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No sabemos si John Medesky tiene algo que ver en estos “patrocinios” musicales de los Glazz, pero es curioso que el excelente teclista haya colaborado activamente con los dos grupos que la banda del Puerto de Santamaría nos ha traído últimamente por estos lares “haciéndoles el favor” de telonearlos: A Love Electric y Screaming Headless Torsos.

Los Torsos vienen a una Sala Malandar con una media entrada muy decente, teniendo en cuenta que media Sevilla está viendo la final de la Champions y, en la otra orilla, el Auditorio ofrece el espectáculo de cierto cantautor pop de estudiado estilo y armonías polivalentes.

Esta vez los Glazz se dejan de experimentos sonoros e improvisaciones deslumbrantes proponiéndonos un repertorio basado en sus dos primeros discos: Lets Glazz y Cirquelectric. Y nos demuestran una vez más su buen estado de forma, revisando temazos como Don Ricardo o Fonkyman, con un inspiradísimo José Recacha. Tras De la Playita a la Ciudad y Triple Mortal  enlazan funkeando al estilo Torsos en un larguísimo Post Funk, y terminan con su obligado Punklerías, donde se luce Javi Ruibal, jaleo paternal incluido (se pudo ver al cantautor gaditano entre el público).

El ambiente está en su punto cuando entra ese pedazo de banda franquicia de nombre daliniano, Screaming Headless Torsos, que tras 20 años de historia y multitud de cambios sigue teniendo un sonido contundente sin bajar el listón de la calidad de sus músicos, aunque mantenga un único miembro original: el inefable guitarrista David Fiuczynski, “Fuze”.

Los Torsos vienen a celebrar sus 20 años de carrera y aparte de un par de temas de 2005 (Mind is a River y No Survivor) se centran en su primer disco, 1995, y el último, Code Red.

Comienzan con todo un himno de su primer disco, Word to Herb: un trepidante solo a dos bandas entre Fiuczynski y el vocalista, Freedom Bremner, que da paso a un fraseo hiphopero funkeado. Temazo que junto a otros de similar estilo propiciaron, en su día, la comparación con los celebérrimos R.H.C.P. Pero Los Torsos son más, mucho más.

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Les toca el turno a dos temas del Code Red, Brooce Swayne, con clara influencia del Genio de Minneapolis y Field of Light, de Groove irresistible y una melodía a lo The Love Boat.

Wedding in Sarajevo, la siguiente, consigue levantar al público con su indomable crescendo y unas variaciones rítmicas y armónicas dignas de una banda tan ecléctica. Mind is a River mantiene el listón bailongo rematando con un saturado solo de Fiuczynski y arropado por el excelente trabajo en la percusión de Daniel Sadownick.

Angel, tema póstumo de Hendrix, es junto con la sorpresa final el único cover que adorna el repertorio, en una versión larguísima que llevan hábilmente a su terreno: pura delicia.

Le siguen tres temas de Code Red, Almond Pear in Love, con riff inspirado en el War Pigs de Iommi, With You, con un sublime solo de bajo del artista invitado, Reggie Washington, y Sideway, versión ampliada, con un inspirado solo de Sadownick.

Con Smile in a Wave, de 1995, se emplean a fondo en el jazz fusión y en No Survivors el público, entregado, coreó al batería James “Biscuit” Rouse, que según explicó Fredom Bremmer acababa de ser padre, al grito de “bizcocho, bizcocho”.

Terminan el memorable concierto con dos versiones extendidas de Vinnie y Free Man, ambas de 1995, seguidos del cover sorpresa homenajeando a Prince, Purple Rain, de una impecable factura (parecen que llevan haciéndola toda la vida), y redondean con un bis de Free Man.

Esperemos que pronto vuelvan y que sea en fecha menos señalada. Y, ya puestos, que el próximo patrocinio de los Glazz sea los Medeski Martin & Wood (si de paso viene Scofield, tampoco nos íbamos a quejar).

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