Por Diego E. Barros
Yo soy ETA. Lo confieso. A pecho descubierto. Es el primer paso, reconocerlo. He tenido la suerte de crecer en uno de esos hogares que llamaban de clase media. Una media alcanzada gracias al trabajo de mis padres. A que ellos trabajaban para pagar los gastos de mantener y estudiar a tres hijos. Yo soy ETA porque estudié; ya que decidieron soltarme en este mundo, mis padres pensaron que lo normal sería proporcionarme las armas para que, llegado el momento, no tuviese que pasar por lo mismo que ellos pasaron. Pura lógica. Por esa mentira que acabamos por creernos de que toda generación vivirá mejor que su precedente. El gran desengaño. Yo soy ETA porque cuando acabé de estudiar conseguí trabajar. Un tiempo al menos, hasta que la ley natural se torció. Yo soy ETA porque pasé por el paro. Me lo gasté todo y pese a las carreras, el máster y los idiomas, no conseguí trabajo. Yo soy ETA porque mi padre me inculcó un exacerbado sentido de la justicia social. Esa boutade que hoy parece tan lejana y que consiste en no decir, sino creer, que todos somos iguales y no unos más iguales que otros. Yo soy ETA porque creo que todos debemos tener las mismas oportunidades y porque soy ETA, no creo en este darwinismo social que algunos llaman este libre mercado. Yo soy ETA porque creo en los beneficios de la cultura por el mero hecho de serlo y no porque deba arrojar un dividendo. Yo soy ETA porque creo que este sistema ya no es el mejor de los posibles. Yo soy ETA porque creo que la Transición que nos han dado es una mentira cuyos descosidos algunos se apuran en disimular diciendo que yo soy ETA. Soy ETA porque vi con buenos ojos el 15M. Soy ETA porque creo en el derecho de todos a protestar. Porque creo que los sindicatos (su sentido, su razón de ser) son más necesarios que nunca. Soy ETA porque me creo responsable de mis pensamientos y acciones; y como tal, creo que debo responder por las segundas. Soy ETA por tener la espina clavada de nunca haber aprendido a tocar el piano, algo que ahora, algunos, dicen que es motivo de sospecha. Supongo que de ser ETA. Yo soy ETA porque no pago impuestos en España. Porque ya no vivo en España. Porque no puedo vivir en España. Porque el sistema me declaró mano de obra excedente. Entonces decidí ser ETA porque, como dijo José Luis Sampedro, en mi hambre mando yo.
Tú eres ETA. Reconócelo. A fin de cuentas tú también has ido a la universidad. O no. Has trabajado o querías hacerlo. Te creíste lo de nacer, crecer, multiplicarse y morir aunque ahora parezca que el único derecho sagrado para algunos es el de nacer. Lo de menos son las circunstancias. Tú eres ETA porque te gastaste el paro o ni siquiera llegaste a tenerlo porque sólo has encadenado trabajos basura con sueldos basura durante los últimos años y ahora, ya ni eso. Tú eres ETA porque te creíste que «España va bien» y después que en «España no hay crisis». Porque te creíste que podías vivir con 1.000 euros al mes. O, afortunado, con 1.500. Eres ETA porque un día fuiste al banco y pediste un crédito para comprar una casa sobrevalorada por unas agencias de tasación que cobraban del mismo banco que te daría el crédito. 150.000 euros a devolver en 30 años más intereses. Tú eres ETA porque comprometiste tu nómina, la de tu pareja y lo avalaste con la casa de tus padres. Tú eres ETA porque tu empresa te despidió. Tú eres ETA porque no eres capaz de encontrar trabajo. Eres ETA porque tienes 45 años y pocos estudios. Porque has trabajado desde los 16 en lo mismo: poniendo tuercas o ladrillos hasta el día en el que alguien decidió, lejos, que ya no era rentable poner más tuercas y que ya había demasiados ladrillos. Tú eres ETA porque ya nadie te va a contratar aunque ninguno de ellos lo reconocerá. Porque no eres productivo y porque, sobre todo, sales demasiado caro. Tú eres ETA porque un día decidiste dejar de pagar el crédito que el banco te dio, sobredimensionado, porque así son las cosas. ¿No querías un poco más para cambiar de coche? ¿Y un viaje? Al banco le convenía. Tú eres ETA por haber pensado que la economía es así. Y eres ETA desde el momento en que decidiste que o los niños o la letra, y primero son los niños.
