Por Marisol Gándara
Para que pedir nada a magos o reyes
si lo sobrenatural y el orden contenemos.
¿Cómo si no,
nacen los pronombres o las ficciones?
Y nuestros cuerpos,
porciones de piel que fundir sobre las sábanas
o endurecer sobre el asfalto,
quedan inmóviles en los lineales
mientras la palabra los transciende y eleva.
Para que pedir nada a reyes o magos
si el cuerpo se gobierna a sí mismo
y la magia es algo que nos callamos,
proscrita en un rincón del cuerpo,
olvidada,
sale como grito o jadeo
cuando el cerebro deja de razonar
y temporalmente se apaga.
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