Hace poco tuve la oportunidad de charlar con la bailarina, docente y creadora andaluza Rocío Barriga. En esta entrevista queda bien reflejado, como esta joven profesional trata de gestionar numerosas contradicciones venidas de intentar ejercer dignamente su profesión, en un terreno que le aboca a la precariedad y a la incertidumbre.
La formación académica y las reflexiones a las que ha llegado Rocío Barriga, la avalan como una persona capaz de llegar mucho más lejos de lo que la realidad de los jóvenes bailarines en España, le posibilita. Sin embargo, hay algo en ella que la mantiene dentro de lo que ha formado parte indisoluble de su individualidad, la danza.
Asimismo, ella pertenece a una prometedora generación de bailarines de danza contemporánea en España, con los recursos técnicos y la creatividad suficiente, para ofrecernos en no muchos años, un cambio generacional que termine de poner a España como un país de referencia en esta disciplina, más allá de las injustamente llamadas “excepciones”.
He allí que esta entrevista encaje a la perfección, con la última que he hecho a través de este medio, me refiero a la que le hice a la bailarina y creadora andaluza Lucía Bocanegra. Entrevista, que si se le pone a la par con la presente, no sólo vemos como sus testimonios se complementan entre sí (al fin al cabo, son personas diferentes, con un movimiento diferente y con líneas de investigación diferentes); sino que también, nos ayuda a tener unos ejemplos más de lo que está sucediendo en las cabezas y corazones, de muchos intérpretes que no paran de invertir en salud física y mental. Gente que si no tuviesen el apoyo de sus más allegados (en lo económico y afectivo), quizás aún encontrarían un modo más de seguir adelante para ejercer, profesionalmente, la disciplina a la que se han entregado tanto desde sus respectivas infancias.
Desde mi punto de vista, situar a estas dos entrevistas en el mismo grado de importancia que muchas de las que he hecho a otros profesionales de lo escénico, es evidente y de una absoluta urgencia. Para dar respuesta a esta crítica situación que lleva años poniendo en entre dicho, una sana conservación de la misma en una región con tanto potencial y talento. Sin más que añadir, les dejo con lo que fue mi conversación con Rocío Barriga:
-Yo no tengo ningún reparo en reivindicar a los bailarines más veteranos. No obstante, considero que hay una gran necesidad, de que a ustedes los más jóvenes, se les escuche con mayor atención.
Voy a empezar por lo más positivo: Creo que tenemos la suerte de que se habla más de las “nuevas generaciones”, de “refrescar” lo que hay…, existe esa necesidad. También es verdad, que quienes gestionan desde posiciones de poder, no son tan mayores, he allí que también busquen mover lo que hay.
Por ejemplo, la que dirige el centro en el que estoy estudiando un máster en Amberes (Bélgica), es súper joven, es bailarina, es diseñadora de moda, etc.… Y ahora también, está dedicada a la investigación.
No sé si está pasando lo mismo en Andalucía, dado que yo no lo he vivido en mis “propias carnes”.
-Según tengo entendido, tú has pasado por el Conservatorio Profesional de Danza Antonio Ruiz Soler (Sevilla) en la especialidad de danza clásica, y por el por Conservatorio Superior de Danza María de Ávila (Madrid) (se formó en la especialidad de interpretación de danza clásica).
También estuve un año en danza neoclásica en el antiguo CAD (Centro Andaluz de Danza), un año en danza clásica en Intitut del Teatre (Barcelona)…
–Mucho de danza clásica ¿no?
Sí, sí. También tuve una estancia dentro del programa “Erasmus”, en Folkwang University of the Arts (Alemania): lugar por donde paso la bailarina Pina Bausch. Y a día de hoy estoy haciendo un máster en la University on Antwerp (Amberes), de investigación en danza.
-¿Ese máster está más enfocado en lo interpretativo de la danza, o más bien, en lo que se asocia con una investigación teórica?
Las dos cosas. Además, se trabaja dentro de la línea del “embodiment”, aunque siempre está acompañado de una parte teórica.
–Somos conscientes de que gente como Merce Canningham o Mery Wittman, han escrito sobre la base de su trabajo y reflexiones al respecto. Pero no es muy común que se profundice en esos contenidos.
Por ejemplo, cuando nos están dando una clase de danza Graham, a veces se deja de lado las implicaciones filosóficas, históricas y estéticas que hay detrás del legado que nos dejó Martha Graham. Como cuando se asomó en el cubismo de Picasso, y ello sumó para que explique el valor estético de sus espirales ¿Qué te sugiere todo esto, ahora que estás en un máster en el que se abordan estas cosas con mayor detenimiento?
Pues ello me ha pillado un tanto desprevenida, y que conste que he pasado por una formación de conservatorio superior. Es decir: empezamos por la Antigua Grecia, pero hay un momento en que se corta, e incluso eso pasa en el temario de las oposiciones.
Nos aproximan a las pioneras de la danza, pero he echado en falta que me hablen de sus planteamientos más filosóficos.