Él es ETA porque un día protestó. Porque un día, cuando comenzó todo esto, dijo que él no había vivido por encima de sus posibilidades jamás por lo que no entendía por qué debía sacrificarse por los errores de otros. Él es ETA porque hacía huelga cuando había huelga. Porque ese es su derecho. Porque por ese derecho habían muerto muchos antes que él. Ella es ETA por haber confesado en la última entrevista de trabajo que le gustaría ser madre. Ella es ETA porque decidió quedarse embarazada con un contrato temporal de seis meses que, pese a su profesionalidad, no fue renovado porque pagar una baja laboral sale demasiado caro. Ella es ETA por ser mujer. Por ser mujer pasados los cuarenta. ¿Quién va a contratar a una mujer pasados los 40 si puede contratar a una chica de 20? Sale más barato y encima alegra el paisaje de la oficina. Juventud, divino tesoro. Él es ETA porque paga religiosamente sus impuestos. Qué remedio. Él es ETA porque no pertenece a la clase de los que hacen oportunos viajes a lugares paradisíacos como Andorra, Suiza o San Marino. Él es ETA porque se creyó lo de los políticos son nuestros representantes por lo que deben velar por nuestros intereses. Él es ETA porque un día fue trabajador y al otro se creyó empresario. Es ETA porque el banco le cortó el crédito y se acabó la empresa. Él es ETA porque se ha creído lo de ser emprendedor. Él es ETA porque no entiende que su dinero sirva para rescatar bancos y no personas. Él es ETA porque no entiende este capitalismo en el que el Estado cubre las pérdidas generadas por las reglas de los capitalistas. Es ETA porque se creyó lo de «reformar el capitalismo». Él es ETA porque no cree en la violencia aunque no entiende cómo, a estas alturas, no ha habido violencia. Es ETA porque cree que sí hay alternativa. Él es ETA por creer que no hay individuo, sino sociedad.
Nosotros somos ETA porque pertenecemos al 99%. O a la mayoría, sin cifras. Incluso a la silenciosa. Nosotros somos ETA porque hemos tenido que coger las maletas como hace décadas nuestros abuelos o nuestros padres para volver a casa, con suerte, sólo por vacaciones. Nosotros somos ETA porque antes de marcharnos acudimos a las manifestaciones. Porque creímos que era nuestro derecho y obligación como ciudadanos. La obligación de participar en el sistema más allá de meter una papeleta en una urna cada cuatro años. Somos ETA porque fuimos «la generación más formada de la historia de España» pero ahora, según el ministro del ramo, ya no. Nosotros somos ETA porque somos mileuristas. Nosotros somos ETA porque fuimos mileuristas y ahora ya ni eso. Nosotros somos ETA porque entendemos la regla básica del capitalismo: tú vendes y yo compro. Porque sabemos que vender y comprar depende del poder adquisitivo y todo en el sistema gira en torno a esto. Por eso, nosotros somos ETA, por enfadarnos cuando Banco de España y Patronal dicen que lo mejor es bajar los sueldos. Todavía más. Nosotros somos ETA por hacer botellón. Somos ETA por emborracharnos, drogarnos, fumar, follar, reír, llorar, amar y odiar. Nosotros somos ETA porque nos tragamos la vergüenza de ir todos los días a la cola de la Cocina Económica. Somos ETA por ir una vez al mes a Cáritas y somos ETA porque aun siendo más triste pedir que robar, lo que nos diferencia del 1% es que sabemos que robar está mal. Somos ETA porque tenemos vergüenza. Nosotros somos ETA porque nos han cortado la luz. Y porque la dieta se ha reducido a leche, arroz y pasta. Nosotros somos ETA porque llevamos meses de retraso en el pago de la hipoteca. Somos ETA porque hemos recibido la carta que dice que o pagamos, o el banco que nos dio la hipoteca que pagábamos religiosamente mientras tuvimos nómina procederá a pedir el desahucio por vía judicial. Nosotros somos ETA porque nos han desahuciado. Somos ETA por tragarnos las lágrimas y el orgullo. Somos ETA por juntarnos con otros que también son ETA. Y, sobre todo, somos ETA por creer conquistados unos derechos que pensamos irrevocables.
