Por Marisol Gándara
Falos por doquier
y alguna que otra llamada a media noche,
en medio de la nada.
Así se decora el cuarto en el que nada falta
y en la almohada más recursos se guardan.
Mientras, este camuflaje,
ser género parcial según contexto,
agente de un ritual aceptado hasta transformarlo en norma y ley,
travestir el animal de algo razonado y tangible,
ajustado al traje hermoso de la ciencia,
al método del cartabón y la escuadra.
Fustigada con los resultados del compás,
ese círculo repleto.
Porque si se puede saltar de la acción innata
al nacimiento del número,
yo salto del número a la nada
y ya aparecerán prestamistas de cama
o la fantasía a cielo raso,
momento crítico del teorema,
resaca donde zozobra el deseo
sin llegar a ser orgasmo
mentalismo extremo al que nos confiamos
creyendo en un especuladores de último recurso
cuando abrimos las ganas y la noche de par en par
sin cuerpo,
sin materia real sobre la poner las manos
para encarnar las ideas
o cimentar los sueños.
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