-Es absurdo…
Y ahora me están hablando de Herder, y no tengo ni idea. Entonces, es muy frustrante.
Y encima todo está en inglés…
Creo que hay que reformular todo esto, porque todos estos aspectos más teóricos deberían entrar. Ya que hay que pensar sobre “de dónde han sacado eso”.
No obstante personas como Agnès López Río, están promoviendo estos aspectos más teóricos de la danza.
-Supongo que ello te habrá supuesto enfrentarte a unos contrastes tremendos, en relación a lo que has vivido en el pasado durante tu trayectoria académica.
Sí. Aunque cuando recibí clases de historia de la danza con Guadalupe Mera, fue otra cosa. Ello me “abrió los ojos”, y ni si quiera me había percatado del mucho interés que tiene. Mientras te das cuenta que nosotros los bailarines también pensamos: lo que yo estoy pensando lo puedo transmitir a través del cuerpo, y viceversa.
-Es que esto que dices, es una manera de dignificar a la danza y a los bailarines como artistas.
Claro.
-Parece que lo más común es que esto se deje de lado. Y aunque haya gente que también se apoye en referencias provenientes del cine, de la historia de la escultura, o de la pintura. Esto no se pronuncia, aunque el género de los “videodanzas” lleve un montón de tiempo normalizado.
Hay épocas en las que he dejado de entrenar, y no digo que hay que dejarlo de hacer. Y a veces me planteo si soy bailarina.
-¿En ocasiones te sientes en una dualidad?
A día de hoy, me identifico más como bailarina que antes. En contraste con cuando tenía un entrenamiento diario, mis clases, etc… Ya que de repente, entendí que la danza va más allá de la técnica.
Incluso pienso sobre si mis próximos trabajos van a quedar “vacíos”, porque ahora ya no tengo un “virtuosismo” técnico cuando bailo.
-Quizás ha sucedido eso, porque ahora estás recorriendo otro camino.
Claro. Y a la vez he perdido el interés en los aspectos más técnicos, y en lucir una pierna que llega más allá de noventa grados.
A veces me da miedo crear desde ese lugar en Sevilla. Es decir: el público que suele ir a ver las obras que represento aquí, está compuesto por familiares. Bueno, tampoco es que haya actuado mucho: Ojalá haya más oportunidades.
Me da miedo que se vaya desdibujando la forma, en el proceso de transmisión que se da entre el público y yo como intérprete. Es decir: Justo ahora estoy en medio de un trabajo para el máster, en el que “no aparece” la danza.
-¿Me lo podrías desarrollar?
Obviamente todo lo que hago siento que es danza, además mi cuerpo se ha desarrollado bailando. Quizás en un futuro, mi cuerpo va a hacer algo que “no sea danza”.
Cuando entro en un estudio, lo que me menos hago es bailar.
-Una clase más convencional de danza clásica ¿Es una clase de danza, o es simplemente, un entrenamiento técnico, y conservación de unas condiciones corporales?
Claro que existe la danza en una clase de danza clásica. No obstante, hay que atender primero al enfoque de la profesora que esté impartiendo la clase: he tenido muchas profesoras que sus clases me han hecho pensar que me pondré súper en forma, y en otras que aquí estoy aprendiendo a bailar.
-De cualquier modo, existe una especie de “ritual” en las clases de danza clásica. Es decir: se suele empezar con calentamiento, luego los pliés, ejercicios de tendu, etc…. O quizás, sea más fácil de ritualizar que una clase de otra disciplina.
Tal y como yo estoy hoy, allí no estaría la danza. Más bien abría un entrenamiento físico y técnico para que, posteriormente, aparezca la danza.
Al mismo tiempo, pienso que hacer un tendu puede ser danza.
-Allí es donde entraríamos en la idea de intérprete ¿Cómo diferenciamos un tendu de un intérprete, de un tendu de quien sólo está allá para entrenar? Entonces ¿Igual no has parado de bailar?
Claro.
–Tengo la percepción de que las personas que desde pequeñas han estado formándose en danza, su educación corporal y su educación obligatoria, se han dado en paralelo. De tal forma, que hay margen a pensar que esa clase de danza clásica es una asignatura más de las que tiene, como matemáticas o geografía
¿Qué está fallando en la transmisión de la danza a las alumnas que se están introduciendo en esta disciplina? ¿Dónde está la frontera de lo que nuestras tutoras y profesoras tiene que impartir, con lo que la alumna ha de trabajar por su cuenta a partir de las herramientas que les disponen en sus clases regulares?
La responsabilidad está en las dos partes. Primero, ya no sólo es cuestión del docente, sino que además de la institución educativa.
-¿Te estás refiriendo a la educación en general, o sólo a la educación en danza?
Ahora mismo, estoy hablando en general.
Además en el caso de Andalucía, aunque me duela decirlo, creo que sigue estando por detrás en educación con respecto a otras Comunidades Autónomas. Es decir: con el tiempo, me he dado cuenta que he sacado un diez en asignaturas que igual no me merecía.
