Inconmensurable, así fue el conciertazo que dio el pasado viernes el Señor Paul Simon en el Barclaycard Center de Madrid lleno hasta la bandera. El mismo adjetivo aplica por igual a la extraordinaria banda que le acompañó en el escenario durante las más de dos horas que duró el espectáculo que ofrecieron ante un público entregado sin apenas paradas a lo largo del repertorio a excepción de los mínimos intervalos que anunciaron no uno, ni dos, ni tres hasta cuatro bises.
Con un aforo casi completo y todo el público religiosamente sentado porque no estaba permitido levantarse que para eso había una legión de gente de seguridad velando por nuestra seguridad, valga la redundancia. Eso sí, cada uno que se quedase en su sitio. Con esta atmósfera sale a escena la increíble banda que está acompañando a Paul Simon durante su gira Stranger to Stranger. Compuesta por una sección de viento y metal, batería, percusión, teclado, piano, bajo, guitarristas, acordeón por no hablar de la cantidad de instrumentos traídos de los confines del mundo.
La banda inaugura la noche tocando la pieza instrumental Gumboots, música con la que Simon sale a escena para interpretar su primer tema, The Boy in the Bubble, tema también incluido en su obra maestra Graceland de 1986. Álbum con el que se enfrentó al mundo al grabarlo con músicos sudafricanos saltándose el boicot cultural impuesto por el resto del mundo en contra del apartheid en Sudáfrica.
De ahí saltamos a un tema más intimista, 50 Ways to Leave Your Lover, incluido en su álbum Still Crazy After All These Years de 1975 donde el artista estaba recuperándose de la separación de su primera esposa. Alternando temas de distintas etapas, Dazzling Blue , That Was Your Mother llegamos hasta el primer tema que interpreta de su etapa en Simon & Garfunkel, America, despertando así la nostalgia del público.
Con temas como Mother and Child Reunion o Me and Julio Down by the Schoolyard, el público ya no aguanta más en su silla, el cuerpo le pide bailar y comienzan los primeros desplazamientos y el tira y afloja con los responsables de seguridad. Spirit Voices y The Obvious Child incluidas en el álbum The Rhythm of the Saints de 1990 donde Simon siguió explorando con la música étnica colaborando con músicos de diversos países como Vincent Nguini de Camerún que le acompaña en el escenario y con el que no ha dejado de colaborar a lo lardo de los últimos 25 años.
Vuelve la tranquilidad al Palacio de los Deportes de la mano de la canción que da título al nuevo trabajo y gira, Stranger to Stranger de aires flamencos y acompañada en escena por un músico al cajón flamenco y un bailaor. Siguiendo este tono más intimista se queda sólo en el escenario para tocar con la acústica otro tema de Simon & Garfunkel, Homeward Bound, en una versión más country. Regresan los músicos a escena para pasar a los sonidos andinos de la quena interpretando El Condor Pasa (If I Could) y Duncan.
Aparece un nuevo instrumento en escena, un aparejo indio de una sola cuerda, gopichand, con el que han estado experimentando en algunos de los temas incluidos en su nuevo álbum y nos lo demuestran tocando The Werewolf.
El ritmo vuelve a nuestro cuerpo al son de The Cool, Cool River y con Diamonds on the Soles of Her Shoes y You Can Call Me Al, el personal de seguridad tienen que rendirse y permitir que el público se levante a bailar e incluso se acerque al escenario porque es imposible parar los pies.
Así llegamos a la primera tanda de bises, ya nadie vuelve a sentarse porque el ritmo corre por nuestras venas avivado por el cuarteto que conforman Proof (instrumental), Wristband single del último álbum y probablemente la canción que mejor representa el espíritu Graceland que llega justo después y que completa Still Crazy After All These Years más recogida y con la que todos los músicos saltan al frente del escenario para despedirse formalmente.
Segunda tanda de bises: Late in the Evening, One Man’s Ceiling Is Another Man’s Floor y The boxer con la que el Palacio se enciende con las pantallas móviles.
Tercera toma, sólo Paul en escena enfundado con su acústica para tocar The Sound of Silence.
Aún hay más, vuelen a salir por cuarta y última vez y suena I Know What I Know que nos transporta del Graceland, cumbre de la carrera en solitario de Simon, hasta Bridge Over Troubled Water último trabajo de estudio grabado por Simon & Garfunkel.
Una noche mágica para el recuerdo que hacía 25 años no se repetía en nuestro país a excepción del día anterior en su cita bilbaina y que tiene que durar en nuestra memoria otros tantos años más hasta que se pueda repetir algo así. ¿Conocen esa famosa frase de Woody Allen que dice “Cuando escucho a Wagner durante más de media hora me entran ganas de invadir Polonia”? pues a mí me pasa algo parecido cuando escucho a Paul Simon durante más dos horas sólo que me entran ganas de viajar, de explorar el mundo, de recorrer el planeta al igual que Simon hace con su música.