Vosotros sois ETA porque os han dicho que lo sois. Vosotros sois ETA porque fuisteis al banco a preguntar (al del banco) dónde poner los ahorros de toda la vida. Vosotros sois ETA por ser trabajadores de tropa en un banco y por cumplir las órdenes de vuestros superiores. Vosotros sois ETA por convencer a simples ahorradores, a vuestra familia, a vuestros amigos, de que lo mejor eran lo que vuestros superiores llamaron Preferentes. Vosotros sois ETA por confiar en el trabajador del banco en el que llevabais confiando toda la vida. Por pensar que él no os iba a engañar. Vosotros sois ETA por ser estafados. Vosotros sois ETA por protestar contra los que permitieron la estafa y sois ETA por no saber dónde y a quién confiabais vuestro dinero. Sois ETA por no entender estas leyes del mercado. Vosotros sois ETA por haber sido desahuciados o estar a punto de serlo. Vosotros sois ETA por manifestaros. Por pedir una ILP para que vuestros representantes paren la sangría y devuelvan lo estafado. Sois ETA por ser inmigrantes. Sois ETA por ser trabajadores y ciudadanos. Vosotros sois ETA por haberlo olvidado. Por haber dejado que os traten como consumidores y haberos pensado sólo consumidores. Sois ETA porque ahora, a duras penas, podéis consumir. Vosotros sois ETA por hacer «una huelga contra España». Sois ETA por no saber qué es la «Marca España» y sois ETA por cagaros en España. En esta España. Vosotros sois ETA por no ser españoles y por no querer ser españoles. Sois ETA por ser republicanos y no Juancarlistas. Vosotros sois ETA por no ser «normales» y por ser homosexuales. Sois ETA por creeros iguales y pedir los mismos derechos que los «normales». Vosotros sois ETA por dudar de «lo normal». Vosotros sois ETA por haberos creído lo del «No os fallaré» y también lo de «Levantaremos España como en 1996». Vosotros sois ETA por juntaros con otros que también son ETA y hacer un escrache. Sin saber qué es un escrache. Sois ETA por pretender, ilusos, que vuestros representantes escuchen a quienes representan. Por intentar influirles en la calle cuando todos deberíais saber que la influencia se ejerce en los despachos, hoteles, comidas y cenas a los que nunca os invitarán. Los hoteles, comidas y cenas que Pagan patronales y Asociaciones Profesionales y que los americanos llaman lobbies. Los que de verdad presionan a vuestros representantes. Vosotros sois ETA por haber votado siempre a los mismos para que os representaran y sois ETA por no haberles pedido cuentas. Aunque fuera cada cuatro años.
Ellos son ETA. Ellos, que han visto como la Policía de servir y proteger tumbaba la puerta de su casa. Ellos son ETA por haber engrosado la lista de un ERE. Por haberse ido a la calle con una mano delante y otra detrás o, lo que es lo mismo, 20 días por año. Ellos son ETA por haber tragado. Por haber callado cuando el despedido era el compañero de al lado. Por haber pensado que mejor callar no sea que les salpique la sangre. Ellos son ETA por gritarles a sus representantes en la puerta de sus casas. Ellos son ETA porque eso es violencia y no lo otro. Ellos son ETA porque ya no pueden enviar al niño a la universidad. Ellas son ETA por lesbianas. Son ETA por ser madres y por ver la cara del niño cuando les pregunta cómo será tener ropa propia y no usada. Ellos son ETA por mirarse al espejo cada mañana y decirse: hoy sí vas a encontrar trabajo. Ellos son ETA por decir basta y abrir la llave del gas. Y son ETA por quedarse dormidos poco a poco para ocupar, mañana, 15 segundos de telediario. Otros quince segundos. Ellos son ETA por haber usado la Sanidad por encima de sus posibilidades. Lo son por haber «malgastado» medicamentos y por haber enfermado. Por no morir a tiempo, sin gastar demasiado. Ellos son ETA por haber estudiado o por no haberlo hecho. Aunque ahora el resultado sea casi el mismo. Ellos son ETA porque así lo ha dicho la Delegada del Gobierno de turno, el ministro de turno, el diputado de turno, el alcalde de turno y el concejal de turno. Ellos son ETA y también nazis, violentos, terroristas, parados, jubilados, indignados, perroflautas y piojosos. O peor: comunistas, sindicalistas. Ellos son todos iguales. Ellos son los que ponen pegatinas. Ellos son la chusma que hay que mantener a 300 metros.
Usted. Permítame que le trate de usted porque al contrario que usted, yo todavía le guardo el respeto al que usted lleva años faltándome. Usted no es ETA. No es ETA porque yo sé quién era ETA. Porque he ido a manifestaciones contra ETA; a veces incluso he llorado a su lado. Cuando ETA mataba a uno de los suyos, estaba a su lado por considerarlo uno de los míos, de los nuestros. Usted no es ETA, ni nazi, créame, aunque usted crea que yo sí lo sea. Sin embargo usted es peligroso. Usted forma parte de una banda en la que las armas las llevan otros y que está causando muchas víctimas. Demasiadas. Víctimas a las que usted no quiere ver y que usted no quiere que le recordemos. Quizá por eso, cuando lo hacemos, usted dice que somos ETA.
música cine libros series discos entrevistas | Achtung! Revista | reportajes cultura viajes tendencias arte opinión