Por Marisol Gándara
Cree, aunque solo sea durante una vida
o un fragmento de la misma,
que hoy es el día
que ahí donde d es una noche o un siglo,
ocho horas de trabajo mal contadas
tú y tu miembro,
tus extremidades e ideas
quizás sirváis para algo
donde a es una fuerza que invade,
una necesidad emergiendo bajo las sábanas
o un desfile de sombras mutando
desde la borrosa sombra contra la pared, la platónica,
hasta el esbozo infantil
pasando por el rectilíneo ascenso, el euclídeo,
recabando en la deliciosa y catastrófica curva,
rizo matemático de quien se ignora enajenado
por la posesión de extrañas fuerzas o el dinero.
Déjate convencer de que cualquier cosa sirve para algo
pero no dejas que te convenzan
de que a no es un sonido abierto
de que ahí, en tu algo,
no coge cualquier idea.
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