¿Qué estamos creando con esto? Es un hecho que el dualismo cuerpo/mente ya está superado (incluido el pensamiento de Descartes), pero la verdad que no se está llegando a ejecutar las cosas desde este punto de partida. Me pregunto si la mayoría de la gente sabe que tiene un cuerpo, con el que hace cosas.
-Incluso los bailarines…
A veces los bailarines más.
Se debe partir de la base, de que estamos en un sistema que ha obviado que el cuerpo existe ¿Qué hay en el cuerpo? ¿Qué se puede generar a través del cuerpo?
Como esto está silenciado, uno va a una formación de danza y uno quiere que te metan cosas de “afuera”. Para al final, ir configurando un cuerpo externo al propio. O sea: en tu propio te has estado metiendo una información que a ti no te pertenece.
Esto de inicio me parece bien, dado que es una manera más de nutrirse. Pero se obvia lo que ya había. Por ejemplo, vas a una clase de improvisación, y te indica la profesora que debes “investigar dentro de ti” ¿Cómo lo hago si no sé que eso lo tenía?
Existen diversos estudios científicos que avalan la teoría del “Embodiment”, donde está reflejado el hecho de que mientras bailas estás pensando. O sea, que hay muchas neuronas funcionando a la vez.
Hay quien dice: “cuando yo bailo no pienso, siento”: Mentira. En realidad hay mucha información pasando por tu cuerpo, que se puede aprovechar.
No es cuestión de ser más frío o técnico, hay que enseñar al cuerpo a que “piense”.
-Yo asumo esa idea que te plantean muchos profesores, en la que la técnica te ofrece una serie de herramientas para luego poder comunicar algo sobre un escenario, tal y como uno quiere. Es decir: no “lo que te sale”, o que vuelvas una y otra vez a lo mismo de siempre.
La técnica te da también mucha libertad. Pero a la hora de crear, ya no me parece tan interesante. Incluso cuando veo danza, y los intérpretes levantan la pierna dos veces, ya me he aburrido. No con ello quiero decir, que deba de dejar de existir. Porque yo he pasado por allí en tanto alumna, y he querido verlo.
-Durante un tiempo decidiste continuar con la danza clásica. Es decir: no sólo me refiero a la posible inercia que te puede abocar, a estar en el contexto de ser alumna de un conservatorio profesional de danza. Sino que además, te metiste en neoclásico en el CAD, y demás cosas que me has contado de tu formación académica.
No sé si has hecho una especie de “giro de volante” (por así decirlo), o has terminado desengañada como quien iba a ser “dominico y terminó siendo ateo” ¿Cómo lo definirías en tu biografía?
El desconocimiento estaba presente. Y me acuerdo de una cosa que dijo Guillermo Weickert, en un taller al que fui: “Uno no escucha lo que no está preparado para escuchar”.
De hecho, todavía pasan cosas que me gustaría llegar, y no llego: En manera de pensar, de crear… A día de hoy, me arrepiento mucho.
-¿Estás hablando en términos de culpabilidad?
Muchas veces he pensado que cuando llegué al Institut del Teatre, ojalá me hubiera ido directamente a la especialidad de danza contemporánea: Fue una año muy duro en que pasé allí.
Creo que la enseñanza en danza clásica está mal regulada, y hay gente que no debería enseñar más.
Me pregunto sobre que si antes hubiera entrado en el contemporáneo, mi manera de crear sería más avanzada.
-O no. Quizás considerando toda tu trayectoria académica que tienes a tus espaldas, lo que te hubiera supuesto más rodeo en la creación en danza contemporánea y demás. Ahora con la madurez que tienes, ahora, probablemente, llegues aquí y allá de un modo más directo.
Puede que si oyes esto hace dos años, no tanto. Pero hoy tienes la capacidad de gestionar el cómo gestionas ese pasado, y el cómo afrontar el presente dentro de lo que está a tu alcance.
A veces pienso que debería estar apuntándome a muchos cursos de danza contemporánea, desde unas ansias de trabajo corporal y de adquisición de más técnica. Pero luego están otras cosas, y me tranquilizo.
-Sin embargo, te has metido en el máster del que me has hablado ¿Quizás también tienes una necesidad intelectual?
Sí. Al mismo tiempo, he querido meterme en este máster para salir fuera, y ver qué está pasando. Aunque seguramente en un futuro, prefiera desarrollar mi carrera aquí en España.
No obstante, esto viene del impulso de preguntarme el qué me está faltando, pero no sé qué es. Al mismo tiempo, al ver que abordaba la investigación de lleno, yo ya estaba empezando a crear.
Como me di cuenta que me faltaba responder a muchas preguntas y reflexiones en torno a la creación, me encajó perfecto que en este máster haya pensamiento crítico aplicado a la danza y el uso del cuerpo.
-Tú no eres una persona que acaba de salir de un conservatorio profesional, ya has bailado en varios escenarios a nivel profesional ¿Por qué buscas hacer cosas fuera de Andalucía?
