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En Órgia ha primado más su proceso de documentación, de investigación escénica y de buscar sintetizar lo recogido de lo anterior, antes que el conseguir un resultado final “redondo”.  Lo cual saca a relucir una de tantas de las dificultades a las que se enfrentan los profesionales de lo escénico, después de transitar por cada una de las fases que componen a un montaje. Esto es: Aunque uno cuente con lo que se suele llamar en el sector, “miradas externas”, es un hecho que uno siempre corre el riesgo de que frente al conjunto de los espectadores (más si cabe, si se trata de un estreno) ser percibido de formas desiguales.

 

Si bien es cierto que tras la representación de Órgia las integrantes de La Rara recibieron una clamorosa ovación, mientras los espectadores estaban en pie. Personalmente, ello no me ha conducido a descartar preguntarme, sobre cómo montar una dramaturgia de una pieza que evita ser narrativa, y que al mismo tiempo, procura concentrar y hacer mención de todo lo que ha estado presente en su proceso de creación. Es más, estoy convencido de que las reflexiones y conversaciones entre las integrantes del equipo de La Rara habrán sido tan interesantes, como para emprender un documental sobre todo lo que han compartido en la elaboración de un proyecto que ha sido tan complejo y tan ambicioso de materializar. En esta línea, les aseguro que si me dicen que esta pieza multidisciplinar es un work in progress en vistas a llevar a cabo dos o tres trabajos escénicos, no estaría problematizando de esta manera lo que vi el día del estreno de Órgia.

De cualquier modo, lo anterior fue abordado por las integrantes de esta compañía andaluza durante el encuentro entre el equipo artístico y nosotros los espectadores, después de los aplausos del público. Tómese en cuenta que estas profesionales tuvieron que tomar decisiones para “llegar a tiempo” a la fecha fijada con el Teatro Lope de Vega, y los compromisos con el Banco de Proyectos del ICAS que facilitó que Órgia saliese adelante. ¿Eso significa que no presentaron un buen trabajo? De ningún modo. Sinceramente, Órgia me parece una pieza necesaria y hecha con mucho mimo, seriedad y convicción, por el equipo de personas que ha estado involucrado.

Foto: Alejandra Amere

Foto: Alejandra Amere

 

En lo que se refiere al contenido de Órgia, lo dicho, se tocaron tantos temas que lo más operativo en este caso, es situar en el núcleo muchas de las de las cosas con las que han tenido que lidiar las mujeres cis en el pasado reciente y en la actualidad, en cuanto ellas daban muestras de “desobediencia”  o “incongruencias” a lo establecido en el interior del cisheteropatriarcado; si los comportamientos de ellas no se adecuaban a lo que se entendía que estaba dentro de los estándares de lo que es una “persona normal”. Por tanto, a lo que se le llama, “neurodivergencias”, ha de ser relegado a un lugar que esté fuera del espacio de lo público (con todo lo que ello supone); entre otras cosas por el estilo. Todo esto se planteó  de lo particular a lo general, partiendo de los testimonios que tuvieron  acceso las integrantes de La Rara de varias mujeres que estuvieron residiendo o vinculadas con en el antiguo hospital psiquiátrico de Miraflores (Sevilla), poniéndolo en diálogo con lo que han vivido en primera persona las profesionales involucradas. Ello ha evidenciado que las repuestas a los dispositivos disciplinarios que recaen sobre todas las mujeres, son tan variopintas que no es de extrañar que más de una se haya quedado en el camino, otras andan con ciertas dificultades…

Ya se estaba tardando que el tema de la salud mental estuviese más presente en el debate público, aunque sea innegable que sus incidencias se llevan manifestando desde que, básicamente, el ser humano es lo que es. Sí es que las personas cuyas vidas no fueron pronunciadas en “momentos de peligro”, nos deberían de valer de ejemplo de lo lejos que ha llegado un sistema que margina, sanciona y deshumaniza a aquellos individuos que no cumplen de un modo “satisfactorio”, una serie de directrices a las que nadie (de forma individualizada) se ha comprometido bajo ningún trámite contractual. Alguien diría: “Pues, dado que vives en sociedad has de hacer tuyo el “sentido común” que compartimos todos”. Otra persona añadirá: “Si quieres desahogarte lo podrás hacer en tu intimidad y, a veces igual te lo podrías ahorrar para ir “practicando”. O ¿en realidad lo que quieres es ahuyentar a las personas que te rodean?”…

Foto: Alejandra Amere

 

Estos tipos de violencias se han sabido conservar, en tanto y cuanto que “lo que se lleva” es relacionarnos los unos con los otros, intentando ser un producto atractivo del “mercado de las relaciones humanas”, en el que todos de un modo u otro tenemos un grado de responsabilidad. “Mercado” que posee sus influencias en todos ámbitos de nuestras vidas, poniendo entre paréntesis nuestra valía como seres humanos, como profesionales del oficio que ejercemos, etc…  Así, bajo esta perversa y mezquina lógica, basta que hayamos cometido algunos errores/torpezas o no nos hayamos desembarazado de unas “malas costumbres”, para que el resto de nuestros actos queden desacreditados, o en el peor aún, no sean “suficientes” para que uno sea considerado un ser humano más (incluso ante nosotros mismos).

Para transmitir esto y más cosas Nerea Cordero, Eloísa Cantón, Eva Gallego, Julia Moyano y Rocío Hoces, nos desplegaron una serie de “marcos” en los que se articuló con inteligencia, creatividad  y atino, la música en directo de Eloísa Cantón con el movimiento del todas las intérpretes (que dicho sea de paso, fue dirigido con la elegancia y la efectividad que nos tiene acostumbrados Natalia Jiménez Gallardo); el diseño de luces de Irene Cantero; o qué decir que en el primer tercio de Órgia, en el que Real-time video de la Chica Frábrica entró en diálogo con una grabación de las que llevan a cabo el podcast sobre salud mental con perspectiva de género, Loca yo! Lo cual ayudó a dar mayor relieve a una pieza que osciló entre el teatro documental y la auto ficción. Ofreciéndonos, a nosotros los espectadores, numerosas imágenes y situaciones de las cuales mantenerse indiferentes es imposible. Siendo que es imprescindible para reivindicar que los Derechos Humanos de todas las personas en los llamados “países desarrollados”, se sigan persiguiendo hasta su total consumación en cada ámbito de nuestras vidas.

 

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