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Romancero Gitano Cabaret de Teatro en el Mar es una puesta en escena que trasciende los tópicos a través de una disolución de los patrones costumbristas de lo folclórico y lo gitano. Esta paradoja –ser en el tópico para salir de él– guarda correspondencias con la voluntad de Federico García Lorca de abstraer la esencia poética del pueblo andaluz a través de lo real y de lo mítico.

 

Romancero Gitano Cabaret, al igual que la obra poética de la que emerge, es la manifestación artística mediante la cual el pueblo andaluz se desnuda de las miradas anquilosadas de los otros para renacer en un material teatral efervescente y lleno de vida. Después de su estreno en Emergentes Encuentro Internacional de Jóvenes Creadores en las Artes Escénicas en el mes de julio, su paso por Madrid en Nave 73 y su inmensa acogida en el Teatro Távora de Sevilla, Romancero Gitano Cabaret llegó luciéndose el pasado 21 y 22 de noviembre, de la mano del Sevilla Fest, a Platea Odeón Teatro Duque-Imperdible  Esta última puesta en escena ha sido quizás la más arriesgada debido a que fue realizada a plena luz del día en un espacio totalmente abierto. Sin embargo, esta apertura jugó a su favor ya que gracias a ella el espectador se traslada al cabaret más originario donde el público sentado en sus mesas comenta y aplaude después de cada pieza musical. Pero aquí es diferente ya que el tratamiento del género es totalmente contemporáneo deslindándose por completo de todos los rincones más consabidos y de todas aquellas escenas de lo andaluz que permanecen paralizadas en los imaginarios del mundo.

Romancero Gitano Cabaret es desde el principio una celebración de la libertad, un gozo derramado en cada escena que transporta al público a otro espacio de contemplación. Espacio donde la vitalidad se corresponde con su anverso: la marginación de la muerte.  A lo largo de la obra, lo amargo es transformado en brío, en pura libertad ante la pena

¡Oh pena de los gitanos!
Pena limpia y siempre sola

De una pieza a otra vamos atravesando Romancero Gitano a lo largo de un entramado de imágenes que muestran a unos personajes vigorosos que sobre todo son cuerpos proclamando su pura identidad poética. Los cinco actores brillan a lo largo de toda la obra manteniendo nuestros sentidos absortos ante una entrega total de danza, música y poesía. Lo cantado y lo recitado se entremezclan para darnos texturas distintas. Del mismo modo, recorremos diversos estilos musicales: la copla, el pasodoble, las sevillanas, el tango, el bolero, la música electrónica e incluso la ópera, donde las melodías de Carmen de Bizet acompañan a los textos lorquianos y adornan toda la obra de principio a fin.

Quedan imágenes inolvidables: Alberto Sellés convertido en un caballo poderoso con sabor flamenco; Cristina Salvador frente al micrófono cantándonos con su lírica voz el Romance nocturno, mostrando lo intangible de este poema que tanto hemos escuchado y que dice «verde carne, pelo verde, con ojos de fría plata»; Rocío Barriga y la fuerza de un cuerpo contorsionado, que contrasta continuamente con las imágenes más decimonónicas de volantes, lunares, taconeo y palmas; Pablo Leira, atrevido, camaleónico, con una identidad entre lo masculino y lo femenino que nos muestra lo más crudo a través de una sonrisa enigmática y juguetona; y Lucía Hernández, que es su voz al borde de la mesa cantándonos susurrante, como si estuviera apunto de dar el último salto, el Romance de la Guardia Civil Española.

Juan José Morales Tate, director de Teatro en el Mar, con una larga trayectoria que acoge numerosos textos lorquianos recoge en su última obra una visión que nos hace entreverlo no sólo como creador sino como lector fiel y riguroso de la obra de Lorca. Prueba de ello es como la acción dramática además de girar en torno al Romancero Gitano se desmiembra en una línea argumental de la que se desprende todo un discurso sobre el arte del poeta y en concreto de esta obra por la que Lorca fue encorsetado en las etiquetas de lo folclórico y lo gitano. Se evidencia esta necesidad de mostrar la verdadera figura de Lorca como creador de imágenes novedosas, no como un simple costumbrista, sino como alguien que toma la realidad y la transforma desde su propia percepción: un espíritu de vanguardia. Esta obra teatral nos sirve como herramienta interpretativa de Romancero Gitano. Por eso, las conferencias, los textos de teoría poética y las epístolas entre Dalí y Lorca se anudan para mostrarnos no ya el producto artístico, sino al mismo creador en su propio tiempo.

Esta obra teatral nos tiende una trampa: es más de lo que vemos superficialmente, se fragmentan en ella todos los tópicos de lo andaluz, de lo gitano. Al igual que la obra poética de Lorca, nos hace entablar una conversación con la poesía pura, lo más abstracto, alejándonos de la forma cómoda, vacía. Queda en mí el gusto de que esta obra haya logrado evocarme al Lorca vivo, creador, al andaluz universal. Juan José Morales Tate acierta al poner en boca del poeta:

 

¿Y los andaluces me recordarán?

¿Me entenderán?

 

Yo creo que sí.


Dirección y adaptación: Juan José Morales Tate.
Elenco: Cristina Salvador, Alberto Sellés, Lucía Hernández, Pablo Leira, Rocío Barriga.
Composición musical original: Javier Campaña y Juan José Morales “Tate”.
Coreografía: Rocío Barria y Alberto Sellés.
Diseño de iluminación y escenografía: Macarena Márquez.
Vestuario: Elisea Morales.
Producción: Teatro en el Mar.
Distribución: Pablo Leira Doce.
Prensa: Alberto G. Villegas.
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