Aquí la situación es muy precaria, no hay nada. Tampoco es que haya llegado a invertir sudor y lágrimas. Pero hoy por hoy, prefiero irme fuera porque tengo la esperanza que las cosas se moverán un poco más: percibo que la gente de fuera, en general, está mucho más abierta.
También hay sitios donde el tiempo es horrible, y la gente te recomienda a ir a tal galería y demás. Es que hasta en cosas como la danza infantil, difiere mucho de lo que yo he visto aquí. Por ejemplo: tengo una compañera del máster que está en un proyecto donde fueron creando una especie de parque infantil, en el que los niños se van sentando de diferentes formas, y con sus propios cuerpos se va generando distintas imágenes, texturas. Esto responde a otra forma de entender la danza, no un sentarse y recibirla.
-Sé que eres socia de la PAD (Asociación Andaluza de Profesionales de la Danza) ¿Qué crees que puede ofrecer la PAD a los bailarines más jóvenes de Andalucía?
Yo llevo poco tiempo allí. Recuerdo que cuando volví a Sevilla, me acerqué a la PAD porque siempre quise formar parte de una comunidad. Lo cual lo considero importante para que estemos más conectados, que sepamos quiénes somos, para que no te puedas sentir sola… Hay cosas muy interesantes que se están haciendo desde la PAD.
Ante todo lo importante es que se genere comunidad, que no hagamos las cosas solos: no sirve. Se sea sólo profesora de danza, o creadora, es valioso sentirte parte de algo.
-El que al final se vayan tantos bailarines jóvenes de Andalucía a la aventura con una mochila encima, a Madrid, Barcelona o al centro de Europa, no deja de ser un síntoma de que las Instituciones Pública en algo han fallado. U otros agentes involucrados en el desarrollo de las artes escénicas de Andalucía.
Yo no sé quién puede ser el responsable de esta situación, porque darle la responsabilidad a alguien en concreto, sería un poco egoísta de mi parte: yo también tengo parte de responsabilidad, porque seguro que podría hacer más cosas ¿Cómo se pueden hacer cosas, si veo que uno se queda en la nada? Es muy complicado conseguir cosas en Andalucía que sean duraderas.
-Tengo entendido, que hace no mucho había un red de teatros en la que profesionales andaluces podían mover sus montajes por diversas localidades de Andalucía. En paralelo, habían festivales hermanos del extinto Mes de Danza; que dicho sea de paso, los festivales Cádiz en Danza, Huellas de Aracena o Ahora! Danza, nacieron a través de una iniciativa de la organización del Mes de Danza.
En relación a lo que había no hace muchos años, tenemos un ambiente árido en Andalucía, incluso para los profesionales más consolidados.
Al mismo tiempo, a los profesores de los conservatorios profesionales de danza, se les plantean unos contenidos concretos por parte de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, que en muchos casos, estos docentes no están de acuerdo. Entonces, la pregunta sobre en quién recae la responsabilidad de la situación de la danza contemporánea en Andalucía habría que reenfocarla ¿no?
Si. Pero hay quien considera que programar danza no es rentable, a menos que venga de programas como “Platea” (es el Programa Estatal de Circulación de Espectáculos de Artes Escénicas en Espacios de las Entidades Locales, organizado por el INAEM en colaboración con la FEMP -Federación Española de Municipios y Provincias-)., cosas que sabemos que seguro van a tener mucho público. Como por ejemplo, algún trabajo de Isabel Vázquez.
Y también hay que decir, que se programan unas cosas en vez de otras, por tener un contacto que pueda resultar favorable para que uno sea programado.
Hay quien no te programa porque no se sabe qué taquilla uno va a hacer, siendo que la mayoría de teatros te contratan bajo el acuerdo de ir a taquilla.
-Bueno, “tú eres bailarina y estás hecha y preparada, para el sacrificio y el trabajo diario. Hoy no lo harás mejor que ayer, sino quizás el próximo mes hayas mejorado un poquito. Entonces, el que te digan no, es de lo más normal” ¿no?
Claro. Es verdad que hay quien nos ha inculcado una cosa parecida. Hay un libro llamado “El Activismo del Placer”, un texto basado en un libro de Adrienne Maree Brown, en donde se reivindica que las cosas deberían hacerse a través del placer.
Entonces tenemos que educarnos también en el placer y el gusto, para disfrutar las cosas más. En el sentido, de que si hay algo que me va a poner en juego mi salud, pues, quizás no lo debería hacer.
-Aún con todo, sigues bailando y formándote: no te has metido, por ejemplo, en una formación profesional para reciclarte.
Aquí no se trata de hablar que la danza para ti ha sido tu “extra escolar”, y de repente has “madurado”, y es cuestión de tiempo, para que te pongas a hacer cosas que te garanticen unos ingresos fijos.
Pero ¿Vale la pena invertir tantos esfuerzos en un ambiente tan complicado e inhabitable?
Lo más probable es que esto no valga la pena, entonces ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué sigo queriendo estar aquí? Esa son dos grandes preguntas.
