Tras haber ganado la pasada edición del certamen CENIT en el Teatro TNT, Spoiler Alert: No Somos unos Youtubers Cualquiera, se concedió el derecho a ser programada en la actual edición de MITIN en este teatro sevillano. Y el público le volvió a otorgar una clamorosa ovación, hecho que no ha hecho más que demostrar que las investigaciones escénicas contemporáneas, pueden ir a la par de visibilizar cosas que contribuyen a que convivamos en una sociedad más cohesionada.
No se puede negar que la total asimilación de las nuevas tecnologías en nuestro cotidiano, ha supuesto, entre otras cosas, que unos hayan tenido que adoptarlas y los otros actuasen como si ello haya formado parte de los artificios con los que ha convivido el ser humano desde siempre. Lo que ha dado pie a que unos se hayan inclinado a banalizar el cómo desenvuelven los que pertenecen a la llamada “Generación Z” (aproximadamente, los que nacieron a partir de 1996 hasta el 2012), como si los mismos no hubiesen recibido comentarios similares de los que fueron “sus mayores” hace unos veinte o treinta años.
Por tanto, déjese de usar lesivos conceptos como “generación de cristal” hacia aquellas personas que necesitan expresarse a través de los medios que disponen y les son familiares. Porque entre otras cosas, se está encubriendo la persistencia de mantener a la salud mental como un tema tabú; déjese de minimizar toda emisión que atente contra la igualdad entre seres humanos, como si visibilizar a las experiencias LGTBI (por decir un ejemplo) traiga consigo que “ahora ser LGTBI es una moda”, o algo que ponga en cuestión a los derechos de las personas cisheteronormativas; déjese de desacreditar con paternalismos a aquellos creadores de contenido que se valen de diferentes formatos a los más convencionales. Como si la gran mayoría de todos ellos, no tuvieran la preparación suficiente para dedicarse profesionalmente a lo que se dedican; etc.… El caso es que estamos en medio de un cambio de ciclo, en el que se ha constituido una falsa dicotomía entre “falta de madurez”, en contraposición a seguir las cosas que, digamos, “forman carácter”.
Sin casi darnos cuenta, se han erigido muros donde debería haber articulaciones que fomenten el reconocernos los unos a los otros, sin que ello implique desarraigarnos de nuestras respectivas trayectorias vitales. No es cuestión de señalar esto y lu otro como “caduco”, sino más bien, cuáles son los mecanismos con los que hemos de operar para que una comunicación fluida y constructiva entre generaciones, sea una cuenta pendiente a resolver sin pretextos. Por ello considero que proyectos como Spoiler Alert: No Somos unos Youtubers Cualquiera, son precedentes imprescindibles para que quienes no somos de la “Generación Z” cedamos de verdad el turno de palabra, para que los mismos nos muestren el cómo viven en esta realidad tan cambiante que cada día más se nos está yendo de la manos.
Iniciativas como la de esta compañía valenciana no les ha privado a sus intérpretes, de tener que explorar con lo que disponen (por ejemplo, sus teléfonos móviles) para transitar en un mundo oscuro y confuso, en el que han de sortear obstáculos con acrobacias, cooperando entre sí, generando imágenes surrealistas con los filtros de sus dispositivos electrónicos para ensalzar lo que quieren expresarnos, etc.… El punto está en que ello es escenificado durante las transiciones de escena a escena, o entre proyección y proyección de esta pieza: una alegoría de que aunque son personas de vigorosa vitalidad, es un hecho que aún precisan recorren un largo sendero para encarrilar sus vidas hacia los horizontes que desean.
Cada uno de ellos se guía por una serie de fundamentos que sustentan su día a día, los cuales quedan plasmados en sus redes sociales o en las emisiones que ofrecen (sea a través de los vídeos a tiempo real que ejecutan en escena, o en sus intervenciones en medio de las pequeñas conversaciones entre ellos en las que interactúan desde sus respectivos roles). El caso es que los integrantes de La Lola Boreal/Aurora Diago, nos han sacado a relucir que las nuevas tecnologías no tiene porqué se vistas como cosas que nos mediatizan de la realidad, sino como recursos con los que se está en el mundo. De lo contrario, los que no somos de la “Generación Z”, nos seguiríamos empeñando en vivir en un mundo que no se ha ensanchado tanto. Así, lo que hacen ellos hay quien lo lee como que “pierden el tiempo, mientras mantienen sus cabezas inclinas hacia las pantallas de sus dispositivos electrónicos”.
Dicho lo anterior, conviene tomarse en serio generar más espacios de encuentro para que todos nos sintamos que este mundo es compartido, no un lugar que está dividido de forma “territorial”(es allí donde entran, una vez más, las artes escénicas como vehículo de transformación social). Ya que si nosotros los espectadores, no nos dispusiésemos a ver piezas como Spoiler Alert: No Somos unos Youtubers Cualquiera, quizás no hubiéramos tenido a mano un marco que nos facilitase el comprender mejor todo aquello que les conforma. Dando lugar, a que reevaluemos la riqueza que está contenida en lo que forma parte decisiva de sus vidas: Un algo capaz de hacer emerger piezas tan hermosas, ingeniosas, experimentales, divertidas,… Como la que aquí nos ocupa.
Sí es que hasta cuando dispusieron a algunos de los que formábamos parte del público en los asientos que prepararon para ver el resto de este trabajo desde el punto de vista contrario al del patio de butacas, se demostró que no importa en qué lado de la “pantalla” se esté. Es decir: Lo que acontece se desarrolla, básicamente, de la misma forma, sea del lado que ese esté. He allí, que los intérpretes no descuidaron a nadie que formase del público, asumiendo con responsabilidad que de no “ampliar” el patio de butacas, hubiera quedado tácito que los dispositivos tecnológicos con los cuales afrontan al mundo, son “portales” que los transportan de un lugar a otro, no algo que les abstrae. Claro que muchos de nosotros usamos dichos dispositivos de maneras más o menos similares, pero no nos juzgamos los unos a otros como lo hacemos con los que pertenecen a la “Generación Z”, porque estos dispositivos fueron entrando en nuestras vidas de forma progresiva y “utilitaria”, no estaban allí como parte de nuestro “hábitat natural” de nuestra vida moderna.
En definitiva, me he quedado con ganas de ver Spoiler Alert: No Somos unos Youtubers Cualquiera al menos una vez más, no sólo porque he quedado fascinado del gran trabajo que llevó a cabo el equipo de La Lola Boreal/Aurora Diago; sino que además, porque esta pieza está llena de tal multitud de detalles que le hacen ser un pequeño «espacio de resistencia» a que personas de diversas edades y generaciones, no nos solamos relacionar de forma estrecha sin interpretar roles más o menos predeterminados.