Romper en caso de emergencia, es la exposición individual de Diego Cerero Molina (Valverde del Camino, Huelva-1987) en la Galería Zunino, que podrá visitarse hasta finales de enero del 2022.
Romper en caso de emergencia. ¿Qué emergencia? ¿Qué cristal hay que romper? ¿De dónde tenemos que huir? ¿O hacia dónde hay que huir? Sin duda alguna, la frase parece una llamada a la acción, pero más que nada, es una llamada de atención, la que nos hace el artista Diego Cerero Molina en su última exposición: Romper en caso de emergencia y que alberga sus últimos trabajos, pinturas de formato medio y colosal –algunas miden casi 2m- que se enmarcan en un género que siempre ha estado vinculado a la historia del arte: el Retrato. Género, por otra parte, que el artista utiliza para llevar a cabo su crítica hacia la sociedad actual. Su interés por el ser humano –y urbano- y su impacto en la naturaleza, su actitud ante la tecnología, son algunos de los temas que Cerero aborda en sus obras a través de unos personajes que en ocasiones se ven impasibles ante los acontecimientos, y en otras, sus rostros o su aspecto parecen ser la catástrofe en sí misma, como esa colosal cabeza de gafas rotas, que lo mismo te guiña un ojo que se sorprende mientras te invita a romper en caso de emergencia. ¿A caso nos avisa de algo?
Personajes grotescos en situaciones grotescas para esta crítica a la sociedad actual que Cerero abordará valiéndose de dos ingredientes más: por un lado, la naturaleza: animales y plantas que se apoderan del espacio y de los personajes, avisándoles de las catástrofes que se nos vienen -o tal vez sean ya la catástrofe misma-, mientras ellos se muestran inmutables, como si nada fuera con ellos; y, por otro, y al más puro estilo de los artistas de las vanguardias clásicas y del postmodernismo: a golpe de ironía.
Y es que la ironía ha estado siempre presente en los momentos críticos, en momentos de ruptura y decadencia, presente siempre que se han producido cambios históricos. En conclusión, la ironía es perfecta para llevar a cabo una crítica social. Ya lo dijo el filósofo alemán del Romanticismo K.W. F. Solger, en su obra Lecciones de Estética (1829):
la ironía es la condición natural de toda producción artística, es la resonancia del artista con su época
Y es en la época del artista, donde el cambio climático, la obsesión por la tecnología, la no desconexión del trabajo, son solo algunos de los problemas que nos acechan y que no vaticinan un final feliz.
En las obras de Cerero entra en juego lo percibido y lo imaginado. La ironía es así. Juega con nuestras expectativas. La actitud de los personajes es una metáfora de lo que somos, y por lo tanto merece, una vez más, la crítica del artista.
Nos encontramos así ante unas obras que, como la propia ironía, muestran dos caras: por un lado, la externa, la que vemos, la divertida, la chica que sujeta un flexo como si fuera un bebé, la de la vaca gritando a un señor que porta tecnología obsoleta, la planta que parece querer devorar al retratado, y por otro lado, la interna, la que no vemos, la que nos hace ponernos en situación y recapacitar. Vivimos en una sociedad en la que están pasando muchas cosas y de muchas de ellas somos responsables. Cuidado señoras y señores, no tengamos que romper el cristal en caso de emergencia.