Salvo que me dé una “neura”, mi intención es seguir y seguir, porque tengo fe.
-Dicho eso ¿Se podría decir que se está abusando de la predisposición, de la entrega de los profesionales de la danza?
Créeme que durante el último año me lo he hecho estas dos preguntas varias veces. Pero al final, las cosas surgen de algún lado, y en parte por eso me voy ahora de Sevilla.
Cuando vas fuera y ves que funcionan cosas que yo querría, me preguntó a dónde me lleva toda esta situación. Por otra parte, pienso que tenemos la suerte de hacer danza, arte en medio de un mundo, que en general, es caótico y frenético, donde todo el mundo está estresado…, se nos da la oportunidad de levantarnos por la mañana, ponernos a trabajar lo previsto para nuestros cuerpos, ponerlos en común con otro artista.
También me ayuda a continuar ver qué hace otra gente, lo cual me motiva para probar cosas también. O por ejemplo, La Basal (este nombre remite a la idea de “base”): En esta compañía, mis compañeras y yo, nos vamos ayudando las unas a las otras, como también, nos acompañamos mutuamente en los procesos creativos de cada una de nosotras.
–En esta línea ¿A día de hoy, te imaginas haciendo una cosa que no tenga nada que ver con la danza, de manera satisfactoria?
Posiblemente si, aunque si no quisiera bailar no seguiría: no considero que haya otra cosa que me haga continuar como lo hace esto.
Estoy harta que la situación de la artista sea algo trágico.
-Estamos hablando de un tema estrictamente político: gestión cultural, como nos relacionamos los que conformamos a este sector, etc… A donde yo quiero llegar, es entender el porqué tenemos una especie de “dependencia” a seguir ejerciendo como bailarines, y el porqué tenemos la “dependencia” de estar en un terreno que nos resulte favorable (no por ello estoy justificando las precarias condiciones actuales de la danza). Lo cual en parte, entra en contradicción con nuestra circunstancia de artistas.
Es que somos humanos, todos necesitamos comer, dormir, tener una vivienda, queremos acceder a una formación, etc…, entonces, es básico que tu como ser humano que tienes tal profesión, esté a tú acceso un lugar a dónde ir, a dónde agarrarte.
–Esto que dices es muy común en la realidad general de la juventud en España, aunque puede que si lo extrapolamos al sector de las artes escénicas, sea más dramático.
Claro. Todas estas cosas me generan preguntas que me gustarían hacérselas a la gente más mayor. Incluso me he puesto a hacer cálculos mentales si se puede vivir de esto o no. Y a nosotros los que estamos intentando hacernos con un hueco en esta profesión, nos dijeran cómo se llega.
-Me imagino que has pasado por el dilema sobre si quedarte en Andalucía, o ir a probar suerte en Bélgica, dado que estás estudiando un máster allí.
Claro. Cuando yo empecé este máster en septiembre de 2020, yo me fui. Aunque es verdad que las clases presenciales están planteadas en módulos, yo tenía la idea de nutrirme de lo que fuere que me encuentre en Amberes. Eso sí, yo volvía a España porque tenía algunas actuaciones.
Al estar en medio de esta pandemia, las cosas en Bélgica estaban cerradas ¿Y dije qué hago aquí? Ahora en enero me voy a Amberes, y tengo piso hasta junio.
-O sea ¿Si ves algo lo suficientemente razonable, igual te quedas un tiempo en Bélgica?
Si encuentro la manera de quedarme, me quedaría.
En paralelo, yo ya he tenido a lo largo de mi formación, la oportunidad de estar fuera de España, y sé que a mí como persona “me apaga”. Voy, pero tengo la inquietud de que ello me vuelva a pasar.
-Sin embargo, cuando ves a gente como Lucía Bocanegra, a tus compañeras de La Basal, Deivid Barrera o a Adrián Manzano ¿Qué piensas?
Son héroes y heroínas.
Somos una generación genial. Es verdad, que Andalucía está más desconectada que otros sitios (por más que adore a Lucía). Por ejemplo, en la comunidad que formo parte en Madrid, nos ayudamos los unos a los otros.
Mientras pienso que a lo mejor lleguemos a alcanzar lo que han conseguido los de la generación de Poliana Lima. Es que me gusta que haya gente joven haciendo cosas, me gusta que hablemos entre nosotros.
De hecho, me hace más ilusión ver algo de alguien que conozco, que de quien tenga nombre. Porque al menos tengo acceso a ellos.
– Hablemos de La Basal: “Mudarseinstalarse” es una pieza en la que tú no bailaste (estuvieron Luna Sánchez, Aurora Costanza y Claudia Bosch), pero no quita que no hayas sido una testigo privilegiada, en tanto espectadora que probablemente habrá asistido a algún ensayo ¿Qué te sugiere esta pieza en tanto joven bailarina, que vive en carne propia la precariedad?
He de decir que no pude estar en el proceso de creación: yo cuando la vi ya estaba montada. Ahora sí que entraré dentro del grupo, porque pronto se hará que esta obra sea más larga; no como bailarina, pero sí de apoyo haciendo un poco de todo (que es como trabajamos).
