Segunda jornada de Territorios con afluencia masiva de público donde la apuesta de la Organización diversificando al máximo el cartel con pop, rock, rap y músicas del mundo surtió efecto al congregar la mejor entrada de esta edición, colapsando el acceso con largas colas para entrar en el recinto.
Mártires del Compás volvían a subirse a un escenario tras ocho años de silencios, en una gira premonitoria -Hola y Adiós- donde el público respondió agolpándose en el escenario principal para escuchar a los sevillanos. La emoción se palpaba cuando salieron estos reyes del flamenco-billy y empezaron a desgranar las estupendas letras poéticas, socarronas y surrealistas.
A golpe de clásicos Chico Ocaña canta Tiriti Rap, “pelo de caracoles, camisa de mercadillo y en el pecho medalla de oro macizo”, entre tema y tema va dando estopa a los alcaldes Zoido y Espadas, para enlazar con Tangao, una historia de amor desesperado, entonado con el arrastrao noctámbulo de los garitos tangueros bonaerenses, a los que une caja y rasgueo flamenco. Veinte años les contemplan con letras reivindicativas o denuncia social, Oremus, Galicia Calidade, La Lava Tóxica de Aznalcóllar, con ese toque irónico para poder sonreír ante nuestras desgracias, como ejercicio de higiene mental.
La voz de Chico Ocaña está quebrada, pero su intención y señorío hacen arrinconar esta circunstancia para centrarnos en la jarana montada sobre el escenario interpretando Chulailo la Leilo, Sevillanas Billy, “con mi tabla de ‘wir-fisur’ voy a Tarifa y no hay viento, pregunto al ordenador pero me da datos confusos sobre el viento y tu amor”,transformando el Torero de Chayanne por Flamenco o Purple Rain de Prince por Pout Pourri.
Ilegales dejaron bien claro quiénes son antes de empezar su concierto, desplegando en el fondo de escenario una colosal sierra circular roja con el nombre de la banda sobreimpuestas en letras mayúsculas. En esta gira el trío se amplía a cuarteto con un nuevo miembro como segunda guitarra y teclados.
Jorge Martínez pertenece a una saga de rockeros de verdad, curtido en mil batallas que expulsa letras crudas y directas, aderezadas de guitarrazos impregnados en nitroglicerina. Después de su aventura con Los Magníficos vuelve a resucitar Ilegales con la fuerza y ganas de antaño para presentar con todos los galones temas de su nuevo álbum La Vida Es Fuego -2015- como Voy al Bar, Regresa a Irlanda, Hipster, entremetiendo sus ilustres temas de siempre: Europa Ha Muerto, Tiempos Nuevos Tiempos Salvajes, Agotados De Esperar El Fin, Revuelta juvenil en Mongolia …
Jorge Martínez arenga con sus letras que siguen vigentes tras más de treinta años “Diez mil obreros en paro esperan en la plataforma de suicidio colectivo”, mientras Alejandro Blanco implacable en el bajo patea al aire con sus botas los compases que salen de las cuatro cuerdas. Con Dextroanfetamina las guitarras suenan aún más afiladas como el ruido de una carpintería metálica, junto a unas poderosísimas líneas de bajo machacadas sin compasión.
Hacen amago de despedida pero no, a cuchillo suena Soy Un Macarra, después Jorge canta con la voz más profunda del averno Eres Una Puta, y como traca final: Destruye, con la batería a plena potencia y punteos furiosos de cuerdas para un soberbio apoteosis.
Si la cantidad de público que se congregó para ver a Ilegales fue tremenda, Calle 13 consiguió que se abarrotara aún más gente en la explanada y el palco de socios, apretujándose como en una lata de sardinas. Su legión de adeptos esperaba con frenesí esta cita de su gira Multi Viral para ver en directo a Residente, Visitante y PG-13.
Pero no todo iba a salir bien, los cambios de horarios y numerosos retrasos acumulados durante la jornada provocaron el enojo de las bandas afectadas y del público que durante demasiados minutos contemplaron atónitos cómo la música dejaba de sonar en el festival al no haber ninguna banda sobre alguno de los dos escenarios. Cuando les llegó el turno a Supersubmarina, el enfado de José Chino era monumental y durante toda su actuación cargó contra la Organización, pese a este ambiente enrarecido consiguieron que sus adeptos allí concentrados bailaran y corearan sus canciones.
The Ting Tings plantearon su actuación pasando de puntillas por su último álbum Super Critical -2014- apoyándose en We Started Nothing -2008- y Sounds From Nowheresville -2012-, adornados con temas de Boize Noise, Justice, Daft Punk o Talking Heads. Cuando Katie White está con la guitarra moviéndose furiosamente el público vibra, perdiendo fuelle al desaparecer al fondo del escenario y encargarse de los teclados. De todas formas saben que sus temas Great DJ, Hang It Up, That’s Not My Name conquistarán con seguridad al público.
Una vez finalizado el festival se plantean luces y sombras, a su favor el precio del abono muy asequible, la elección de bandas en plena proyección: The Strypes, DJs de renombre: Richie Hawtin, grupos que regresan: Ilegales, Mártires del Compás, superventas: Calle 13, Afrojack. En contra, esta excesiva diversificación intenta agradar a muchos y realmente convence a pocos. A eso se suma el colapso para acceder el segundo día de concierto tanto para público como socios, no tener previsto un DJ de continuidad para evitar parones simultáneos en los dos escenarios, o más apoyo a grupos locales que puedan visibilizarse en el Festival. Veremos qué ocurre en la próxima edición.