Su música es una pura ensoñación que te saca de donde quiera que te haya dejado anclado tu rutina diaria para que vueles a los lugares más bellos que tu mente pueda recrear cargado con una sonrisa como único equipaje.
Mitad inglesa, mitad española, Alondra nació en la ciudad de Lancaster y del Noroeste británico se trasladó siendo aún una niña a vivir a Murcia donde fue creciendo con la música de los Carpentes, Joni Michell, Kate Bush, Scott Walker, Burt Bacharach, Cat Stevens… Es posible que esa mezcla de culturas y su inmersión en distintos estilos musicales, hayan dado como resultado este ‘ave raris’ y tan excepcional con estilo propio.
El viernes 24 pudimos disfrutar de su delicada voz interpretando algunos de los temas de su nuevo álbum de estudio Resolutions (Gran Derby Records, 2015) grabado en EEUU bajo la batuta del productor Matthew E. White, donde explora nuevos sonidos saliendo de su folk más característico para adentrarse en un pop magistral.
Sobre el escenario destila toneladas de fragilidad y seguridad al mismo tiempo. Es niña y mujer a un 50 por ciento. Su lado infantil nos enternece y este otro yo de mujer fuerte nos haría seguirla al fin del mundo. Cuando se dirige al público bajando la voz hasta casi el silencio, logra crear esa comunicación mágica en la que todos conectamos emocionalmente. Ya estamos listos para el primer tema The break of dawn, no sin antes animar al público a acercarse y ocupar los almohadones colocados en primera fila donde ya están sentadas dos niñas a las que dedica la canción y les reta a adivinar de qué animal está hablando aunque no es hasta la tercera canción cuando recuerda que no ha revelado la solución al acertijo.
Llegó el momento de presentar a sus fieles escuderos que han trabajado con ella desde el inicio de su carrera allá por el 2009. Xema Fuertes al banjo, guitarra acústica y coros y Caio Bellveser al bajo, teclado y coros.
Alondra conoce el poder de la buena música, que como casi siempre tiene que ver con expresar sentimientos con autenticidad y el rigor de un trabajo musical bien cimentado, tanto por la poesía de sus letras como por la música que las da vida. Muestra de ello son algunos de los temas nuevos What will you dream o When I Get Back Home o clásicos que no pueden faltar Don´t Worry Daddy o Dot, dot, dot. Son esos momentos que recuerdas y por los que sabes que el directo de Alondra es tan especial. Y por lo que vuelves una y otra vez.
Tampoco se olvida de su público y de las peticiones que le hacen vía Facebook, Flowers never bend with the Rainfall de Simon and Garfunkel aunque no parece que el solicitante estuviese en la sala pero gracias de todas formas en nombre de los que sí estuvimos.
El concierto va llegando a su fin y Alondra no se olvida de agradecer a los teloneros, The Scandinavians, por “el concierto tan preciosísimo que han dado”, palabras textuales a las que me sumo y al festival Victoria Summer Acoustic Concerts definiéndolo de la mejor manera posible como una «Navidad en Junio” por lo que nos han hecho sentir con la cantidad de regalos que reparten: música en vivo, globos, banderitas, comida, bebida, un par de zapatillas Victoria y hasta unas galletas personalizadas con su nombre.
Por si esto fuera poco es muy de agradecer que Alondra sea la última en cerrar la puerta del local. Como buena anfitriona se queda hasta el final de la fiesta y atiende a sus seguidores, firmando discos y personalizándolos. Te hace sentir parte del espectáculo y que la experiencia sea completa.
Es el mejor broche de estos conciertos en pequeño formato pero con grandes y memorables momentos. Al final, detrás de todo, están las personas y lo que nos mueve por encima de todo son los sentimientos. ¿Qué es Alondra Bentley sino puro sentimiento?