Por otra parte, tenemos residencia en CND (Compañía Nacional de Danza) a partir de una beca para esta pieza, para dar paso a iniciar el proceso de crear una versión larga de “Mudarseinstalarse”.
Como espectadora, Mudarseinstalarse, entiendo que refleja muy bien como somos los jóvenes ahora, cuántas veces nos hemos tenido que mudar: no te imaginas la de veces que he tenido que hacer y desecho una maleta, porque estamos en medio de un continuo cambio.
Sin embargo, se ve como el cuerpo se queda, permanece mientras van pasando cosas. Entonces entras en una especie de bucle… A mí me entran ganas de decir ¡Ya está! Ya no hay que seguir así. Aún así la pieza sigue y sigue, aunque poco a poco, se vayan añadiéndose cosas. Mis compañeras se mantienen en sus propios espacios, sumergidas en la repetición de los movimientos base.
Además, la música fue compuesta a través del uso de un metrónomo. Cuando hablaron con el compositor, ellas les indicaron cuál era el tiempo con el que debería ir creando la música. Entonces, a través de vídeos de los ensayos, el compositor iba metiendo los acentos y demás cosas.
¿Cómo lo vivo? Para mí esta pieza es una obra de arte. Y encima se trata este tema sin llegar al drama ¡No pasa nada! Nos seguimos moviendo, nos seguimos mudando… Porque nos ha tocado esto, y me da rabia decirlo.
-Hay quien una vida más estable le parece monótona.
Ahora mismo, ese tipo de vida lo veo muy alejada de lo que hago. No sé si algún día, me puede parecer un buen plan una vida estable y con certidumbres.
De todas formas, ello me alejaría de esta necesidad de ver más cosas, de estar en contacto con más artistas, que incluso al paso de un tiempo, esa persona vuelve a tu vida por casualidad.
-O qué decir de la pieza “Mientras”. Dentro de la información que manejo, es una pieza que se ha movido de manera itinerante. Es decir: llegáis las que integráis la parte de La Basal de danza, a impartir un curso intensivo de unos días, y con la gente con la que habéis trabajado, las incorporáis en la pieza como intérpretes.
¿Cómo nació este planteamiento, y qué frutos les ha estado dando?
En primer lugar, “Mientras” es una obra de Luna Sánchez. La cual se hizo con bailarinas del conservatorio superior de Madrid.
Esta idea de hacerla “itinerante”, vino de haber estado mostrándole mi deseo a Luna de traer la pieza “Quiral” a Sevilla, y a la vez, me apetecía que entrase en la programación “Mudarseinstalarse”; asimismo ya había visto la pieza “Mientras” como espectadora y ¡Guau!
Entonces, Luna dijo que deberían haber más de cuatro personas para representar “Mientras”. De allí, surgió la idea de contactar con el conservatorio profesional de danza de Sevilla, con el fin de hacer un taller. Asimismo, sabíamos que por el cumplimiento de las restricciones sanitarias implantadas por la pandemia, las alumnas del mismo, habrán estado poco sobre un escenario durante ese curso académico.
También me apetecía volver al conservatorio, diciendo:” Estamos empezando a crear, en cosas como esta estamos trabajando y nos gustaría compartirlo”. Por ahora la cosa se quedó allí, no tenemos previsto llevarlo a otra ciudad.
–Aún con todo, es muy bonito que se les haya dado esta oportunidad a estas alumnas de 4º y 5º de la especialidad de danza contemporánea del conservatorio de danza de Sevilla (Paulina Baliña, Ana Caballero, Laura Miffut, María Milán y Julia Zamora), siendo que la inmensa mayoría de los casos, las mismas no tocarían un escenario sino es bajo la dirección de unas profesoras que les están evaluando, y con las que lleva ya mucho tiempo recibiendo sus clases.
Por tanto, es muy positivo que se pongan a trabajar con gente diferente.
En un principio nos lo queríamos tomar con cierta calma, porque no sabíamos si les iba a interesar. Pero de repente, ellas estaban entregadísimas. Incluso pasó algo que no contábamos, que teníamos que escoger y ellas estaban súper tensas porque no sabían lo que iba a pasar.
Además, hacer este proyecto en el conservatorio, fue muy emotivo. Ya que estaba volviendo allí enseñando cosas.
Las chicas que actuaron se implicaron muchísimo. Sentíamos que teníamos una compañía grande.
-El gran momento, hablemos de “Quiral” ¿Cómo se les ocurrió trasladar la idea de quiral en química (es algo que es inherente a cada molécula, propiedad que sale a relucir si lo hacemos en medio de un ejercicio de comparación, con su imagen especular; así ésta quedaría indicando, que cada molécula tiene otra que sería percibida como diferente al ser puesta en otro plano. Lo cual supone que si esa molécula es contrastada con su imagen especular, ambas imágenes no son superponibles) a una pieza de danza contemporánea? Lo digo porque es loable escoger cualquier tema para trabajar en un montaje.
