Por Carmen Socías
Una mesa, una silla, un diccionario, un jarra de agua y un vaso; si a eso le sumamos un texto de Juan José Millás, la dirección de Emilio Hernández y la maestra interpretación de Juan Diego, tenemos delante el monólogo “La lengua madre”. La función estará en el teatro Bellas Artes de Madrid hasta el 3 de febrero.
Fulano (Juan Diego) nació como un conferenciante, y dos años después y muchas reuniones mediante, se convierte en una reflexión sobre la realidad partiendo de la manipulación del lenguaje. Un erudito profesor de provincias se pasea con humor sobre el momento que nos ha tocado vivir hablando sin tapujos, con la palabra en la mano y la conciencia en la mente.
Un agitar de conciencias muy saludable en un momento donde las palabras se pierden en palabrería, y donde conceptos como rescate, crisis, hipotecas, preferentes o reajustes, enmarañan y dificultan la comprensión de lo que está pasando.
“El deterioro del lenguaje hace que nos empobrezcamos como seres humanos”, así resume Juan Diego una función que trata de lo raro que es hablar o ser hablado. Con el actor sevillano intercambiamos palabras antes del estreno madrileño.
El Fulano de “La Lengua Madre” nace como un conferenciante y se reproduce casi como una persona del patio de butacas que sube al escenario, ¿cómo ha llegado el conferenciante a protagonista de “La Lengua Madre”?
Por obra y magia del autor, del director y del actor. A partir de ese conferenciante que se asombra al venir a dar una conferencia y se sorprende, espera a lo mejor de pronto ver a cincuenta personas y está lleno. Empieza a darle a su cabeza, que es su gran preocupación, y piensa que quizá seamos muchos los que estamos atentos a la catástrofe que se nos avecina en el lenguaje y en la vida, en las relaciones; y a partir de ahí se le va “la pinza” y vuelve y empieza con sus palabras de cuando era pequeño: sillo, silla, aspirino, bicicletos… Y ahí empieza a recorrer su relación con la madre, con el padre, con los hermanos, con su hijo, a encontrarse con gente de la calle, a encontrarse con la realidad, y es ahí donde empezamos a hacer ese trasvase de sensaciones y sentimientos con el público.
Esta función supone también un encuentro en la dirección con Emilio Hernández, después del trabajo conjunto en 1995, en la representación de “Hipólito” de Eurípides, ¿Cómo ha sido el trabajo con Emilio?
Fue muy fácil, le dije a Juan después del encuentro si le parecía bien, y le pareció maravilloso. Ahí empezamos a trabajar, y nos entendimos muy bien, con Emilio aparece la sensatez y la locura que quizá son las máximas del teatro, sensatez para cometer locuras. Durante meses y días (cerca de dos años) nos veíamos y hablábamos, transportábamos escenas, cosas, e íbamos creciendo el personaje. Emilio es uno de los grandes de la escena, sus montajes siempre tienen una característica de rompedores, no hablamos de los teatros de las salas pequeñas, sino de los teatros digamos oficiales. Tiene una sensibilidad especial para dirigir, que es la máxima mía, que lo he entendido muy bien que es hacer creer al actor que tiene el ordeno y mando; y si tú le haces creer al actor eso, el actor se pone arriba volando y después hay tiempo para bajarle, eso es fundamental.
¿Le han faltado buenas palabras al teatro para que Juan Diego haya tardado en volver a subirse a las tablas?
No, porque nunca me planteo qué hacer. Ahora me toca, y veo esas carreras que dicen que hay que programarlo y dices “no jodas gilipollas”, qué vas a programar en un país como este y en una industria como esta. De repente ha venido alguien que ha dicho venga ustedes a la mierda, ustedes a tomar por el culo, al 4% del PIB que somos lo que generamos la cultura del ocio, del teatro, la cultura, y la han mandado a la mierda. Nunca me he planteado nada, yo me planteo lo mínimo para pasarlo bien en la vida, subsistir, tener a tu hijo comido, calzao, amar de vez en cuando –no en tiempos revueltos, ni en ningún tiempo- y de la misma manera me planteo la profesión, nunca digo voy a hacer esto, por qué, para qué, yo creo que las cosas vienen. ¡Hombre! También las puedes buscar, pero para qué buscarlas, y después resulta que son un fracaso. Tiene que ser algo tan que le dé la vuelta a mi vida profesional, y esto ha venido así. Uno de mis mayores placeres es que nunca he tenido un espectáculo de teatro en el que lo pase tan bien, en el que tenga tanta ilusión en el que disfrute y me sienta dueño y señor del espacio en el que me muevo, conectando con la gente. Esto es un regalo, si lo hubiera empezado a buscar no habría sido tan fácil. Creo que hemos conseguido el principio nuestro que era: “el día que esto no nos guste y nos aburramos, nos vamos a casa, y no nos hemos ido y estamos muy contentos”.
En esta función Fulano es el protagonista, ¿Mengano es el público?
Perfectamente, y Zutano Juan Diego (ríe). Fíjate como son las palabras, depende de la entonación pero cuando dices llegó un fulano y bueno, pero si dices llegó fulana, es una puta. Las palabras de pronto te desconciertan, es una maravilla poder jugar con ellas como se hace aquí en la función.
La lengua Madre se lleva representando dos meses en distintas ciudades, Toledo, Sevilla, Granada, Murcia, Alicante…, y ahora llega a Madrid. ¿Se ha quedado sin palabras en alguna función?
No, no, me sobran. Pero sí que es verdad que por ejemplo en Toledo me quedé con la boca abierta, no podía imaginar que fuese motivo de tantas risas mi personaje, aplaudían e interrumpían, fue una noche maravillosa para los tres. Emilio miraba con cara de aprobación, y el Millás estaba exultante, tremendo.
¿Qué le evocan estas cinco palabras al pensamiento del Fulano de La Lengua Madre?
Democracia: “Democracia sobrevenida, es la apariencia una democracia”
Corrupción: “El pan nuestro de cada día de ellos, porque nosotros nos hemos quedado sin pan”
Educación: “Un crimen contra ella”
Esperanza: “La de la resistencia”
Teatro: “Voz del pensamiento.”
¿A quién le gustaría tener en el patio de butacas para recitarle este monólogo?
A la gente que más quiero, a mi hijo, a mis amigos, y a mucha gente anónima que me parece que son los grandes héroes de esta puta crisis.
Título | “La Lengua madre” |
Lugar | Teatro Bellas Artes de Madrid |
Fecha | Hasta el 3 de febrero |
Intérpretre | Juan Diego |
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