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El próximo 26 de junio se representará en el Cortijo del Cuatro (Sevilla), Runa, de la mano de Lali Ayguadé Company. Se trata de una de las piezas que forman parte de la programación de la presente edición del Festival de Itálica.

Mi trabajo se basa en la exploración de la abstracción de la danza o del movimiento, poniéndolo en una situación concreta que lo convierte en algo más conceptual. Eso me permite enfatizar los sentimientos y las emociones de los intérpretes en el escenario. El movimiento puede parecer muy abstracto, pero como humanos, usamos algo muy tangible que es nuestro cuerpo. El vínculo entre lo real y la imaginación es algo fundamental en mi investigación. Como intérpretes, tenemos la oportunidad de jugar con esta fina línea donde nada es completamente ni lo uno ni lo otro, entonces creo este concepto en los cuerpos, y también en el espacio. Nuestros cuerpos acaban siendo pequeños en el espacio, pero nuestra imaginación nos da la oportunidad de ir más allá de nuestras fronteras físicas y acabar con los límites. Nuestra mente tiene un poder subestimado y es una herramienta maravillosa que hace que todo lo que conectes con tu cuerpo se convierta en otro camino para buscar y alcanzar la virtuosidad. Pero requiere tiempo para conseguirlo; de hecho, el concepto del tiempo también es algo con el que me gusta jugar. Siento mucha adrenalina cuando veo velocidad porqué como intérprete, puedo sentir el esfuerzo y la complejidad del camino que lleva a ello. Pero se tiene que gestionar bien para no desaparecer en ello: para enfatizarlo, necesitas tener silencios y momentos de lentitud en el cuerpo, lo que es aún más poderoso y también difícil de aceptar y conseguir. Como creadora y artistas, cuando encuentras un concepto con el que jugar, siempre es importante jugar también con su opuesto. Te da un mayor rango de oportunidades y deja que tu cuerpo y tu mente muestren la belleza del movimiento a través de un simple gesto.

Lali Ayguadé

 

Foto: Nicolas Clausen

Foto: Nicolas Clausen

 

De esta manera habla sobre su trabajo esta profesional catalana, que dicho se ha de paso con esta pieza, consiguió los Premios Max de este año en las categorías de mejor coreografía y a mejor intérprete de danza a Lali Ayguadé, mientras Lisard Tranis figuró como nominado en dichos galardones organizados por la SGAE. Por tanto, estamos ante una cita ineludible que, afortunadamente, el Festival de Itálica nos han traído a los que residimos en Andalucía. Y no sólo digo porque esta compañía ha conseguido sus correspondientes reconocimientos por este y otros tantos montajes, sino porque esta es una de esas oportunidades para conocer qué sucede en danza contemporánea en otras latitudes de España, para que así nos veamos a nosotros mismos, y no pensemos que lo que pasa en otras partes de Europa es lo máximo que podemos aspirar. Basta ahondar con confianza de que esta tierra ha formado talento que se va a “probar suerte”, otros vuelven a constituir sus propios proyectos con lo recogido de diversas experiencias, otros van y vienen, etc.… . Sin más que añadir, les doy paso a la sinopsis de Runa:

“Cuentos de otro mundo. De otra época. En este paisaje caótico, dos humanos investigan entre escombros, tratando de reimaginar, de volver a sentir lo que una vez fue, lo que una vez fueron. Intuyendo el pasado. Personas inocentes que, ahora, convierten esas ruinas en aliados, en juegos para entender la realidad. Runa pone de manifiesto la belleza de ese pasado frágil, del cual no queda mucho, para agarrarse a la vida. A través del movimiento abstracto y del cuerpo en dimensiones y relaciones al peso, estos personajes nos devuelven a la esencia de lo que somos: seres afectados por el tiempo. ¿Cómo seguir adelante cuando la Runa está en la mente?”

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