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Por Marcos Nebreda

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El 25 de julio de 1922 arrancaba una aventura periodística que, aunque breve, marcó un hito de renovación cultural y editorial en la España y en la Galicia de comienzos del siglo XX.  El rotativo Galicia lanzaba su primer número con una caricatura de Castelao en el centro de su portada y un editorial muy revelador. “No viene a ser un periódico cuajado de los moldes tradicionales cortado con servil fidelidad a los antiguos patrones de la especie, sino llana y sencillamente, un resonador claro, imparcial y sereno del heterogéneo vivir diario de nuestra tierra”. Galicia nacía pues como una publicación con una fuerte identidad icónica y visual y como periódico de empresa, alejado de intereses partidistas donde la opinión tenía un lugar destacado. Una filosofía muy alejada de los diarios de la época y que incluso sería extrapolable y válida para aplicar al momento de crisis mediática actual.

El intelectual Valentín Paz Andrade, al que este 2012 se dedica el Día de las Letras Gallegas, se puso al frente del proyecto con tan sólo 24 años. Su vocación periodística le llevó a asumir la tarea de transformación del país a través de un medio crítico y no doctrinal. Lo hizo avalado por nombres destacados de la cultura gallega como Otero Pedrayo, Villar Ponte o Manuel Antonio. Éste último conservó gran parte de los ejemplares del Galicia publicados de 1922 a 1926 que ahora se muestran en la Fundación Barrié de la Maza en A Coruña.

La cabecera Galicia se convirtió en marca de vanguardia y en “fenómeno de resistencia del galleguismo y de la democracia” tal como lo definió Paz Andrade. Fue sobre todo, “un modelo de buen periodismo, con información veraz, línea editorial firme, clara y comprometida con un país”, en palabras del presidente de la Real Academia Gallega, Xosé Luís Méndez Ferrín.  El éxito de la publicación se basó en su modernidad editorial. Paz Andrade incorporó la economía como elemento fundamental y creó un auténtico periódico “de empresa”, introduciendo publicidad y capital privado.  “Los tres grandes problemas de la prensa en España en ese momento eran la financiación, el localismo y el carácter obsoleto de su presentación visual”, asegura el comisario de la muestra Xosé Luís Axeitos.  El rotativo gallego los solucionó todos. Introdujo el género periodístico del editorial, “desconocido en Galicia que en España usaba el diario El Sol, referente para el periódico de Paz Andrade”. Otorgó un peso importante a la opinión plural vertida en sus páginas por ilustres galleguistas sobre todo tipo de temas atendiendo al sector rural y urbano y proyectando una imagen de país de futuro a través de sus incipientes sectores productivos.

Revolución estética y económica

diariogalicia-reportaje-periodismo-revista-achtungHubo en el Galicia otro nombre clave sin el que no podría entenderse este producto. Fue el dibujante Alfonso Daniel Rodríguez Castelao. A él debemos la tipografía de la cabecera, inspirada en la letra gótica monacal y usada por la prensa mundial del XIX. Está  presente en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago y se convertiría en seña de identidad y símbolo del país. Las mordaces y satíricas caricaturas de Castelao abrieron cada número del periódico durante sus cuatro años de vida. Se exhibieron en portada, algo insólito en la prensa de la época que las guardaba para sus páginas interiores. Estos dibujos iban acompañados de texto en gallego. El idioma de Galicia se usaba también en algún otro texto literario dentro del periódico.

La innovación y la vanguardia vinieron también de ultramar. El proyecto colectivo consiguió financiación a través de emigrantes retornados que pusieron capital y llegó a conseguir una tirada de 12.000 ejemplares diarios, cifras similares a las dos principales cabeceras gallegas de la época, Faro de Vigo y La Voz de Galicia, situándose así en el tercer puesto de la prensa gallega.  Sin embargo el proyecto periodístico también tuvo que lidiar con inconvenientes, el principal, la censura instaurada por la dictadura de Primo de Rivera a partir de 1923.  El propio Paz Andrade será encarcelado en Vigo, sede del diario, por defender que el trazado del ferrocarril a los Pirineos partiera de Galicia y no de Madrid. El Gobernador Civil suspende el periódico en 1925 pero Paz Andrade consigue levantar esa suspensión. Aunque las tenazas de la dictadura no ayudaron a la supervivencia de la cabecera, fueron fundamentalmente económicos los motivos que llevaron a su cierre. En 1925 quiebra el Banco de Vigo y el grupo empresarial que encabeza Cádiz y Vargas abandona el barco. Sin capital necesario y en conflicto permanente el proyecto se agota con tan sólo una tirada de 2.000 ejemplares y el 15 de septiembre de 1926 Galicia edita su último número.

Atrás quedan cuatro años de vanguardia periodística y cultural liderada por los intelectuales del momento que lograron sacar a la calle un diario serio, independiente e innovador. Un referente que reivindicó una identidad sólida de Galicia más allá de los tópicos y que de algún modo y desde una esquina galaica del Estado, rompió barreras para la construcción de una prensa moderna y de opinión, esa de la que hoy aún podemos disfrutar.

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@marcosnebreda

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