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#Música en la revista Achtung! | Por Marcos Rodríguez Velo

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Ha pasado un año desde que el dúo-matrimonio formado por Alison Moore y Patrick Riley, Tennis, presentase su primer disco, Cape Dory. Claramente influido por el viaje en el que se embarcaron durante siete meses a lo largo de la costa este de Estados Unidos, el disco fue un éxito entre la crítica y el público, a pesar de que distaba mucho de ser perfecto. Es más, aunque su música era sin duda agradable al oído y evocaba maravillosamente los paisajes de verano junto al mar, se veía empañada tanto por una sensación de impotencia como por un sentimentalismo que hacía que el disco en ocasiones naufragase en una distante frialdad.

Este segundo álbum suena a esa dulce pero fallida indiferencia que caracterizaba su debut a la que han añadido generosas cantidades de alma atormentada. Pero al público no se le engaña fácilmente, y todos nos hemos dado cuenta de que la angustia no es un gen presente en el ADN de Tennis, ésta es música para escuchar en tu barco, al sol, con la camisa abierta y tus pantalones blancos. Young & Old es parecido a su predecesor, alegre y fácil de tararear pero también, extrañamente, inhumano y artificial.

Por su parte, entre las buenas cualidades que tenía Cape Dory y que han evolucionado para mejor, se encuentra la voz de Alison. Se ha mantenido el sonido reverberante (ese eco como si estuviese cantando en el interior de un cuarto de baño), pero las voces son más sólidas e inmediatas y tienen una mayor variedad. En ocasiones parece que estemos escuchando una grabación antigua de alguna cantante soul. Probablemente sea una de las sorpresas inesperadas que nos ofrece el disco. Además, para dar un poco de profundidad y ayudar a Alison se han añadido palmas, chasquidos de dedos y coros de fondo, evitando así que recaiga todo el peso melódico sobre su voz.

Sin embargo, el buen ambiente de dulzura y alegría se diluye a medida que nos adentramos en el disco, es ahí cuando nos damos cuenta de que las letras se vuelven más sensibles, como en High Road o Take Me To Heaven. Pero a pesar de su aparente fragilidad, muchas de las canciones de este disco son de primera categoría, y escoger una que pueda considerarse como representativa del álbum es una tarea muy difícil, pero la decisión probablemente se decante entre Petition o Never To Part.

En definitiva, y al igual que el primer disco, Young & Old no está pensado como un desafío o un intento de innovación rompedor con la música existente, es más bien un elogio al rock veraniego, al pop de los años sesenta y a ciertos elementos de la new wave para escuchar cuando te sientas embargado por el amor y otras pasiones similares.

@marquitos_rv

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