Mientras estuvimos trabajando unas pautas Luna Sánchez y yo, fue cuando acuñamos el concepto de quiral en esta pieza. Es decir: nosotras ya llevábamos un proceso que empezó en junio de 2018, y ésta se estrenó en junio de 2019.
Estuvimos trabajando a raíz de unas imágenes que trataban el tema de estar unidas, y allí encontramos algo que no queríamos soltar. Imagínate que estuvimos hasta enero/febrero de 2019, sin soltarnos de las mangas durante los ensayos: Nos preguntábamos qué estábamos haciendo.
–Estuvieron ustedes jugando con distintas pautas ¿no?
En realidad, el proceso de creación fue muy mecánico, y además mirándonos frente al espejo, intentando ser muy minuciosas. De hecho nosotras no solemos montar así, fue una decisión en exclusivo para esta pieza.
-Me sorprende lo que me dices, porque lo que yo vi es a dos bailarinas con una proyección de cada segmento de sus cuerpos, proyectándose en el espacio con total conciencia: “Quiral” es una pieza donde ustedes juegan con diversos volúmenes y texturas, en lo que se refiere en lo visual.
En cuanto Luna y yo, nos cogemos las manos desde la postura inicial, nuestros cuerpos van solos (de tantas veces que las hemos ensayado). Me atrevería a decir que como se creó de una manera tan lenta, fue haciéndose “tridimensional”.
Algo que se iba creando tan lentamente, merecía que fuese mi proyecto de final de carrera. Entonces, empezamos a elaborar más la idea, y nos encontramos con el concepto de quiral: estaba la idea de espejo, luego nuestros cuerpos se terminan separando…
De hecho, el “qui” de quiral, en su base griega, es mano. En fin, todo iba encajando, encima estuvimos investigando en torno a la idea de identidad. En el sentido de que cada individuo tiene una identidad en la que en su interior, pueden haber dos que podrían ser una conviviendo, y luego separarse.
-¿Qué tal fue la convivencia con Luna Sánchez, durante todo este proceso? Siendo que ya montar una pieza con alguien implica estar conviviendo de un modo muy intenso, y encima al estar la mayor parte de la pieza con las manos unidas, se podría decir que ustedes fueron algo más lejos.
Con Luna es increíble trabajar: es súper cómodo, agradable, las cosas salen con facilidad, etc… Además las dos tenemos energías que se complementan: ninguna quiere estar por encima de la otra. De todas formas, trabajar con ese vestuario fue muy frustrante, por ejemplo, cuando teníamos que parar la música teníamos que ir juntas: éramos siamesas todo el rato.
Gracias a haber pasado por esa convivencia, a día de hoy nos seguimos buscando todo el rato. Ahora cada una está en sus proyectos y localizaciones diferentes, pero hay algo que aún nos mantiene juntas.
-¿Te llegaste a sentir algo desamparada al no estar conviviendo con Luna, con el paso del tiempo?
La he echado mucho de menos. De hecho, ya estamos hablando sobre trabajar a partir de otras imágenes (aunque si nos saliera otro bolo de “Quiral”, nosotras encantadas). O sea, que el nexo se hizo y todo fue tan intenso, que esto ya no se puede separar.
Por otra parte, nosotras estábamos en un punto en que no queríamos envolver la pieza de nada que la hiciese dramática (aunque el final termina de un modo muy dramático ). Lo cual acompañado de que hayamos escogido un término químico, se va el drama.
-Esto último que dices, para mí, fue una de las cosas que le dio más credibilidad y consistencia a “Quiral”. Sin olvidar, que en ningún momento, ustedes estuvieron posando.
¿Por qué a Luna y a ti, les sorprendió tanto que les haya hecho una crítica tan entusiasta de vuestra representación en el Centro San Miguel (Alcalá de Guadaíra, provincia de Sevilla) en el pasado mes de marzo?
La verdad que me sigue sorprendiendo.
Nos han dicho que no tantas veces con respecto a esta pieza, que de repente alguien venga y vea lo que tú has intentado plasmar durante tanto tiempo, lo que se ha ido desarrollando en los ensayos, y encima, que tú no hayas hablado con esa persona. Era como “algo hemos hecho bien”.
-Entiendo que les haya sorprendido que un desconocido haya dicho esto y lo otro de “Quiral”, pero por otra parte, me entristece que hayan recibido tantos contrastes en impresiones provenientes de terceros.
A veces parece que todo lo que se hace ha de ser “moderno”, para que esté en “la onda”. “Quiral” no es nada de eso, es una obra limpia, muy estética, hay un trasfondo detrás que no se suele poner en danza, incluso hay quien le puede parecer fría.
-También tienes en tu trayectoria, la pieza “Entre Mujeres” del bailaor Javier Barón. Una pieza que estaba dedicada a las mujeres que han formado parte de su vida.
