Por Marisol Gándara
No me has quitado nada,
la noche que me prometí era un sueño inminente
un orgasmo breve
una eyaculación sorda y forzada,
en blanco y negro
de algún invierno atlántico.
Todo lo demás es luchar,
jadeo a jadeo
por algo de voz o diálogo en las ficciones
abrir las venas, las entrañas,
esperar mis reglas y mis castigos
para añadir algo de color a las historias.
No me has quitado nada
porque ascendí noche tras noche
al conocimiento del cielo
y aún se como surcarme en busca de la estima y el aprecio
que me niegan las personas o los objetos.
Nuestro cuerpo es autosuficiente
y la felicidad o la locura
una autarquía sin condiciones.
Nada nos han quitado,
las promesas de nuestros padres
los augurios de las escuelas
pueden ser la trama de un cuento que nunca ha existido
un cronotopo de la sordera más testaruda
porque no nos han quitado nada
sólo sueños y promesas
y detrás de eso
a veces hay demasiada literatura.
música cine libros series discos entrevistas | Achtung! Revista | reportajes cultura viajes tendencias arte opinión