s Lounge, lo que anhela es ver ver en acción a los perdedores. Ellos no defraudan, y sin perder la sonrisa y en un estricto orden desfilan por el escenario para ofrecer al selecto público su mejor versión del tema elegido. Y es entonces cuando uno entiendo el sentido semántico del espectáculo: cowboys trasnochados, sinvergüenzas en calzoncillos, admiradores de Elvis, coristas setenteras, strippers punkies y gays aficionados al heavymetal se mezclan con solistas melosos eternamente enamorados. No faltan las cantantes más serias, si es que alguien puede considerarse serio en este show, como la sonriente belleza Katia Floreska, que deleitó al entregado público con una versión deDon’t leave me.
Cuando, al final de la función, la mayoría de ellos vuelve a subir al escenario expresando su orgullo por pertenecer al selecto club de los perdedores, la sesión alcanza su clímax y uno desea que vuele el tiempo para, dentro de dos meses, comprobar qué nuevas versiones de qué reputado artista podrán ofrecer semejante elenco de juglares.
Detrás de todo, un genio tan premiado como humilde, está un veterano de la escena de Manhattan:Joe McGinty, que tras tocar con The Ramones y muchos otros grupos ideó en 1993 el peculiar conceptoThe Loser’s Lounge. Su pasión por el karaoke, al que dedica todos sus martes en con Live Piano Karaoke en el Manhattan Inn, tiene también su espacio en esta catarsis bimensual de perdedores: algún espectador que haya decidido probar fortuna participando en un sorteo tendrá la oportunidad de romper el hielo tras el intermedio y demostrar sus dotes de cantante. Y de perdedor, porque, en ocasiones, poco o nada desentona el improvisado intérprete con el resto de desacomplejados artistas.
el espectáculo
Como todo en la vida es negociable, The Loser’s Lounge puede estar en tu boda, en tu cumpleaños o en tu próxima fiesta de la oficina. Con karaoke, por supuesto. Y con felices perdedores.
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