Disfruté mucho durante todo el proceso, estoy muy agradecida a todo el equipo. Por otro lado, me gustó que Javier Barón desde su posición como profesional consolidado, y su perspectiva, haya dedicado una pieza a las mujeres de su vida, aunque creo que se les dio más peso a su madre y a su abuela.
Yo lo hubiese enfocado de otra manera. Aún así, haría pases de este espectáculo muchas veces.
De hecho, la volveremos a representar en el Festival de Jerez el próximo 1 de marzo.
-Seguro que esta pieza te habrá ayudado a seguir formando tu criterio.
Justo nosotros empezamos con el montaje en febrero de 2020, y ya me fueron contando cosas de su abuela y su madre, coincidiendo con que llevo una época en la que estoy investigando sobre mi árbol genealógico. Vengo de una familia donde ha habido muchos antepasados militares, y quiero conocer cómo eran esas mujeres que estaban al lado de ellos.
Pienso que todas esas mujeres han pasado por lo que yo he vivido, es más, al vivir ciertas cosas con consciencia, caí en la cuenta del significado de lo que habrán vivido. Entonces, tome este trabajo, entre otras cosas, como algo que me puede valer para el desarrollo de esta investigación.
Cuando tuve que montar mis coreografías, tuve que contextualizar mi trabajo en lo que él mi iba contando, de hecho la dramaturgia se fue estructurando usando distintos palos del flamenco. Por ejemplo, en una escena que trataba sobre el amor se uso un Taranto, porque se le suele asociar a dicho palo.
-Para terminar, tú me has hablado sobre lo importante que es que un bailarín se mezcle con artistas de varias disciplinas. He visto que has colaborado con una fotógrafa, y aunque no he tenido la oportunidad de ver la exposición que ustedes hicieron, pero sí que hay alguna que otra foto de ese proyecto (“Identidad, Cuerpo y Tierra”). Cuéntame cómo llegaron ustedes a exponer esas fotos.
Ella fue una antigua compañera del colegio, además esto surge con esa investigación en la que estoy en el máster en donde quiero profundizar en torno al tema de la identidad, el volver a las raíces…, y justo Sara Sánchez, había acabado de terminar un máster en la Universidad de Granada, en el que el tema de la identidad había estado presente de un modo u otro durante su paso por la universidad y demás (por su estudio de mujeres artistas que eran feministas en los años sesenta y setenta).
Así que hicimos esta sesión fotográfica en una casa que está en un campo que pertenece a mi familia. Para la misma, me puse una ropa interior de mi abuela y bisabuela, o sea que eran cosas que me remitían al pasado. Para al final, haber hecho un par de exposiciones en Sevilla (en la Sala “No Name” y otra, en la Sala el Cachorro).
Nosotras queríamos unir el movimiento en una captura, como es la fotografía, relacionando eso con el tema de la mujer (dicho sea de paso, nos inspiramos en la obra “A las que vengan detrás de mí”). De hecho la estética que planteamos en las exposiciones, es similar a lo que movían esas artistas visuales en los años setenta, en las mismas también actuaba (mi cuerpo viajaba por los estados que estaban plasmados en las fotos expuestas).
A mí personalmente, me nutre mucho cuando trabajo con alguien, y más si estoy en diálogo con otro arte. Incluso, tuvimos una residencia en el CAD el año pasado, investigábamos con cosas como que ella bailaba y yo cogía la cámara.
Este trabajo no tenía ningún fin concreto, simplemente, surgió, investigamos y lo compartimos.
-El tema de la mujer, la fotografía y la danza. Son cosas que, probablemente, se habrán abordado en su conjunto en varias ocasiones ¿Qué hace especial para ti este trabajo, en contraste con lo que se haya hecho?
No creo que sea un trabajo único, pero creo que aporta un granito de arena respondiendo a esa necesidad de ver el mundo a través de otros ojos, dando espacio al cuerpo de esa mujer, el que haya belleza, un espacio en el que se invite a darnos una pausa…, no tiene un discurso revolucionario, porque en tanto discurso político nosotras reconocemos que este trabajo se quedó corto.
La idea era devolver a la mujer a la tierra, mostrando la vulnerabilidad que supone exponer un cuerpo desnudo. La clave está en darle al cuerpo de la mujer un espacio, que aunque no sea nuevo, es necesario que se siga visibilizando.
Aunque las cosas hayan avanzado mucho, para mí tener fotos en las que aparezca desnuda, para mí es ¡Guau!
-Me imagino que ustedes no tenían la intensión de sexualizar nada ¿no?
Así es. Nosotras queríamos mirar hacia nuestros antepasados, para ello llegamos a usar poemas, y uno de los títulos era “Por mí, todas mis compañeras, y todas las que vengan detrás”. Era un título que nos ayudaba a seguir en esa línea de abrirse camino, dando espacio y voz.
Sé que parece que estamos dentro del “post-todo”, pero aquí no creo que todavía sea así. A lo mejor la gente del mundo artístico está más al día. Sin embargo a nivel del común de la gente, presiento que todavía estamos muy atrás con el tema de la mujer.